¡NO ME ODIEN!

2.9K 143 4
                                    

-En cuatro horas llegaremos a Roma, Italia -se escucha en nuestro camarote. Miro a Dante con una sonrisa. 

-¡Que emoción! -digo yo aplaudiendo. Dante me mira mal y se concentra en el libro que tiene en su mano. Se está leyendo Percy Jackson y el ladrón de rayo y está muy enganchado-. Tengo calor... -comento. Dante vuelve a mirarme mal. Me quito la manta que tenía encima de mi desnudo cuerpo, me acuesto boca arriba y me pongo a leer. Escucho como Dante gruñe frustrado, intento no reírme pero me es difícil. Mis pezones se ponen erectos por la corriente de aire que entra por la puerta del balcón, Dante se levanta exasperado de la cama y cierra la puerta-. Gracias, cari -digo y me muerdo el labio. Dante me fulmina con la mirada y se vuelve a acostar a mi lado. Lo estoy torturando. Hace dos días tuvimos nuestra ''pelea'' y lo he estado castigando de un muy buen modo, me paseo desnuda en nuestro camarote siempre que él está presente. No tengo nada de ropa. Al principio, Dan estaba bien con eso pero, luego, cuando no lo dejo tocarme o cualquier cosa, comenzó a enfadarse o sentirse frustrado.

Ambos leemos concentrados en nuestros libros. Me estoy leyendo el primer libro de una saga erótica y ahora voy en una parte un poco comprometida, la chica está siendo pentetrada por... bueno, por la puerta trasera. Eso tiene que doler un mo... ¡Un momento! Sonrío malvadamente en mi mente.

-Dan, amor -llamo su atención. Él gruñe la repuesta-. ¿Has tenido sexo anal? -él se atraganta con la pregunta, lo miro muy concentrada.

-No, nunca lo he probado ¿Por qué? -me encojo de hombros y me giro poniendome bocabajo nuevamente.

-¿Alguna vez has querido? -pregunto y fijo mi mirada en él, su mirada está posada en mi trasero, traga frozadamente y veo que se está poniendo colorado- ¡Oh, Dios! ¿Dan, te estás poniendo rojo? 

-Sí y no -contesta. Lo miro preguntandole con mi mirada a que se refiere-. Sí he querido tener sexo anal y no, no estoy poniendome colorado. Repito ¿Por qué? -vuelvo a encogerme de hombros.

-Curiosidad -murmuro y sigo leyendo el libro pero un poco intraquila- ¿Con quien has querido probar? - pregunto-. NO, no me digas -me retracto-. No, ni quiero saber.

-En realidad, nunca había pensado en hacerlo, hasta ahora -me mira y pone su sonrisa moja bragas (aúnque en este momento no lleve) en su cara mientras mira mi culo-. Hasta que tu sacaste el tema, ángel. Así que respondiendo a tu pregunta, quiero probar contigo, sólo contigo -contesta y yo le sonrío con su buena respuesta. Me acerco a él y le doy un beso, un buen beso.

-Lástima que estés castigado -digo apartandome de su cuerpo. Él gruñe nuevamente-. Dios, pareces un perro con tanta gruñidera.

-¿Gruñidera? -pregunta con su ceja arqueada.

-Sí -le digo yo sacando la lengua. En vez de seguir con mi lectura, dejo el libro a un lado y me acuesto de lado-. Me voy a echar una siesta.

-Está bien. Te despierto sobre las... -mira el reloj- cinco.

-Vale. Gracias. Te quiero -digo.

-Mentira -murmura y yo sonrío.
*-*-*-*

¡Qué calor! Es lo primero que pienso cuando cambio de sueño, no veo nada solo siento calor en todo mi cuerpo. Siento como si estuviera rodeada de miles y miles de velas. De repente, siento aire frío justo por encima del ombligo, ese cambio de clima hace que mi espalda se arquee. La corriente de aire fría va bajando y se detiene en mi ombligo.

Gimo.

Vuelve a moverse el frío aire hasta que llega a mi centro y se concentra ahí, el aire se ha convertido en algún líquido que hace que mi cuerpo entero se estremezca de tal manera que me despierto.

Último primer día [sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora