Capítulo 37- Ilusiones rotas

186 16 10
                                    

Mierda. Makis se había dado cuenta.

- Qué miras?- No podía soltar mi mirada mientras nos alejabamos. Necesitaba ir lo antes posible.

- Ya vuelvo.- Besé suavemente sus labios, antes de tirarme en busca del anillo que me había enamorado.

Ilusiones rotas? Sí, el anillo no era de oro y el diamante sólo era una perla cualquiera, mientras que deformarlo era muy fácil.

- Qué estabas haciendo?- Ella me había esperado para subir las escaleras, mientras que yo sólo volvía a abrazarla.

- Vi un anillo que me había gustado, pero...-

- No cumple con tus expectativas.- Asentí rápidamente, mientras ella reía.- Las había cumplido, pero te ilusionaste de más.-

- Cómo tu embarazo.- Susurre perdida, mientras que ella sólo me abrazaba aún más fuerte, besando mi mejilla, antes de ir a perdernos en la ropa de marca, mientras que ella quería ir al otro extremo, dónde las prendas no eran de diseñador.

Tenía demasiado olor a combustible, pero ella se había empeñado en probarse un vestido escotado.

El cierre estaba falseado y había terminado en el mismo probador, mientras que ella se lo quitaba lentamente, pero ni siquiera mirar hacia otra parte había servido. Ya estaba dentro suyo y con protección.

Sus gemidos intentaban ser silenciosos, pero sólo podía sentir cómo los guardaespaldas le restringían el paso a la vendedora, besando suavemente el cuello de Makis, mientras que su mano intentaba callar sus propios gemidos, llegando a un placentero orgasmo.

- Te espero fuera.- Susurre cuando ya estuve arreglada una vez más, intentando esconder la esencia derramada, mientras que la mujer me miraba con enojo.

Le había hecho algo?

- No suele ir mucha gente a los baños.- Mi novia ya había entrelazado nuestros brazos.

- En Zara tendremos un probador sólo para nosotras y nadie nos molestará.- Sonrió con cierta picardía, mientras entrábamos en el lugar, separandonos, mientras que ella simplemente volvía a mi lado con algo más en serio y no para molestarme, mientras yo tomaba lo que necesitaba, perdiendonos en los probadores.

- Nunca te probaste un vestido?- Asentí suavemente.

- Marcaba todo, cada detalle.- Ella sólo rió, mientras seguía negando, intentando olvidar una vez más la imagen aparecía en mi mente para atormentarme en los peores momentos.

- Corbatas?- Preguntó cuando ya había cerrado mi camisa.

- Me aprietan y no me gusta cómo me quedan.- Su vestido azul resaltaba sus perfectas curvas, mientras que yo simplemente volvía a cambiarme, admirandola desvestirse, mientras que me apoyaba en la puerta.- Quieres que busquen alguna blusa o alguna camiseta?- Negó rápidamente, mientras salía del probador, las ideas de sexo se habían esfumado con facilidad, mientras que el hambre comenzaba a aparecer, sólo que Makis parecía necesitar ir al baño, pero su rostro no era el más alegre.

- Me bajó.- Asentí suavemente, mientras la abrazaba. No había embarazo. Y no había nada que lo cambie.- Pero no por eso tendremos que cambiar de opinión y empeñarnos en algo, podemos intentarlo en otro momento.- Asentí una vez más, mientras la besaba.

- Te amo, pequeña.- Susurre sonriendo, mientras que ella sólo tiraba de mí, subiendo al último piso.

- Yo también te amo, pero no puedes decirme que vinimos sólo por ropa cuando sólo quieres ir por hamburguesas.- Alcé mis hombros con cierta burla, mientras nos dirigíamos al mcdonald's, sonriendo junto a ella, mientras hacíamos nuestros pedidos, notando cómo Makis pagaba.

- Eso no se vale.- Me quejé, luego de que le entregara en efectivo la suma correspondiente de nuestro pedido.

- Sí se vale, ya pagaste muchas cosas por mí, es mi turno.- Rodé mis ojos, mientras ella me daba un suave beso.- No me olvido lo del probador, lo pasaste por alto y me dejaste con ganas de más.- Abrí mis ojos notoriamente.- A cambio, quiero que me dejes conducir.- Negué rápidamente.

- Nadie más puede conducir mí auto.- Dije altanera, mientras su rostro de enojo me hacia dudar.

- Sólo hasta la muestra.- Suplicó tirando de mí blusa cómo una niña pidiendo un juguete, permitiéndole su capricho luego de su insistencia.- Serás premiada exitosamente.-

- No necesito que me des premios todo el tiempo.- Susurre dándole una mordida a mi hamburguesa.- Con tenerte ya es suficiente.-

- Pero puedo ser más suficiente y tener sexo donde quieras, en el momento que quieras.- Susurró comiendo una de sus papas.

- Y si quiero hacerlo justo aquí?- Levantó sus hombros, mientras mordía su labio inferior, las dos parecíamos con demasiadas ganas de comer otra cosa.- Podemos ir a la muestra después de cenar y dar una vuelta por casa.- Sugerí terminando mi Coca-Cola.

- Nunca me ataste a las rejas de tu habitación.- Mordió su labio inferior, mientras acercaba mi rostro al suyo, por encima de la mesa.

- Porque aunque te portas mal, no la utilizo.- Mordi la papa que había en su mano.

- Creo que necesito que la utilices.- Ya estaba lo suficientemente excitada.

- Pero no seria sólo eso, las rejas vienen muy bien acompañadas con un severo castigo que quizás te incomode para sentarte luego.- Relamió sus labios, mientras que yo sólo me quitaba mi abrigo, para cubrir al amigo.

- Por lo menos me recordará que no me tengo que portar mal.- Me puse de pie, mientras que ella sonreía, entrelazando nuestras manos, mientras bajabamos hasta el estacionamiento.

No la dejé conducir y yo ni siquiera pude arrancar, había desprendido mi cinturón y había bajado la cremallera de mi pantalón.

- Estamos en un estacionamiento.- Dije cómo si no fuera obvio, mientras hacia la clásica seña a los guardaespaldas, notando cómo hacían los llamados correspondientes, antes de volver a enfocarme en Makis y...

Tomé su cabello en una improvisada coleta, mientras mi miembro ingresaba en su boca, tirando mi cabeza hacia atrás, mientras la guiaba a un ritmo rápido, notando cómo ella le daba pequeñas caricias a mis testículos, sintiendo la excitación del momento y del lugar, llegando demasiado rápido para mi gusto.

Volvió a su lugar, mientras se acomodaba sus cabellos, relamiendo sus labios, mientras volvía a intentar acomodar mi ropa, arrancando el auto, mientras mi mano acariciaba suavemente su muslo interno.

- No hagas demasiados gestos.- Me miró incrédula, antes de mojar mis dedos al sentir lo húmeda que estaba, perfiendome en sus pliegues resbaladizos, encontrando su clitoris rápidamente, dándole movimientos rápidos, mientras la penetraba con dos de mis dedos, moviedolos con agilidad, mientras una de sus manos se apretaba con fuerza en mi muñeca, mientras la otra intentaba tapar su rostro.

Si ella quería jugar, íbamos a jugar.

Déjame Ir- (Ventino) [Makia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora