Capítulo 41- Chantaje

160 15 0
                                    

(Maratón 1/6)

Sonreí levemente, mientras ella salía del baño en ropa interior, notando como intentaba sacar a relucir el collar que ambas teníamos, mientras terminaba de maquillarme, quitando mi bata, pasando lentamente mi vestido, girandome, para que ella simplemente me ayudara a subir la cremallera del mismo.

Me giré para acomodar su pulcra camisa, observando sus clásicos gestos de molestia, escuchando como cerraba la cremallera de su pantalón y pasaba su cinturón, concentrandome en mí una vez más.

Natalia parecía capaz de comerse al mundo con un extraño ego, sabiendo perfectamente que no se mostraría tierna frente al todos, notando como simplemente se maquillaba, poniéndome mis aretes, mientras le hacía pequeñas ondas a mi cabello.

Nos pusimos nuestros zapatos al mismo tiempo, dudando por un momento salir de la habitación luego de que se pusiera el saco, pero la fiesta que había en el patio de la casa de sus padres era importante.

Con demasiada sutileza, la perfumé con "Yves saint laurent la nuit de l'homme le parfum", que, además de no entender porqué había traído algo tan costoso, me enamoraba aún más, sumandole su cambio de porte, entendiendo el poder mágico que tenía una simple fragancia.

Besó suavemente mi mano, antes de enredar nuestros dedos, luego de que me pusiera mi clásico perfume, sintiéndome inferior de alguna forma, notando su sonrisa que demostraba cierta ternura en ella, dejando un rápido beso en sus labios, antes de salir de su habitación durante la adolescencia.

Entrelazamos nuestros brazos, mientras bajabamos lentamente las escaleras.

- Cuantas veces usaste esos zapatos?- Preguntó cuando íbamos mitad de los escalones.

- La última vez que los usé fue hace cuatro meses, recuerdas una noche, me diste una copa de vino. Era la segunda vez que nos veíamos en un mismo día.- Dije sarcástica, mientras ella parecía pensarlo.

- Creo que me tienes que recordar porque lo olvidé, me ayudas con un beso?- Negué, mientras caminábamos hasta el patio trasero.- No vas a darme un beso?-

- Bailaremos aquí?-

- No sé bailar.- Susurró haciendo una mueca, mientras podía ver cómo se nos acercaban con diferentes copas, mientras ambas tomábamos dos copas de vino.- Pero sé de vinos y ese no te va a gustar.-

- No trates de cambiarme de tema, podemos bailar al ritmo que te salga y con suerte te ganas unos besos.- Le di un sorbo a mi copa, comprobando el gran gusto a roble, mientras ella reía respecto a mi rostro, cambiando nuestras copas.

- Me merezco un beso por darte algo mejor.- Rodé mis ojos, mientras ella sonreía.- Quizás Cami quiera bailar contigo, yo prefiero verte deslumbrar.-

- Con ese ánimo harás que tengamos una almohada entre nosotras.- Dijo altanera, mientras le daba un sorbo a la copa.

- Pero sigo esperando mi beso, no me harás cambiar de opinión.- Susurró acercando lentamente su rostro al mío, dándole un rápido beso.- Podríamos bailar en un lugar especial.- Sugirió tomando de la copa que habíamos cambiado, notando cómo llamaba a una de las meseras.- No pongas tanto de este,- Señaló el feo.- no a todos les gusta.-

- Sí señorita Afanador.- Formé una "o" con mis labios.

- Señorita Afanador? Debería preocuparme?- Ella sólo sonrió, mientras pasaba mi mano por su saco.

- No estoy casada.- Rebatió sonriendo.

- Entonces, tienes que planear la boda antes, así todos te tratan cómo señora y no te sonríen.- Ella lanzó una carcajada, mientras sentía una mano posada en mi espalda.

- Hija, podríamos hablar de algo en privado?- Natalia me miró rápidamente, luego de que María José viniera por su hija, permitiéndole el paso, siendo abordada por Camila, quien rápidamente me abrazó.

- Estás hermosa.- Tomó mi mano, obligándome a dar un giro, mientras reía.- Si Natalia te dejó sola, es porque algo malo pasó.- Susurró formando una mueca.

- Es lo que estoy sospechando.-

》Narra Natalia《

Rafael Posada estaba en el despacho de la casa y no parecía para nada contento.

- Buenas noches.- Le tendí mi mano, pero no la tomó.

- Vine por mi nuera y mi hijo.- Cortó serio.- Mi esposa no parece interesada en decírtelo, pero ellos son novios, no pretendas quedarte con los dos para solo usar a una.- Reí sin ningún sentido.

- Su hijo va a pagar lo que hizo y lo que planeaba hacer, cada golpe, cada corte y cada cicatriz que le haya quedado a María Cristina o a mí.- Mamá se mantenía alejada.- Ellos no son novios hace meses, ella cortó con él y yo estuve cuando lo hizo, cuando también estaba en San Francisco, en un supuesto viaje con su familia.-

- No tienes derecho de seguirme.-

- Usted no tiene derecho a venir a pedir algo que sabe que no se le será concebido, porque sabe que es un error y puede que mi familia esté dispuesta a negociar, pero tengo pruebas que harán que solos quieran alejarse de cada uno de las personas con las que intentaron negociar y nosotros terminamos comprando esa misma compañía.- Mi dedo estaba fijo en su pecho.- Si su hijo es como usted es cuestión de tiempo para que nos ruegen por dinero y ahí verán que están acabados sin nosotros, no podrán ni siquiera respirar con tranquilidad sabiendo que su compañía decae y nosotros somos los únicos que pueden comprarla.- Lanzó un pesado suspiro.

- Lo que yo haga en mi compañía no le incumbe.- Intentó con sus últimos juegos. Estaba enojado, mientras que yo sólo revisaba la hora en mi reloj.

- Entonces no busqué problemas en nuestros negocios y deje de insistirnos con algo que no firmaré.- Cinco minutos.- Tiene algo más?- Asintió.

- Cómo conoció a María Cristina? Lo hablaba con su familia y nadie supo responderme.-

Déjame Ir- (Ventino) [Makia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora