Lo siento tanto, ángel, por favor, perdóname

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¡Lo besa! ¡Lo está besando! Él la coge de la cintura y la apega más a él. Yo me quedo plasmada. Los miro muy descaradamente. Mi boca tiene que estar llegando hasta el suelo o más.

Alguien me gira y me abraza, es Dante. Lo abrazo de vuelta.

-¡Se están besando! -murmuro conmocionada-. Lucas y Tris se están besando -vuelvo a murmurar aún más conmocionada. Dejo de abrazarlo y miro a Lucas y a Tris que ya no se están besando.

-¡Danger! ¡Eres el puto amo! -dice Tris roja. Lucas también lo está. Todo es raro.

-Tú -señalo a Tris- y tú -señalo a Lucas- os estabais besando hace dos segundo -digo levantando dos dedos. Ella me mira y me fulmina con la mirada. Lo ignoro completamente.

-Fue el momento de emoción -se excusa-. Te hubiera podido besar hasta a ti, Eli. Simplemente, me emocione demasiado -la miro y le muestro mi mirada de sé que no me estás contando nada. Pero ella me ignora. ¡Se estaban besando! Lucas es el chico misterioso. Él lo es.

Me olvido de eso y abrazo a Dan otra vez, esta vez con más emoción.

-¡Felicitaciones! -le digo-. Tu labio se ve mal -comento, le doy un piquito en su labio y siento el sabor de su sangre cuando lamo mi labio. Pongo cara de asco y él se ríe.

-¿Sufriste mucho?

-No -digo mientras nego con la cabeza también-. Hoy no tanto, vas mejorando, Daniel -le guiño un ojo y el vuelve a reír. Amo cuando ríe.

-¿Vamos a ir a mi casa, ángel? -asiento. Hoy mi madre trabaja desde las siete hasta mañana las once de la mañana, tiene doble turno. Así que, hoy voy a dormir en casa de Dante ya que su mamá tampoco va a a estar. Y preferimos dormir en su cama doble... bueno, intentar dormir...

*-*-*-*-*-*

-¿Ángel? ¿te estás duchando? -pregunta Dante.

-No, estoy en la ducha lavando ropa a las siete de la mañana -digo con ironía.

-Uno nunca sabe, ángel -cierro la llave y cojo el gel de ducha mientras me río. Comienzo a enjabonarme cuando escucho como se abre la puerta y siente como el aire frio choca contra mi piel-. No hay nada más sexy que tu mientras te enjabonas -me giro y lo veo a él desnudo. Aun no me acostumbro a verlo así. Me pongo roja y, sin pensarlo, me tapo los pechos. Más de una vez, los ha visto e, incluso, saboreado.

Se mete en la ducha junto a mi, coge el jabón y se lo echa en sus manos, se acerca a mi y comienza a enjabonarme.

-La primera vez que hice esto, tenía resaca y me vomitaste encima -dice.

-Oh, no me lo recuerdes, que vergüenza -murmuro. Las manos de Dan siguen su camino y acarician mis pechos. Gimo flojo y él sonríe. Sus manos bajan y enjabonan mis piernas. Cuando sube, él me agarra por mi trasero y me acerca a él. Yo me río, aunque dejo de hacerlo cuando siento al pequeño Dan despierto (Odia que lo llame así, porque de pequeño sólo tiene el nombre).

-Dan... -susurro-. Vamos a llegar tarde cono sigas así -él se encoge de hombros. Me separo de él y él suelta un gruñido de frustración, cojo el jabón y hago lo mismo que él. Mis manos comienzan por el cuello bajan por su pecho, luego por su barriga. Me arrodillo y comienzo a enjabonar sus piernas. Vuelvo a levantarme, miro a Dan a la cara y sonrío, mis manos llegan a su pene y lo enjabono, Dan abre los ojos sorprendido y yo río. Cuando considero que está lo suficientemente limpio, paro. Él me mira y sus ojos muestran la frustración que siente ahora mismo. Yo le sonrío, abro la llave y el agua cae sobre nosotros. Acerco a Dante y lo beso. Pretendía que el beso fuera lento y bonito, pero Dan no lo permite, hace el beso rápido, pasional y muy caliente... Me acerca a la pared de azulejos azules y me coge por las piernas. Cuando menos me lo pienso, siento a Dante dentro de mí.

Último primer día [sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora