Era hora de redireccionar su vida, ya había encontrado una motivación para continuar. Ahora sería la danza el pegamento para reparar su fragmentada vida. No iba a esperar más, era hora de juntar esos pedazos que habían sido destrozados por las horribles circunstancias. Había decidido que a partir de ese momento, afrontaría la vida como si de tratase de un escenario; con una sonrisa en el rostro, dando lo mejor de sí.
Una vez en su hogar, solo hacía falta que llegara su madre para cenar y continuar con su semana, no pasó mucho tiempo para que esto sucediera. En la cena, su madre rompió su nueva rutina de silencio, diciéndole a su hija que Ángel la había invitado a comer al día siguiente. Alejandra, emocionada, aceptó la invitación, para luego acordar que él pasaría por ella a la escuela y se irían a comer.
Terminada la cena, Alejandra fue a su habitación para conciliar el sueño. Estaba feliz por el encuentro que tendría con esa persona que le inspiraba confianza y seguiridad.
Era hora de levantarse, Alejandra realizó su rutina habitual y emprendió la marcha para ir a la escuela. Una vez en clases, le anunciaron que se aproximaba los exámenes bimestrales. Lo cual se traducía en un inscesante estrés para ella, aunque también representaba la anhelada búsqueda de perfección a la cual estaba acostumbrada.
Por fin, luego de tediosos y aburridos repasos y guías, llegó el final de su jornada educativa. A la salida, Ángel la estaba esperando, y como lo había prometido, se dirigieron a un restaurante pequeño, pero no por menos encantador. Una plática amena y cómoda, inició su encuentro, desgraciadamente, esta fue interrumpida por una llamada para Alejandra, ella la rechazó y continuó platicando con Ángel.
Un mesero llegó a su mesa, dispuesto a brindarles un buen servicio, ambos hicieron sus órdenes y continuaron platicando hasta que el mesero hizo una nueva aparición, pero ahora, entregando sus platillos. Comenzaron a comer en silencio, pero este, fue rápidamente interrumpido por Ángel sucumbiendo a la presión.
- Tengo algo que decirte, Ale.
- ¿Qué sucede?— Preguntó sin tomarle mucha importancia.
- Antes de decirte, te pido que escuches todo y no me juzgues ni te enojes conmigo— La expresión de Alejandra cambió a una de confusión, y callada, lo observó— Soy tu padre—Alejandra permanecía atónita ante la confesión, y en cuanto pudo, habló.
- No juegues con algo así, Ángel
- No estoy jugando— Dijo él con seriedad— Te estoy diciendo la verdad, soy tu padre.
- No, eso no puede ser— Dijo renegando— Tú nunca me harías algo así, tú no me mentirías.
- Y no lo hago, estoy diciendo la verdad.
- Pero, ¿Por qué?— Preguntó confundida— ¿Por qué aparecer y decirme esto cuando peor está mi vida?
- Quise decírtelo antes, pero Ruth quería decirte hasta que se divorciara de Maximiliano.
- No— Dijo contundentemente— Tú no eres mi padre. Mi padre es Maximiliano porque él se encargó de criarme, él estuvo a mi lado en las buenas y en las malas, y él me ayudó a levantarme cuando caía— Suspiró y agregó— Tú no puedes decir que eres mi padre cuando solo comparto sangre y no un lazo que nos una—Ángel guardó silencio por unos segundos, respiró y dijo calmado.
- Te equivocas, también estuve ahí, te ví crecer, estuve en todos los cierres de curso en los que participaste, escuché cada uno de tus discursos y los aplaudí. Siempre estaba sentado al fondo de la sala, observándote y sintiéndome orgulloso.
- Eso no cambia nada— Dijo con firmeza— Tú y mi mamá me pudieron dar lo que siempre quise, una familia amorosa que no me ocultara nada. ¡Pudieron escapar cuando se prestó la oportunidad y darme lo único bueno me haría feliz el resto de mi vida!
- No era tan fácil— Añadió melancólico— Aún estaba estudiando. Y Ruth, si escapaba, se quedaría sin herencia, no podríamos darte lo que mereces.
- ¿Entonces no merezco ser feliz y vivir sin engaños ni mentiras?
- No es eso lo que quiero decir, es solo que jamás te hubiéramos podido dar la casa que mereces, o la escuela que mereces. ¡Solo pensábamos en ti!
- ¿Y por qué pensarían que una casa me haría feliz?, ¿Por qué pensar que ir a una u otra escuela me haría feliz?— Dijo renuente— Todo eso no son más que cosas materiales. ¡Mírame!— Exclamó frustrada— ¡He tenido eso y más y no soy feliz!, ¿Y sabes porque no lo soy?— Preguntó retoricamente— No soy feliz porque al final, lo que menos importa es la casa donde viví o la escuela donde estudié. Lo que importa, es el amor que di y recibí. Así que si me lo preguntas, sé que si habría sido feliz sin todo eso, porque teniéndolo no lo soy.Ángel quedó atónito ante su firme exposición. Ángel insistió en qué continuaran comiendo, pero la fuerte revelación, le quitó el apetito. Él aceptó su postura y se retiraron a casa de Alejandra. Ella se mantenía callada y pensativa. Se sentía traicionada, ya que él era la única persona con quién podía sentirse segura y tranquila, pero no podía hacerlo luego de saber que él estuvo involucrado en la farsa que llama vida.
Luego de unos minutos, llegaron al hogar de Alejandra, bajó del vehículo y agradeció la comida, él intentó decir algo más, pero antes de poder hacerlo, ella ya estaba por entrar a su domicilio. Una vez allí, se tiró en un sillón de su casa y revisó su celular, de inmediato, notó que tenía muchas llamadas perdidas de Carlos. Algo preocupada, le llamó. Carlos contestó rápidamente, se notaba un tono enojado en él, pero Alejandra se disculpó de inmediato, con un tono decaído y de cansancio. Carlos al notarlo, preguntó por la situación, ella le narró todo, y sin darse cuenta, lloraba al recapitular los hechos. Carlos intentó consolarla, e insistió en ir a verla, pero ella se negó ya que necesitaba tiempo para digerir lo sucedido y para pensar lo que sucedería después. Él aceptó un tanto inconforme, pero sin más, terminaron la llamada, permitiendo que Alejandra descansara.
Ese había sido otro horrible día para ella, se sentía frustrada y harta, cada vez que se motivaba para dejar todo atrás y continuar, sucedía algo que la obligaba a regresar. Sentía que estaba metida en un hoyo, y cuando escalaba para poder salir, alguien la jalaba para hundirla cada vez más. No podía continuar así.
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El Nacimiento De La Pasión
RomanceAlejandra es una joven de 14 años sobresaliente en la escuela, ella era la chica perfecta, pero todo se vino abajo el día que los secretos que la rodeaban se descubren. A la par, su carrera en el mundo del folklor comenzaba, pero, ¿será esto sufici...