Capítulo 9- Juntas

286 21 0
                                    

Me sentía intimidada, demasiado, mientras que Celia me sacaba de mi transe, mientras pasaba a mi lado, llevándose mi plato, sólo que Natalia parecía aún no reparar en la presencia de las personas que lentamente dejaban un bolso en el piso.

- Natalia.- Susurre frenando sus intentos de seguir con sus besos, notando como ella se giraba, mirando asombrada a las personas que se encontraban ahí, intentando entender lo que estaba ocurriendo.

- Creíamos conveniente venir a visitarte de sorpresa, pero quizás deberíamos haber llamado.- Explicó el hombre, mientras ella comenzaba a caer en cuenta de lo que pasaba, enfrentando la realidad de tener a sus padres frente a nosotras, sin saber lo que llegaron a ver.

- Mierda.- Susurró por lo bajo, poniéndose de pie, intentando cubrir la erección que tenía.- Hubieran avi...-

- Quien es ella?- Mi turno de hablar había llegado.

Me puse de pie, entrelazando nuestras manos suavemente, mientras que mi mano derecha buscaba la de ellos.- Soy Makis De Angulo.- Dije lo suficientemente audible, mientras que ellos me miraban asombrados, dándole un fuerte apretón a ella, sacándola de su transe.

- Makis, ella es...- Respiró hondo antes de hablar.- Makis es mi novia.- Sonaba... Bien? Convencida?

Sin esperarlo, la mujer se lanzó a mis brazos, separando mi mano del agarre de Natalia, intentando devolverle el abrazo con suaves caricias en la espalda.

- Mamá, tranquila, vas a matarla.- No pude evitar sonreír, mientras la mujer se separaba, notando ese brillo especial en sus ojos, sin querer defraudarla, mientras que su esposo sonreía abiertamente, mirándome con cierta felicidad escondida.

- No pensabas contarnos? Pensabas ocultar a tu hermosa novia, Natalia?- No pude evitar sonrojarme, mientras ella pasaba su mano por mi hombro, intentando ayudarla a cubrir su... ya saben.

- Pensaba decirles en la próxima fiesta.-

Fiesta? Eso podría significar mi escape? Me quería escapar?

Ellos simplemente no sacaban su vista de mí, subiendo junto a Natalia hacía su habitación.

- Si vas a ayudarme, yo voy a mantenerlos afuera y Celia te va a ayudar a...- La anteriormente nombrada golpeaba la puerta, entrando lentamente, notando que traía el clásico canasto de la ropa sucia, solo que mi ropa estaba dentro y nada estaba sucio.

- El señor Daniel quiere usar la parrilla.- Susurró desde la puerta, notando como a ella se le ocurría una idea.- Ustedes podrían seguir con lo suyo mientras yo distraigo a la señora y le enseño alguna de mis recetas.- Natalia asintió sonriendo.

- Gracias Celia.- Susurró antes de que la misma salga de la habitación.

Por qué ella nunca se negó a ayudar a su jefa en todo esto? Por qué parecía tan relajada cuando yo pasaba a su lado la mayor parte del tiempo?

- Tendrás que dormir conmigo.- Sentenció acariciando suavemente mi mejilla.- Puedo conseguir las suficientes almohadas para separarnos, no quiero que...- Estampé mi boca con la suya, sintiendo un suspiro de su parte.

- Hablaremos luego de eso.- Susurre separandome levemente, mientras que ella se adentraba en el baño, dejándome en el abrumador silencio, teniendo la posibilidad de pensar mejor todo lo que estaba ocurriendo y todo lo que podría ocurrir; comenzando con su familia, la cual, me veía como alguien irreal, como algo imposible en la vida de Natalia, continuando con Celia y todas las preguntas que comenzaba a formular respecto a ella, culminando con la endemoniada dueña de casa, quien está en busca de amor, pero que el rencor por ser rechazada por tanto tiempo era mayor, teniendo ciertas espectativas del maltratado corazón que debería tener.

No supe en que momento salió del baño, pero yo estaba sumergida en mis pensamientos, sentada en el borde de la cama, mientras ella salía en brasier y bóxer del baño, sintiendo mi boca secarse.

- Perdón, creí que ya...- No podía dejar de mirarla, era una pervertida, pero no podía aguantar ese deseo de ver el bulto adormilado en su entrepierna.

- Quería...- Estaba demasiado sonrojada, mientras que ella intentaba vestirse lo más rápido posible.- Creí que podríamos bajar juntas.- Agaché mi cabeza, mientras que ella se acercaba suavemente a mí.

- Vamos?- Preguntó en un susurro y simplemente asentí, tomando su mano, mientras bajabamos las escaleras, notando la picardía de su madre mientras que ayudaba a Celia con las ensaladas.

Ella se había hecho cargo de su amigo y yo no le di importancia, estando separadas por una simple puerta, solo que ellos no sabían eso, ellos podrían estar creyendo cualquier otra cosa de mí.

Mientras que ella se iba con su padre, me acerqué vacilante hacia la cocina, apoyándome en la isla, mientras que su madre comenzaba con las clásicas preguntas:

- Hace cuánto se conocen con Natalia?- Bien, debía mentir? O decir verdaderamente cuánto tiempo llevaba aquí?

Miré a Celia, quién me hacía un gesto con sus manos, entendiendo a tiempo.

- Llevamos cerca de cuatro meses.- Respondí sonriendo, mientras que la endemoniada pasaba sus manos por mi cintura, pegando su cuerpo al mío, mordiendo mi labio inferior, evitando reír cuando su madre hizo alusión a su falta de sexo.

Le faltaba sexo?

- Deja de incomodar a Makis.- Intentó defenderse, mientras besaba mi mejilla sonrojada.

- Makis parece estar bien así.- Dijo tranquilamente.- Deberías entender que las mujeres no pensamos con la de abajo.- Lancé una carcajada al removerme y chocar con su entrepierna, sintiendo un jadeo de su parte.

Frenó mis intentos de molestarla, alejándose levemente, sintiendo una de sus manos adentrarse en el bolsillo trasero de mi pantalón, dando un suave apretón, volviendo a sentir el dolor que había provocado ayer, alejandome rápidamente de ella.

Un momento feliz, puede ser arruinado muy fácil.

Déjame Ir- (Ventino) [Makia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora