Quedas avisado Dante!

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-Tengo sueño -le digo a Dan en clase libre de matemáticas-. Mucho sueño.

- Duerme en mi hombro, ángel -pongo mi cabeza en su hombro. A los pocos minutos, se acerca Daniel.

-Toma -le entrega la libreta verde de hace dos semanas y la tira en su mesa, pero rebota y va a mis piernas.

-¡Uhmm...así que me romperás la cara! -digo, levantándome rápido y abriendo la libreta.

Huyo de ellos, pero aún no he leído nada de nada.

-¡Ángel, dame la libreta! -gruñe Dan, no se ha acercado a mi ni Daniel tampoco.

- Eleanor, danos la libreta -dice Daniel. Niego con la cabeza.

-¿Qué estáis escondiendo? -digo, bajo la cabeza y leo- ¡Oh, dios!

-Mierda -dicen ambos.

Cambio de páginas y leo cosas alucinantes, tanto que dan asco. Siento que mi estómago y corazón están en mi garganta.

Miro a Dante y a Daniel con cara de asco. Cierro la libreta y se la acerco a Dante. Él la coge y me mira.

-Ángel, déjame te... -lo miro mal y se calla.

-No, da igual -digo-. Es vuestra vida, hagan lo que quieran...-digo, pero después recapacito-. Bueno, no, no lo hagan. Tienen que respetar a las chicas ¿En serio? ¿Qué somos para ustedes? ¿Un puñetero número para la puta libreta? -alzo la voz. Ambos tienen la cabeza agachada-. Son de lo peor, jugando así con ellas... -pienso en las veces que me he besado con Dante- con nosotras -en ese momento Dante me mira y su mirada es triste.

-Ángel... -empieza.

- Déjalo, Dante -levanto una mano y paso por su lado.

-Eli... -empieza Daniel- nosotros...

-¿Qué? ¿Son imbéciles? Se acaba de demostrar -le digo-. No tenéis vergüenza...

¡Dios, Dios! Lo que acabo de ver. Es increíble. No me lo esperaba. En esa libreta están todos los nombres de las chicas con las que se han besado, tocado de más o follado. Están todas las chicas numeradas con su número de teléfono y puntuación según lo que ha hecho. Increíble. ¡No lo supero! ¡Dios! ¡Hijos de su madre!

- Ángel -se sienta a mi lado-. No te enfades -dice, empiezo a reír.

-¿Qué no me enfade? ¿Qué eres? ¿gilipolla? -digo, la gente nos mira y bajo la voz.

- Ángel, por favor -pide-. Sé que puedes estar celosa, pero...

-¿Celosa? -grito-. Ni siquiera es por eso ¿y por qué tendría que estar celosa? Da igual -digo automáticamente-. Lo que ustedes hacen es insultar a las mujeres, son unos cabrones. Nos desvalorizan -digo-. Celosa -repito con sarcasmo en la voz.

- No lo hacemos para eso... ellas no lo ven solo es para nosotros -dice, está nervioso, no sabe que decir.

- Se supone que solo lo ven ustedes, pero eso se puede perder, lo puede ver cualquiera ¿No lo hice yo? -digo-. No son lo suficientemente hombres... ¡Le ponen notas! -digo, de pronto, se me ocurre algo-. Así que... Dan ¿Qué número soy? ¿Y mi nota?

-Ángel -mira el suelo-. No estás en la lista.

¿Whaaaaaat? ¡Eso no me lo esperaba! siento que las mariposas revolotean por toda mi barriga.

-¿Me tengo que sentir ofendida o halagada? -pregunto. Va a contestar pero suena la campana, me levanto de mi silla y me voy lejos de él.

-Ángel, espera, por favor -corre detrás mío.

- Dante, da igual, de verdad -digo-. Lo único que pasa es que siento un poco de repulsión hacia ustedes, lo que hacen... -digo-. Ya se me pasará, pero ahora mismo simplemente no puedo siquiera mirarte a la cara -me doy la vuelta y me voy. No me sigue.

*-*-*-*-*

-¿Qué tienen que? ¿En serio? Esos bastardos, hijos de Lilith* -y así continúa Tris diciendo sobre Dante y sus amigos-. Me alegro que se besen, toqueten y follen con montón de chicas y que hablen con sus amigos sobre eso. ¡Bien! ¿Pero ponerlo en una puñetera libreta?

¡Alguien que me comprende! Pienso exactamente lo mismos.

-Nos desvalorizan, nos hacen parecer nada, un puto número en una puta libreta ¡Dios! -agrega Tris-. Cuando los vea les voy a dar paradas por todo el culo.

-¡Hey, relaja la raja, maja! -le digo-. No es para tanto -digo.

-¿Qué no es qué? ¿Cómo que no?

- O sea, es horrible lo que ellos han estado haciendo, pero son chicos ¿qué esperas? -digo.

- Buen punto -concuerda conmigo-. Además nosotras prácticamente hacemos lo mismo... aunque nosotras lo hablamos no lo escribimos -dice- en fin... ¿Vamos a hacerlos sufrir? ¿a que sí?

-¿Qué? -pregunto con cara de ¡¿Qué dices, niña?!

-Vamos a ver, me acabas de decir que ambos te pidieron perdón y bla bla ¿no? -asiento-. Pues es porque le importa lo que piensa una chica, sobre todo a alguna cercana.

- No veo tu punto.

-¿Cómo puedes ser tan lista unas veces y tan tonta otras? -le pego una manotazo- ¡Auuu! ¡Dolió! -le respondo que era lo que pretendía- ¡madura! -me acusa-. Bueno me desvío del tema, así que los vamos a hacer sufrir diciéndoles que nos han decepcionado, que los esperábamos más hombres, blablabla

Ruedo los ojos exageradamente, pero acepto. En realidad, si estoy un poco -puede que mucho- decepcionada, no me parece muy bonito, lo que han estado haciendo. Los voy a hacer sufrir. Sobre todo a Dante Danger.

*-*-*-*-*-*

-¡Ángel! -siento a Dante detrás mío, me coge de la cintura y me mete en una habitación.

-¿Qué coño haces, Dante? -digo por la sorpresa.

-Vengo a hablar contigo sobre la libreta.

-Me da igual lo de tu libreta -digo-. Ahora si me permites... -intento moverme hacia la puerta pero Dante me impide el paso.

-No, no te lo permito -me coge y me apoya en la pared-. Ahora vas a escucharme -me sostiene cerca de su cuerpo solo puedo mover los dedos y la cabeza.

- Daniel -digo, para que se de cuenta que estoy enfadada-. No tienes que explicarme nada, absolutamente nada. Es tu vida, son tus chicas y haces lo que quieras -digo.

-¡No son mis chicas! -dice-. Y sé que es despreciable los que los chicos y yo hemos hecho. Pero tienes que entender que que empezamos cuando dimos todos el primer beso y lo hemos seguido por divertirnos y se fue agrandando cuando perdimos la virginidad y demás...

-Dan, en serio, da igual, déjame vamos a clase -le digo cuando escucho la campana.

- No -empiezo a moverme y a empujarlo, lo llego a mover pero el me presiona más fuerte y me besa. ¡Me besa! Y le devuelvo el beso. No sé que es lo más fuerte.

Sus manos vuelan a mis piernas, las coge y las levantan haciéndome rodear su cintura con ellas. Seguimos basándonos, ahora mi trasero está siendo sostenido por sus manos. Y hago una cosa que nadie se hubiera esperado. Le muerdo la lengua.

Las cosas a partir de ahí pasan muy rápido. Él se lleva las manos a la boca, yo bajo mis pierna y subo una de mis rodillas dándole con ella en la parte de arriba de su amigo más preciado. Él se agacha por el dolor.

- No me vuelvas a besar así. Estoy harta de que me beses como si tuvieras el puñetero derecho. Eres mi amigo no mi novio ni nada por el estilo -le grito.

- Eso no parecía molestarte antes, ángel -dice.

-Antes pensaba que eras más hombre de lo que realmente eres. No quiero ser un puto número más. Quedas avisado Dante -digo y salgo furiosa dando un portazo.

Último primer día [sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora