Gracias.

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-Nada... nada -vuelve a mirarme fijamente, miro detrás mío y no hay nada fuera de lo normal, mucha gente con sus maletas buscando la puerta de embarque-, es sólo que... voy a extrañar a mi mamá y a la mocosa -a su hermana, se absorbe los mocos-. Es solo eso. Además, estoy super emocionada por empezar la universidad. Antes de que Lucas llegue vamos a ir a una fiesta universitaria.

-¿Fiesta universitaria? -digo yo-. ¿A principio de septiembre? Quedan como ocho días para que empiece la universidad y tu novio ya estará aquí así que... -me encojo de hombros.

-Pues vamos a una discoteca.

-Somos menores de edad. La unica que cumple eres tú y aún te quedan diez días y ya está tu novio aquí.

-¡Pues nos vamos de putas! -dice exasperada.

-Seguimos siendo menor de edad.

-Pues nada, íremos al cine. Amargada.

-No es culpa mía que nuestras madres nos hayan tenido tan jodidamente tarde -me excuso-. Además, no hay nada mejor que el cine. 

-Sí que lo hay. Los libros -dice ella-, o el sexo -la miro y pongo los ojos en blanco.

-Pues no lo sé... ahora yo tendré que hacer uso de Manuel -levanto mi mano y muevo mis dedos. Tris suelta una carcajada desde lo más adentro de ella.

-Y de mi regalo de cumpleaños -me recuerda. 

-¿Sabes qué? -ella niega con la cabeza, comienzo a reír mientras me pongo roja. De mi maleta de mano, saco mi consolador rojo, Tris abre los ojos como plato y comienza a reír. Me encojo de hombros-, ya sé lo que es un orgasmo, no podré vivir mucho sin él, así que nunca viene mal una ayuda extra.

-Te lo digo sólo porque eres mi mejor amiga -me advierte-, pero los consoladores son lo mejor que han inventado. El otro día que me pelee con Lucas...

-¿Cuándo? -pregunto asombrada.

-Hace como medio mes, antes de irnos. Fue una idiotez tan grande que me dio vergüenza decirte algo -pongo los ojos en blanco-. Volviendo al tema, estaba enfadada con él y no recuerdo porque me puse -se muerde el labio por vergüenza-, ya sabes.

-¿Cachonda perdida? -la ayudo. Ella se ríe y asiente con la cabeza.

-Exacto. Y estaba el consolador, que tú me diste, mirándome desde lo alto de la estantería, así que, bueno, yo lo probé. ¡Y Dios mío! -dice abanicándose con la mano. Ambas comenzamos a reír como tontas.

-Pues ahora me tocará probarlo a mí -sonrío haciéndola reír más.

-Me estoy meando.

-¡Viva la fineza! -la interrumpo. Ella me muestra el dedo corazón.

-Voy a mear -se levanta y se va-. Cuida las maletas, perrita -esta vez, le enseño yo el dedo.

No me gusta quedarme sola. Han pasado doce días y he podido saber llevar mis pensamientos, pero cuando estoy sola mis pensamientos se dirigen solo a una persona. Y lo odio. Me hago daño a mí misma. Me hice una promesa y es que a penas ponga el pie en el avión me voy a olvidar de Dante. O lo intentaré. Lo veo bastante díficil. Dante es mi primer amor real. Lo amo mucho. Siempre que leía mis libros deseaba tener un amor como los del libro pero pensaba que eso solo sucedia en ellos. Nunca en mi vida pense en enamorarme de alguien tanto como lo estoy de Dante. Pienso que es imposible que pueda querer a alguien tanto como lo quiero yo a él. Sé que va a ser imposible. Mis ojos comienzan a llenarse de lágrimas. Estos últimos días he estado más llorona de lo normal. No me gusta llorar tanto.

Alguien se sienta a mi lado pero no lo miro porque no quiero que me vean llorar. Mi garganta está presionada.

No llores, Eleanor, no llores, no llores.

Último primer día [sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora