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EL PRÍNCIPE MESTIZO
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Slughorn sonrió radiante y miró a Harry, sentado al lado de Hermione.
-¡Aja! ¡«Una de mis mejores amigas es hija de muggles y es la mejor alumna de mi curso»! Deduzco que ésta es la amiga de que me hablaste, ¿no, Harry?
-Sí, señor.
-Vaya, vaya. Veinte bien merecidos puntos para Gryffindor, señorita Granger y De'Ath-concedió afablemente Slughorn.
-Por supuesto, la Amortentia no crea amor. Es imposible crear o imitar el amor. Sólo produce un intenso encaprichamiento, una obsesión. Probablemente sea la poción más peligrosa y poderosa de todas las que hay en esta sala. Sí, ya lo creo -insistió, y asintió con gesto grave hacia Malfoy, que sonreía con escepticismo-. Cuando hayan vivido tanto como yo, no subestimarán el poder del amor obsesivo... Bien, y ahora ha llegado el momento de ponerse a trabajar.
-Señor, todavía no nos ha dicho qué hay en ése -dijo Ernie Macmillan señalando el pequeño caldero negro que había en la mesa de Slughorn. La poción que contenía salpicaba alegremente; tenía el color del oro fundido y unas gruesas gotas saltaban como peces dorados por encima de la superficie, aunque no se había derramado ni una partícula.
-¡Aja! -asintió Slughorn. Venus intuyó que al profesor no se le había olvidado esa poción, sino que había esperado a que algún alumno le preguntara para lograr un efecto más impactante-. Sí. Esa. Bueno, ésa, damas y caballeros, es una poción muy curiosa llamada Felix Felicis. No tengo ninguna duda, señorita Granger -añadió dándose la vuelta, risueño, y mirando a Hermione, que había soltado un gritito de asombro-, de que sabes qué efecto produce el Felix Felicis.
-¡Es suerte líquida! -respondió Venus con emoción-. ¡Te hace afortunado!
-¿Por qué no la bebe todo el mundo siempre, señor? -preguntó Terry Boot.
-Porque su consumo excesivo produce atolondramiento, temeridad y un peligroso exceso de confianza. Ya sabes, todos los excesos son malos... Consumida en grandes cantidades resulta altamente tóxica, pero ingerida con moderación y sólo de forma ocasional...
-¿Usted la ha probado alguna vez, señor? -preguntó Michael Corner.
-Dos veces en la vida -reconoció Slughorn-. Una vez cuando tenía veinticuatro años, y otra a los cincuenta y siete. Dos cucharadas grandes con el desayuno. Dos días perfectos. -Se quedó con la mirada perdida, con aire soñador. Venus se pregunto si llegara a beber aquella poción que lograría hacer-. Y eso -dijo tras regresar a la tierra- es lo que les ofreceré como premio al finalizar la clase de hoy.
Todos guardaron silencio, y durante unos instantes el sonido de cada burbuja y cada salpicadura de las pociones bullentes se multiplicó por diez.
-Una botellita de Felix Felicis -añadió Slughorn, y se sacó del bolsillo una minúscula botella de cristal con tapón de corcho que enseñó a sus alumnos-. Suficiente para disfrutar de doce horas de buena suerte. Desde el amanecer hasta el ocaso, tendrán éxito en cualquier cosa que se propongan. Ahora bien, debo advertirles que el Felix Felicis es una sustancia prohibida en las competiciones organizadas, como por ejemplo eventos deportivos, exámenes o elecciones. De modo que el ganador sólo podrá utilizarla un día normal. ¡Pero verá cómo éste se convierte en un día extraordinario!
»Veamos -continuó Slughorn, adoptando un tono más enérgico-, ¿Cómo pueden ganar mi fabuloso premio? Pues bien, abriendo el libro Elaboración de pociones avanzadas por la página diez. Nos queda poco más de una hora, tiempo suficiente para que obtengan una muestra decente del Filtro de Muertos en Vida. Ya sé que hasta ahora nunca habían preparado nada tan complicado, y desde luego no espero resultados perfectos, pero el que lo haga mejor se llevará al pequeño Felix. ¡Adelante!
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Venus y el príncipe mestizo [6]
FanfictionCon 16 años cumplidos, Venus sabe que las cosas cambiaron. El año pasado vio morir a una de las personas mas importantes de su vida. La guerra se esta aproximando y con el tiempos oscuros. Todo es distinto ahora, si no aprendes a defenderte morirás...