Capítulo 11

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Había pasado un mes desde que conoció a Ángel, y le gustaba platicar con él, cualquier tema que surgiera, generaba un gran ambiente. Hace dos semanas, sus padres habían comenzado los trámites para su divorcio, y ya que Maximiliano no era el padre biológico de Alejandra, Ruth se haría cargo de ella.

Había pasado un mes también desde que le asignaron el solo a Alejandra, y Carlos se había ofrecido para ensayar con ella los Viernes y Domingos, ya que ella creía que no se lo merecía. Faltaba una semana para la presentación. Germaín la integraba cada vez más, mientras que Ximena no perdía la oportunidad de mostrar inconformidad.

Era sábado, el último ensayo que tendrían antes de la presentación, Carlos y Alejandra habían llegado antes para practicar su coreografía.

- No me siento lista, Carlos.
- ¡Lo estás haciendo muy bien!— Dijo con amabilidad— ¡Siempre me sorprendes!
- Muy bien no es suficiente. ¡Necesito hacerlo perfecto!
- Llevas un mes bailando, estás haciendo mucho más de los que muchos esperaban.
- Lo sé, pero no puedo evitar pensar que puedo hacerlo mejor— Dijo frustrada— ¿Cómo es que tú lo haces tan bien?
- ¿Quieres oír mi secreto?— Alejandra asintió— Mi secreto es que, al bailar, saco todo lo que he sentido en la semana. Todo el dolor, amor, tristeza y enojo; es liberado en cuanto la música empiezo. Así, bailando, puedo sentirme libre, y aunque mi odio quedé afuera, todos verán amor.
- ¿Y qué pasa si me equivocó?
- ¡Eso es lo mejor!— Dijo entusiasta— Nadie en el público, conoce la coreografía, si te equivocas, continúas.
- Pero no es tan fácil— Decía Alejandra renegando.
- ¡Claro que lo es!. Es lo mismo que en la vida, si te equivocas, continúas y aprendes de tu error para la siguiente presentación— Alejandra estaba algo decaída, pero Carlos, añadió— Ale, da lo mejor de ti en el escenario, disfruta cada segundo como si fuera el último, para que así, estés orgullosa de lo que hiciste. Disfruta incluso semanas después, presúmelo a todos los que veas, luego regresa a verlo, revisa tus errores, y corrígelos. Entonces sabrás que diste lo mejor de ti, pero que no es tu máximo.

Alejandra sonrió con cariño, y le dijo que continuaran antes de que llegaran los demás, y así lo hicieron. Pronto, llegaron todos, y el ensayo general comenzó.

- Óyeme bien— Dijo Ximena con tono amenazante— Lo admito, llegaste lejos. Pero recuerda que todo puede acabar en un tris, así que ten cuidado.

Alejandra no respondió nada. Había entendido que ella no hizo nada para ganar su odio, y que sea lo que sea que le dijera no le afectaría.

El ensayo terminó 3 horas después. Alejandra se fue a su casa, y toda la semana estuvo esperando ansiosa, su presentación. Desgraciadamente, sus padres le dijeron lo peor, ninguno de los dos podía ir, debido a sus trabajos. Alejandra se mostró comprensiva, pero en el fondo, estaba muy decepcionada.

Ya era Domingo por la mañana, todos debían estar en el gimnasio para después irse al teatro donde sería el evento. Alejandra se veía algo triste, Carlos, se acercó a ella para saber si estaba bien.

- ¿Qué tienes, Ale?
- Nada, Carlos. Estoy bien.
- No, no estás bien— Comentó preocupado.
- Es solo que mis padres no pueden venir, y de verdad esperaba que estuvieran ahí.
- Sé cómo te sientes, pero recuerda lo que te dije.
- ¿Y de qué sirve dar lo mejor de mí, si mis papás no estarán para verlo?
- Ale, esto es para ti. Tú luchaste durante semanas para lograr bailar y pisar ese escenario. No lo hagas porque ellos lo verán, házlo porque cuando lo veas, apreciarás todo tu esfuerzo. Házlo por ti y para ti.
- Pero gracias a ellos estoy aquí.
- Sí, pero tú eres quien renunció a muchas cosas por ensayar, eres quien practicó arduamente para mercer ese lugar. No te mortifiques por algo que no es tu culpa.
- Gracias por tus palabras de aliento, Carlos.
- No tienes que agradecer, estaré aquí siempre.

Por fin llegaba el momento de partir para irse a la sede de su evento, todos tomaron sus maletas y se subieron a los vehículo. Unos minutos después, ya estaban en los camerinos del teatro, terminando de arreglar los últimos detalles. Salieron al escenario e hicieron su marcaje. La canción que abriría, sería el solo de Alejandra y Carlos, después, el cuadro de Chihuahua continuaría, para así, ir con Veracruz y cerrar con Sinaloa. Al terminar de marcar la coreografía, regresaron a los camerinos para cambiarse y esperar que la gente llegara.

El sonido del micrófono anunciado la segunda llamada, apresuró a todos para que terminarán de cambiarse y de arreglar sus vestuarios. Su profesor llegó, y les dijo que salieran de los camerinos, porque pronto anunciarían la tercera llamada. Alejandra estaba nerviosa, era su  primera vez en un escenario, y la responsabilidad, era mucha.

- Cálmate— Dijo Carlos con serenidad— Debes permanecer tranquila.
- Es fácil para ti decirlo, ya has bailado muchas veces.
- No importa cuantas veces baile, siempre estaré nervioso.
- ¿Entonces por qué me dices que me calme?
- Porque es la única manera de que te concentres— Carlos la miró con amabilidad, y añadió— No te preocupes, Ale. Yo estaré aquí para ayudarte.
- Tercera llamada, ¡Comenzamos!
- Es nuestra señal.
- ¿Estás lista?
- Sí.

Dijo Alejandra emocionada. La música comenzó a sonar en cada rincón del teatro. Carlos la tomó de la mano para su posición inicial y le susurró al oído.

- Solo déjate llevar.

Ambos comenzaron a bailar. Armonizados al compás de la música, sus pies se deslizaban suavemente por el suelo, a la vez que lo hacían crujir con firmeza, al zapatear sobre la duela. Cada nota entraba por los oídos de Alejandra, mezclándose con su alegría de bailar, con su esfuerzo y con el amor con el que la ejecutaba, culminando así, en un sublime espectáculo. De vez en cuando, tenía algunos errores, Carlos solo le decía que continuará bailando y sonriendo.

La energía que fluía por su cuerpo, era indescriptiblemente satisfactoria y hermosa, sentía una calma que jamás había sentido en su vida, era una con la música, con el escenario, con los pasos y con su entorno. Se había fundido todo en una magnífica pieza. La melodía no era particularmente larga, pero Alejandra disfrutaba cada segundo como si su vida dependiera de ello.

La canción terminaba, y la posición final, se lograba luego de un giro, para culminar con aquel chico con una rodilla en el piso, y la otra en forma de escuadra, haciéndolo el lugar perfecto para que Alejandra se sentará. Carlos abrazándola y Alejandra sentada docilmente sobre su pierna, mirándolo fijamente, con sus rostros a solo unos centímetros de distancia. Justo en ese momento, Carlos dijo con suavidad y cariño.

- ¿Quieres ser mi novia?— Alejandra lo escuchó perfectamente, y la confusión se adueñó de ella, solo pudo responder del modo en el que se encontraba; confundida.
- ¿Qué?

Sin embargo, antes de poder decir algo más, la siguiente pista comenzó, obligándolos a incorporarse para continuar la siguiente canción. Dejándolos sin oportunidad de hablar.

El Nacimiento De La PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora