7.

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Tomás.

-¿Me estás escuchando?- preguntó Julieta chasqueando sus dedos frente a mí.

Suspiré saliendo de mi trance. -No, perdón.

-Que para estar mejor, deberíamos alejarnos un poco de la música y la farándula, amor.- me abrazó por los hombros. -No sé, irnos a algún país lindo unos días. Volver con nuevas energías. Estar bien.

-No, reina. Yo quiero quedarme acá haciendo música con Lucas. No necesito ninguna vacación, ni nuevas energías de nada.- saqué sus brazos y me corrí un poco. -Si querés, andate vos.

Me miró mal. -¿Posta? Trato de hacer lo mejor porque estemos bien y me decís esto. Sos un gil, eh.

-Juli, no es que no quiera ir con vos. Nos vamos de vacaciones todos los años, este año podemos hacer la excepción.

No agregó nada más y se echó hacia atrás para usar su celular. La quería, si, aún le guardaba amor. Pero creo que estábamos más por conveniencia y costumbre que otra cosa. Ya la relación no era la misma que la del principio.

-Me tengo que ir.- le avisé. -A la noche vengo y pedimos algo para comer.

-Creo que salgo con las chicas.- respondió. -Pero bueno, te aviso.

-Bueno.- respondí. -¿A donde van?

-No sé. Algún boliche.- se encogió de hombros. -Cualquier cosa te aviso y vas con los chicos.

Asentí, dejé un beso en su mejilla y me fui cerrando la puerta detrás de mí. Caminé hasta la plaza donde me encontraría con la rubia que me tenia tan loco.

La encontré sentada en uno de los bancos, con una sonrisa pintada en su rostro y gato muy peludo y color blanco en sus brazos.

-Dan.- hablé sentándome a su lado.
-¿Es tuyo?

-Hola.- alzó su mirada sin dejar de sonreír. -Lo acabo de encontrar. Si mamá y papá me dejan, me lo quiero quedar.

-Y... Si no te dejan, yo si.- acaricié su mejilla, no podia demostrarle mucho afecto al aire libre. -¿Pensaste un nombre?

-Thor, Bolt, Woody...- nombró.

-Todos de película.- contesté alzando una ceja. -¿Qué te parece, Cenfe?

-¿Tu apodo tenia que ser?- preguntó mirándome.

-Si, así cuando lo llames, o solo estés con él, vas a pensar en mi.

-Siempre pienso en vos de todas formas.- contestó alzando sus hombros.

No dejó que le conteste porque unos chicos se me acercaron a pedirme fotos, y al reconocer que estaba la hija de Homer conmigo, también le pidieron foto.

-Es raro que me pidan foto a mi, sólo me dan golpes.- dijo en tono triste.

-Mientras estes conmigo, nada te va a pasar.- dejé un beso en su frente.

El felino ronroneó pasándose por mi mano, acaricié su lomo y Dania sonrió.

-Le agradas.

-¿Y a quien no lo agrado yo?- rodó los ojos y me reí. -¿Vamos a mi departamento?- pregunté, tenía uno para mi solo que ni Julieta sabía de su existencia.

-Vamos.- se levantó de su lugar con el gato en sus brazos.

Nos tomamos un taxi hasta llegar al barrio privado donde venia los fines de semana a disfrutar de la soledad simplemente.

Nunca le conté a nadie que lo tenia, porque, pensarían cualquier cosa. Pero nunca fue nada más que un lugar de relajamiento.

Había veces donde la inseguridad se le activaba a Julieta y sacaba falsas teorías, aunque yo siempre estaba para recordarle que la amaba y que no le estaba fallando. Nunca le conté que lo que me pasaba con Dania. Seria cavar mi propia tumba.

Entramos a mi refugio de pensamiento, como le llamaba. Ella entró viendo todo a su alrededor.

-¿Te gusta?- pregunté.

-Si, está hermoso. Igual siempre tuviste de estos lujos. No me sorprende.

La abracé por los hombros. -Vamos que te muestro la habitación.

-¿Es una propuesta?

Me reí. -Que atrevida.

Dejó el gato sobre el sillón, este no dudó en acomodarse y cerrar sus ojos. Nos reímos por la facilidad de tomar confianza y caminamos escaleras arriba.

Abrí la puerta, el aroma a perfume me invadió de mujer me invadió y fruncí el ceño.

-¿Nunca me ibas a contar de esto, papi?- preguntó Julieta, quien estaba vestida de lencería sobre la cama.

Al ver a Dania, se tapó hasta arriba.

Estaba muerto. ¿que explicación iba a darle?

nuestro secreto | c.r.oDonde viven las historias. Descúbrelo ahora