Lo que para Makis fue un simple choque, para Natalia fue la decisión definitiva, esa que cambiaría la vida de ambas, con sus altibajos, con sus peleas y sus malos momentos, para terminar fundiéndose en el amor que tanto se tenían escondido la una ha...
Me senté al lado de papá, quien ya había comenzado a tocar, observando como cuando Makis iba a sentarse, yo aproveché para tomar su cintura, haciendo que se siente en mi regazo sin ninguna queja.
Mamá trajo las bebidas calientes, mientras cantábamos una canción diferente, esa que solíamos cantar de pequeñas, solo que no parecíamos las únicas que las conocíamos:
Las tardes ya son más frías Pon tus manos entre las mías Diciembre está por llegar Va a nevar, va a nevar, va a nevar
Cantó Juliana, notando la sonrisa de Cami, mientras que yo seguía.
El fuego ya está prendido Anda ven a buscar conmigo Muy pronto en este lugar Va a nevar, va a nevar, va a nevar
Cuando llegue el amanecer Las montañas serán de cristal Cada pino va a entretejer Hilos de color de sal
Olga, quien se encontraba con nuevo novio, no se perdió su momento de gloria, sin poder evitar reírnos, notando la sorpresa de Makis.
El cielo se está nublando Y en tus ojos me estoy mirando Mi vida no ha más que hablar Va a nevar, va a nevar, va a nevar
Oh oh, ooh oh oh, oh oh, ooh oh oh Ooh oh, ooh oh, oh oh Ha, ha Ooh oh oh, ooh oh oh Ha, ha ha ha
Pude escuchar a Makis cantar junto a nosotras, tomando sus manos suavemente, dándole ese último empujón.
Cuando llegue el amanecer Las montañas serán de cristal Cada pino va a entretejer Oh oh oh oh Hilos de color de sal
El cielo se está nublando Y en tus ojos me estoy mirando Mi vida no hay más que hablar Va a nevar, va a nevar
Siempre tan deslumbrante, a pesar de ser la última estrofa, terminó por cambiar nuestro tono completamente, besandola suavemente.
Las canciones siguieron junto con las risas, hasta que las clásicas campanadas que demostraban la medianoche, habían conseguido que abrace aún más a Makis; pero ella no estaba bien, estaba nerviosa, como si algo malo fuera a pasar.
- Feliz navidad, mi amor.- Ella fingió una sonrisa, besandome demasiado rápido para mi gusto.
- Feliz navidad, vida mía.- Eso nunca lo había escuchado y me encantaba.
- Te sientes bien?- Asintió suavemente, dándome un beso más duradero.
- Te amo.- Acaricie suavemente su mejilla, notando ese brillo especial en sus ojos, ese que tenía cuando tenía todas las emociones juntas en un mismo momento.
Recibí su regalo, dándole otro que creí que este año superaría al suyo, pero estaba confundida.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Tomé la pequeña imagen, intentando entender a lo que se refería, encontrando junto un pequeño test de embarazo positivo.
- Es lo de Emma?- Tenía la mirada de todos fija en nosotras, mientras que ella negaba.- Es una prueba de embarazo.- Dije como si no fuera obvio.- Y una ecografía; segura que no es de Emma?-
- Cuándo fue la última vez que usaste protección?- Hoy, pero era imposible y ella no me había dicho nada, solo que hace unos meses, había comenzado a dejar los preservativos sin ni siquiera darme cuenta.
- Estas embarazada?- Asintió sonriendo.- De otro bebé?- Volvió a asentir y simplemente pude abrazarla, sintiendo como mis mejillas me dolían de tanto sonreír.
- En la ecografía de Emma, solo se veía un pozo negro.- Asentí suavemente, aún seguía mirando ese álbum.- Y no necesitaba tanta explicación y números.- Esos números significaban que...- Son dos.- Algo más? La felicidad no cabía en mi cuerpo y ella solo podía sonreír, sintiendo más brazos rodearnos.
- Todos sabían?- Ella negó sonriendo, observando a nuestras amigas, quienes simplemente intentaban hacer oídos sordos.- No lo puedo creer.- Makis sonrió, basándome repetidas veces.- Por eso te comportabas así?-
- Esos son mis cambios de humor, no me jodas.- Sonreí levemente, volviendo a besarla. Más hijos, más personas en casa, Makis estaba embarazada otra vez.
La casa es demasiado pequeña, hay que hacer más lugar, hay que hacer dos habitaciones más, hay que pintar todo, hacer que Emma no esté celosa como mis hermanos habían estado conmigo, había que hacer demasiadas cosas.
Caí rendida en nuestra cama, sin dejar de mirar la imagen, mientras que ella se acercaba a abrazarme.
- Creí que estabas enojada conmigo.- Ella sonrió, besandome suavemente, recordando otro detalle:
Makis estaba haciendo ejercicio conmigo (hasta que Celia confirmó que ya estaba lo suficientemente grande para seguir trabajando y sin decir nada, Makis había tomado su puesto, al mismo tiempo que controlaba que todo esté bien en la empresa y yo cuidaba de Emma), pero entre todos esos detalles, ella había comenzado a tener cierta barriga, entendiendo todo ahora.
- Te amo.- Susurre sonriendo, sintiendo sus labios cellar los míos.
- Yo te amo más.- Negué rodeando su cuerpo.
- No, yo te amo más.- Tomé sus muñecas, rozando sus labios con los míos, sonriendo con cierta burla.
- No se vale.- Se quejó formando un inocente puchero.- Yo te amo más y no puedo hacer nada si me tienes así.- La besé suavemente.
- No quiero que hagas nada.- Amarre sus muñecas a las esposas que aún colgaban de la cama.- Quiero que me dejes todo a mí y que yo, te haga disfrutar.- Mordió su labio inferior.
Es hora de contar como en realidad llegamos a esto...