Capítulo 12- Federico

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》Narra Natalia《

No podía concentrarme, hace días no le daba la importancia necesaria al trabajo, ella absorbía todos mis pensamientos, no podía dejar de pensar en ella y sus manos dándome cariño, sin provocar deseo de algo más que una simple caricia, o de un simple beso.

- Deja de pensar en Makis y firma.- Se quejó Olga a mi lado, haciendo el clásico garabato rápidamente.- Que tu cumpleaños no es para estar trabajando.-

Estaba apurada, ella se había ido luego de que que insistiera en que eligiera uno de los vestidos que le había dejado, para que usara esta noche, sabiendo perfectamente que no sabía la fecha de mi cumpleaños, mientras que mi mejor regalo ya lo había recibido y fue una larga sección de besos luego de despertar.

Además de querer devolverle todo lo que estaba haciendo conmigo, quería demostrarle todo lo que tanto se merece, todo lo que ella está dispuesta a aceptar de mí.

Apenas el reloj marcó las seis de la tarde, cerré la puerta de mi oficina, notando la mirada atenta de Poché, quien sabía perfectamente que solía quedarme hasta altas horas de la madrugada para al otro día llegar antes que ella.

Makis me está cambiando, demasiado para sentirme yo misma, pero no parecía molestarme despertar con una molesta erección, mientras que ella simplemente enredaba su cuerpo a mío, porque el único momento que tuvimos de intimidad me hizo caer en cuenta que no sólo la quería para eso; que estaba dispuesta a esperarla lo que sea necesario, a demostrarle que puedo ser la persona correcta para ella, que podía amarla como de verdad se lo merecía.

Compré las clásicas rosas rojas, llegando a casa dispuesta a entregárselas apenas la vea.

Parecía no haber rastro de ella en el primer piso, subiendo rápidamente por las escaleras, saludando a mis padres, quienes parecían estar a punto de salir, sabiendo que esta noche sería sólo para las dos, mirandome con cierto amor, más del que solían tenerme, caminando hasta la puerta de mi habitación, entrando lentamente.

Ella estaba ahí, hidratando su piel con las clásicas cremas, sintiendo mi boca secarse al notar la ropa interior de encaje negro que traía.

- Hola.- Susurre suavemente, posando un suave beso en su frente, entregándole el ramo, notando una sonrisa ancha en sus labios, sintiendo su mano tomar mi nuca, uniendo nuestros labios en un suave beso.

Me perdí en el baño al sentir como su beso no tenía buenas intenciones, abriendo rápidamente el grifo para sacar todo lo que significaba tener un día largo en el trabajo.

Quería que todo salga bien, pasando mis boxers de la suerte, junto con un brasier que solo era para combinar, saliendo del baño mientras ella aún intentaba decidir que vestido usar, pasando rápidamente mi pantalón mostaza, junto con mi camisa azul.

Cuando ella intentaba pedirme ayuda para subir el cierre de su elección final, yo estaba sacando mi cinturón, notando su tensión mientras subía el cierre suavemente, con el cuero rozando la tela de su vestido, girandola lentamente.

- Estás bien?- Pregunté lo más suave posible, rozando nuestras narices.

- Simples recuerdos que me atormentan.- Dejó un suave beso en mis labios, antes de continuar con su preparación, haciendo lo mismo que ella, pasando algo de maquillaje, resaltando mis labios con el clásico labial mate.

Tomé su mano mientras llegábamos al lugar en donde pensaba que sería correcto tener una cita, sorprendiendo a ambas al notar que todo estaba perfectamente preparado, corriendo su silla para que pueda sentarse, antes de sentarme frente a ella, cenando entre simples roces y comentarios sin sentido por parte de ambas.

- Creas o no, me gusta despertarme contigo a mi lado.- Confesó haciendo que mi sufrido corazón vuelva a latir.

- Creo que tenemos más en común de lo que esperaba.- El sonrojo se apoderó de sus mejillas, sin entender si se había incomodado o no.

》Narra Makis《

Quieren que juguemos a un juego? En la pared del fondo se encontraba Federico con su familia y no podía dejar de mirarlo. Al fin se había cortado el cabello como tanto se lo había pedido, sumandole que su traje le quedaba demasiado bien.

- Quieres ir con él?- Preguntó mi acompañante dándole un sorbo despreocupado a su copa.

- Al único que quiero ver es a él y su familia no va a dejar de... viene para acá.- Susurre lo último, entrelazando suavemente nuestras manos.

Ella me tenía secuestrada, pero no parecía significar eso, simplemente tenía libertades que no implicaban fallarle a su confianza y poder llevarnos mejor, aunque para mí, ya nos llevábamos bien.

- Makis.- Volviendo a lo importante; Federico estaba aquí y podía notar hombres perfectamente vestidos de un pulcro traje, mientras que ella se comportaba como la exitosa empresaria que podía llegar a ser.- Qué haces con ella? Nosotros deberíamos estar en casa, disfrutando de la compañía del otro cómo siempre pasó.- Rodé mis ojos, sintiendo como Natalia comenzaba a querer soltarse de nuestro agarre, dándole una rápida mirada.

- No quiero volver a verte, Federico.- Comencé, mirándolo fijamente a los ojos.- No quiero seguir sufriendo con vos, prefiero quedarme con ella para siempre, antes que seguir viéndote la cara.-

- Te vas a arrepentir de esto.- Tomó mis mejillas, haciendo que todos los hombres a nuestro alrededor comiencen a susurrar entre ellos, sabiendo que eran los guardaespaldas de Natalia.

- Deja de provocarle culpa con tus palabras y vuelve con tu familia si no quieres tener más problemas.- Ella estaba detrás suyo, tomando uno de sus hombros, haciendo que él se separe rápidamente.

- No puedo creer que mí Makis se fije en una persona así.- Y simplemente se fue, dejándome absorbida por el momento, agarrando fuertemente mi cabeza, mientras que ella volvía a sentarse.

Tomé su mano luego de que pagara la cuenta, tirando de ella, saliendo rápidamente del lugar, sin darle tiempo a nada, simplemente dejando que ella conduzca sin hacer ningún comentario, llegando a una zona alejada de la ciudad.

- Lo que pasó ahí, significa que de verdad sientes eso o simplemente no quieres verlo a él y juegas conmigo?- Preguntó haciendo que mi estupido enojo aumente.

- No juego contigo, nunca jugaría con una persona, y menos al saber lo que podrías hacerme, al saber lo que provocas en mí cuando venís a simplemente buscar cariño, a lo hermoso que es verte en mi muslo a punto de dormirte después de acariciar tu cabello y a lo maravilloso que es verte dormir conmigo.- Mi comienzo fue algo fuerte, pero al final, estaba sentada en su regazo, besandola con esa desesperación de que se nos acabaría el momento, que nos quedaríamos sin tiempo para nosotras, que seríamos dos desconocidas otra vez.

Déjame Ir- (Ventino) [Makia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora