Capítulo 44- Monstruo

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(Maratón 4/6)

Le dio un trago a la copa, tomando uno de los hielos, notando que estaba a punto de terminarse, besandome suavemente, antes de sentir como bajaba por mi cuello, erizando mi piel al sentir la punta fría, pasándolo por mis muslos, volviendo a subir, dejándolo en mi boca.

Ambas reímos, luego de que comenzara a morderlo, comenzando a masajear su miembro.

Mi rostro de dirigió a su entrepierna, notando cómo ella negaba, llevando su miembro a mi boca, notando cómo se alejaba rápidamente.

- Traga eso.- Negué rápidamente, mientras que ella me tendía la copa, volviendo a negar.

- Quitalo.- Dije cómo pude, mientras que ella parecía pensarlo, sintiendo sus dedos comenzar a jugar lentamente con mi clitoris.

- Tragalo.- Ordenó una vez más, frenando en seco, antes de sonreír triunfante, posicionándose frente a mí, mientras recogía mi cabello, quedando frente a su miembro.- Ahora sí.- Negué riendo, mientras que ella tomaba mi mentón.- Te dejaré amarrada en mi cama y no usaré ninguna clase de protección.-

- Eso no es malo.- Aprovechó el momento, dejando su miembro en mi boca, mientras que ella sonreía.- Sabes aprovecharte.- Mis manos jugaron con su miembro, mientras que mi boca hacia lo importante, notando cómo sus manos hacían todo mucho más rápido, sin llegar al clímax, teniendo una mejor idea con la escencia que había dejado en mi boca.

- Tragalo.- Repitió una vez más, mientras reía negando.- Es asqueroso, no quieras molestar con eso.- Susurró con cierta súplica escondida, mientras pasaba un preservativo.

- Por qué te parece asqueroso?- Terminé de quitarme su camisa, mientras me sentaba sobre ella, escuchando como la fiesta estaba en el mejor momento y aún eran las 3 a.m.

- No me parece tan agradable a la vista.- Jadeo tomando fuertemente mis caderas.- Hay hombres que acaban en el cuerpo de la mujer y no me parece lindo, es como si buscara presumirlo y solo es semen.-

- Y el preservativo?-

- Eso se desecha, quizás ahora lo ves, pero no lo tienes que limpiar, sólo lo tiras y no lo vuelves a ver.- La besé suavemente, mientras que ella parecía querer seguir hablando.- Es cómo que yo me masturbe y termine en tu cabello, no seria algo lindo.-

- Ya entendí que no te gusta.- Susurre sonriendo junto a ella, cambiando las posiciones.- Pero puedes influir lo suficiente cómo para crear vida y eso es hermoso, aunque le tengas asco a lo que expulsas.- El orgasmo estaba llegando con demasiada lentitud.

- Sólo si esas vidas son felices por tenerme.- Jadeo cuando me perdí en su cuello.- No quiero crear vidas que se van a esforzar en sacarme del plano de lo normal.-

- Vas a empezar con eso?- Asintió suavemente.

- No quiero que la gente que me rodea sea infeliz con una escoria.- Me aleje de ella, sin importarme dejarnos a medias, comenzando a vestirme.- Makis, es verdad, no quieras enojarte por algo que no va a cambiar, yo no puedo cambiar.-

- Sí puedes, puedes cambiar esa idea estupida que tienes, pero ni siquiera intentando demostrarte que no me importa lo que tengas abajo, yo te amo, no me importa lo que digan los demás, no me importa que te tachen de monstruo, yo te amo y si quieres escucharme decirte que sos un monstruo, que te odio por tener pene, no lo hago, no lo voy a hacer, yo soy feliz contigo y no te veo como un monstruo, nadie es normal y espero que eso te quede claro.- Tomé mis zapatos, saliendo lentamente por el pequeño pasillo que me llevaba a la casa, sin que ninguno de los invitados me viera, metiéndome en el baño de su habitación.

Por qué me esforzaba tanto en demostrarle algo que ella no quería? Por qué no se daba cuenta de que se estaba lastimando y me estaba lastimando a mí?

Volví a arreglarme una vez más, volviendo a la fiesta nuevamente presentable, mientras que una Camila borracha se acercaba a mí, tendiendome una copa de alguna bebida blanca.

- Creí que no me ibas a caer bien.- Confesó riendo.- Pero te robaste a mi amiga.- Estaba llorando, mierda.- Y eso me hace darme cuenta de que ella se deja querer, de que ella te ama.-

- No llores.- Susurre sonriendo, mientras buscaba una servilleta.- Yo no me robé a nadie, ella puede quererme, pero no solo me quiere a mí, también te quiere y si estuviera aquí, te pediría que dejes de llorar.-

- Ya lo hizo.- Confesó entre sollozos.- Pero ella también se largó a llorar.- No debía caer.- Ella... lloraba como cuando la rechazó Laura, sus lágrimas eran de cocodrilo.- No sabía si reír o preguntar por la idiota que había hecho llorar.- No la dejes nunca, por favor.-

- No voy a hacerlo, Natalia tampoco va a dejarme si la quiero dejar.- Ambas reímos.- Pero relájate, que así cómo ustedes lloran, también son felices.- Asintió sonriente. Odio a los ebrios.

- Entonces, por la rarita que las dos conocemos.- De esa forma Natalia nunca cambiaría de opinión.

- Por Natalia.- Rodó sus ojos, dándole fondo a su trago, sintiendo cómo el mío me quemaba.

No iba a terminar bien.

Déjame Ir- (Ventino) [Makia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora