Capítulo 91- Cigarrillos

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- Voy a tomar aire.- Susurre sonriendo levemente, mientras ella asentía.

- Te acompaño, creo que necesito despejarme un poco, el humo me hace mal.- Rasque mi nuca.

- Puedes ver a los niños antes? Quizás hay que cambiar sus pañales.- Asintió besandome suavemente, dirigiendome al pequeño patio, sintiendo un asqueroso olor a los clásicos y baratos cigarrillos.

- Estas hermosa.- Sus brazos me rodearon.

- Qué quieres para dejar de molestarnos?- Lancé soltandome a la fuerza, notando su sonrisa.

- Digamos que tu querida esposa no quiso llegar a un acuerdo conmigo y a cambio, ahora quiero lo que ella más quiere.- Me señaló apretando mi pecho.- O puedo ir a por tus hijos, pero no me gustan los niños, ya los sabes.- Rode mis ojos.

- No me necesitas.- Dije sin problema.- Tienes a tus putas.- Negó sonriendo.

- Esto no se trata de sexo o de putas.- Cortó tomando mis mejillas.- O me das lo que quiero, o voy a ir a algo peor.-

- Podemos negociar.- Dije sin problema.- Te doy cinco millones y desapareces para siempre, te vas de aquí y te buscas a una mujer que quizás te quiera.- Negó pegando su cuerpo al mío, sintiendo su mani intentar rozarme.

- Te quiero solo a ti, vas a ser mía, voy a cogerte cada vez que quiera y vas a olvidarte de ella por las malas si hace falta.- Sus ojos no tenían expresión.

- Makis?- Natalia había salido.

- Consideralo.-

- Donde te encuentro?- Su sonrisa cínica no desaparecía.

- Cuando menos te lo esperes, volveré a visitarte.- Y simplemente me besó toscamente, antes de desaparecer.

- Al fin te encuentro, Thomas había orinado.- Sonrió levemente, buscando darme un beso, pero simplemente estaba en otro mundo, donde seguía intentando entender lo que él había dicho.- Te ocurre algo? Hueles a cigarro y del barato.- Asentí sonriendo, sin verle importancia a sus comentarios.

- Sabes qué? Sigues queriendo ir al baño?- No parecía tener problema.- O vamos al auto, dónde quieres ir?-

- Tranquila.- Acarició suavemente mis mejillas.- Dime que pasa.- Negué suavemente.

- Vamos a algún lugar.- Fue su turno de negar.

- Dime que pasa.- La empujé hasta el auto, siendo demasiado difícil.- Makis.-

Me senté en la parte de atrás, a la espera de ella entienda y entre, consiguiendo hacer que se siente, sentandome en su regazo.

- Dímelo, por favor.- Tenía miedo.

- Federico estuvo aquí.- Su rostro cambió notablemente.- Quiero solucionar yo el problema, por favor.- Asintió lentamente, no estaba segura.

- Qué quería?-

- Me quiere a mí, o podría ir a por ellos.- Asintió suspirando.- Intenté negociar con dinero, pero no quiere nada de eso.-

Sin esperarlo, el mismo pasaba relajado hacia la salida, quedándome sola en el auto, observándolo tirado en el piso y Natalia golpeándolo.

- No.- Intenté separarla, pero nada sirvió, solo pude ver su sonrisa, mientras de su boca comenzaba a brotar sangre.- Natalia, para.- Nada servía y entendí tarde lo que estaba ocurriendo en ella, era muy tarde, porque Federico ya estaba inconsciente.

》Narra Natalia《

Makis no me hablaba, y yo solo podía esconderme para golpear el saco de boxeo que había en casa, intentando desquitarme, mientras sentía como me observaba detrás, golpeando fuertemente.

Cuando me acosté a su lado, me dio la espalda, apagando la luz de su velador, notando sus ojos cerrados, pero ni siquiera intentar pegar mi cuerpo con el suyo servía, ella se alejaba y yo me sentía culpable, me sentía un monstruo.

- Cuantas veces tendré que pedirte perdón?- No habló, no hizo nada y mucho menos cuando hice todo lo que a ella le gustaba para que me hable, pero nada.

Se levantó ante mi insistencia, saliendo de la habitación, siguiéndola hasta que llegó a la cocina. Me estaba volviendo loca, lo veía todo el tiempo, él parecía estar en todas partes.

Me acerqué lentamente a ella, acorralandola sin importarme que me rechace, yo iba a buscarla hasta que me diga que me aleje.

- Déjame sola, Natalia.- Mis labios se posaron en su cuello, dejando suaves besos en la zona.

- Perdoname, por favor.- Suspiró girandose.

- No estoy enojada contigo.- Y por qué carajos me rechazaba?- No me perdono el hecho de no ser fuerte e intentar impedir que te enojes, intentar ayudarte.- Negué rápidamente, no era su culpa.- Yo soy la que no tiene agallas para ayudarte a hacer que él sufra la condena que se merece, yo no puedo verlo sin seguir creyendo que volveré a Colombia con él, que los golpes volverán y que nosotras nos alejaremos porque esto que pasamos solo fue un sueño.- Acarició suavemente mis mejillas.

- No debí golpearlo, pero no soporto saber que está libre y que puede hacer cualquier cosa.- Asintio lentamente, dejando un suave beso en mis labios, escuchando como si fuera un ladrón el que se escabulló, escuchando los repetidos ladridos de Zeus, tomando el arma escondida en mi escritorio.

- Esto se termina acá.- Había entrado y su arma apuntaba directamente a Makis.- Y se termina ahora.- El can intentaba entrar a pesar de que la puerta esté cerrada para él.

No teníamos escapatoria, algo malo iba a ocurrir hoy. Hoy era el final.

Déjame Ir- (Ventino) [Makia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora