Lo que para Makis fue un simple choque, para Natalia fue la decisión definitiva, esa que cambiaría la vida de ambas, con sus altibajos, con sus peleas y sus malos momentos, para terminar fundiéndose en el amor que tanto se tenían escondido la una ha...
Nos despedimos de mi familia, jurando volver con las invitaciones de nuestro casamiento, mientras que Makis reía con su teléfono en mano, para que cada vez que me miraba, su risa aumentara.
- Qué estás haciendo?- Pregunté con cierta intriga, mientras secaba la lágrima que caía por su mejilla.
- Aún no está listo, concéntrate en conducir.- Podía ver una imagen, mientras ella seguía riendo, notando que éramos las únicas que viajaban con el sol molestandonos.
Makis me mostró su celular con orgullo, comenzando a reír con ella, sin llegar a leer los detalles.
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- En mi carpa nadie entra.- Susurre riendo con ella.
- Tranquila, que la entrada a tu carpa esta bien custodiada.- Dijo altanera.- Yo protegeré tu carpa para que siga sin recibir a otra persona que no sea yo.-
Volví a reír, acelerando lo suficiente, sabiendo perfectamente que desde Los Angeles a San Francisco había más de seis horas, mientras Makis pedía que bajara la velocidad cada vez que tenía miedo.
- Tendré que pedirtelo con formalidad y todo lo que se suelen ver en películas?- Asintió sonriendo.- No nos casaremos si sufro un paro intentando darte un anillo.-
- Si te sirve de consuelo, ya sabes que diré que sí.- Estaba obligada a aceptar.- Y llevaré esa alianza para siempre.-
Besé sus nudillos, mientras ella sonreía.- Ya que te ríes tanto, por qué no buscas lugares a donde podríamos ir de luna de miel?- Me miró incrédula.- Dijiste que decidirías el próximo viaje, pero no creas que es este, porque la luna de miel la elegiremos las dos.- Dije decidida, mientras que ella rebuscaba en su celular.
- Cuantos días?- Preguntó concentrada.- O cuál es tu idea?-
- Podríamos estar dos semanas en Italia.- Asintió suavemente.- Hay lugares que me gustaría que vayamos juntas.- Su sonrisa aumentó.- Otras dos semanas en Francia.- Ya había fruncido su ceño, pero seguía escuchando.- Una semana en alguna isla y volver a casa, o seguir viajando.-
- Cual sería el máximo tiempo que podríamos estar viajando?-
- Podemos viajar hasta que Camila se case.- Me miró sin entender.- Camila nunca se va a casar, es imposible.- Ambas reímos.- Podríamos tener setenta años y seguir viajando.-
- Nos quedaríamos sin lugares para ir.- Susurró sonriendo.- Cuándo nos casaremos?- Preguntó suavemente, mientras que yo alzaba mis hombros.
- No tenemos ningún plan, ni siquiera algo mínimo.-
- Ya sabemos que nosotras nos entregaremos como tributo.- Rebatió riendo, mientras llegábamos a una pequeña gasolinera. Solo faltaban dos horas para poder llegar.
Sonreí al ver cómo volvía de los baños con cierto asco, sabiendo perfectamente que ella sufría el incómodo momento de controlar que su trasero no toque la tabla del inodoro, mientras que yo era "afortunada porque ni siquiera llegaba a tocar algo demás.
- Tenemos algo más.- Dijo sonriendo, luego de que volviera a arrancar, dándole una rápida mirada.- Si en un mes no quedo embarazada de tanto sexo, no sé que es lo que estamos pensando.- Lancé una carcajada, mientras negaba.
- Para algo están los preservativos, los anticonceptivos, hay muchos métodos, señorita.-
- Sabías que hay un anticonceptivo que cuando lo dejas de tener, vuelves a ser fértil?- Creo haberlo leído, pero solo asentí.- Podría usarlo hasta antes de nuestro casamiento y...-
- De verdad quieres un hijo conmigo?- Sé que no debía cagarla, pero ella sonaba convencida y eso me asustaba.
- Necesitamos practicar, pero sé que podríamos ser buenas madres.- Dijo con cierta felicidad escondida.- Y no te desprecies, porque voy a golpearte.- Lancé una carcajada, mientras que ella también reía.
- No me desprecio, quizás no quieres tener un hijo conmigo porque si te aburres de mi, vas a querer separarte y no quiero tener a mamá en casa para siempre.- Volvió a reír.
- Nos amamos,- Asentí, mientras contaba.- siempre tenemos un tema de conversación nuevo y hay viajes repentinos que son perfectos,- Volví a asentir.- tenemos sexo todo el tiempo y las dos estamos pensando en un casamiento.- Hizo una gran pausa, antes de terminar.- Son demasiadas cosas y si nos aburrimos es porque no hicimos otras cosas y si ya lo intentamos todo y nada funciona, podemos ir a terapias y separarnos cómo una última opción.-
Me orille con demasiado cuidado, desprendiendo mi cinturón, tomando sus mejillas para luego, juntar nuestros labios con cierta desesperación, sintiendo cómo ella también desprendía su cinturón, posando su mano en mi entrepierna.
- Aquí no.- La alejé rápidamente, mientras ella asentía, siguiendo con los besos, antes de volver a arrancar.
Noté cómo buscó uno de sus libros, leyéndolo concentrada, antes de quedarse dormida a mi lado.
Tenía que contarle la verdad lo antes posible, porque su enojo aumentaría aún más, si se entera luego.