Venus y el príncipe mestizo [6]

Capitulo 3

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REENCUENTRO

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-Ven Venus, vamos a la habitación de Ginny- dijo la señora Weasley, ambas mujeres subieron hasta el cuarto de Ginny que la recibió con un abrazo, ahí estaban las cosas de Hermione también, así que supuso que estaría aquí. -Los chicos están en la habitación de Fred y George, te están esperando-

-Gracias señora Weasley- dijo Venus y fue aquella habitación, abrió la puerta con cuidado para que no la notaran. -Creí que se pondrían felices al verme- dijo risueña.

-¡Venus!- dijo Hermione y corrió a abrazarla.

-Ya te extrañábamos- dijo Ron.

-Yo igual, no esperaba el momento de llegar- dijo Venus y ahora fue turno de Harry abrazarla, a diferencia de los anteriores dos abrazos, ese fue mucho mas largo.

-Ya nos estábamos preocupando por ti- dijo Harry luego del abrazo y sus amigos los miraban atentamente.

-No debes preocuparse por mi, puedo hacerlo por si sola- dijo sonriendo.

-¿Porque no vuelven?- pregunto de la nada Ron provocando sonrojos de ambos.

-¡Ron!

-Lo siento pero es la verdad, se ven muy lindos juntos- dijo Ron logrando mas sonrojo de ambos. Era verdad que ambos se extrañaban y se seguían amando, tal vez mas desde su ruptura, pero Harry sentía vergüenza al hablar de eso con Venus, y mas al recordar el beso con Cho y tal vez que la chica lo odie por eso. Mientras que Venus ponía algo nerviosa con ese tema y más ahora que estaba saliendo con John Be.

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A la mañana siguiente ya se encontraban en el callejón diagon. Al llegar se habian encontrado con Hagrid que los acompaño, aquel lugar tan hermoso y lleno de vida ya no se encontraba así, el callejón diagon estaba diferente, el ambiente era bastante triste, solitario y peligroso.

Los llamativos y destellantes escaparates donde se exhibían libros de hechizos, ingredientes para pociones y calderos, ahora quedaban ocultos detrás de los enormes carteles de color morado del Ministerio de Magia que había pegados en los cristales (en su mayoría, copias ampliadas de los consejos de seguridad detallados en los folletos que el ministerio había distribuido en verano). Algunos carteles tenían fotografías animadas en blanco y negro de mortífagos que andaban sueltos: Bellatrix Lestrange, por ejemplo o su padrino, Ares De'Ath, miraba con desdén desde el escaparate de la botica más cercano.

-¿No quiere una para su hijita, señora? -abordó a la señora Weasley lanzándole una lasciva mirada a Ginny-. ¿Para proteger su hermoso cuello?

-Si estuviera de servicio... -masculló el señor Weasley mirando con ceño al vendedor de amuletos.

-Sí, pero ahora no detengas a nadie, querido, que tenemos prisa -le rogó su esposa mientras consultaba una lista, nerviosa-. Me parece que lo mejor sería ir primero a Madame Malkin; Hermione quiere una túnica de gala nueva y Ron enseña demasiado los tobillos con la del uniforme. Y tú también necesitarás una nueva, Harry, porque has crecido mucho. Vamos, por aquí...

-Molly, no tiene sentido que vayamos todos a Madame Malkin -objetó su marido-. ¿Por qué no dejas que Hagrid los acompañe a ellos cuatros y nosotros vamos con Ginny a Flourish y Blotts a comprarles los libros de texto?