Dania.
___________________1 MES DESPUÉS
____________________Un mes había pasado desde que no lo veía. Yo, seguia igual de triste. No quería ver a nadie y menos a mis progenitores que me hicieron saber bien que a Tomás, debería olvidarlo.
-Al menos tenés que bajar, almorzamos entre todos, nadie te va a juzgar.- dijo la China, novia de Seba y madre de Ama.
-Ey, mirame.- pidió.-¿Qué, tía?
Suspiró. -Sé que vos pensas que Tomás te ama y... Quizás, lo hace. Pero es que es tan enfermo, que lo suyo nunca podria ser. Te lleva diez años, Dania. Fue prácticamente tu tío tanto tiempo... Imagínate que, tengas una hija y te enteres que tu mejor amigo se la coje, que la besa, que la toca... No es nada agradable, cielo. Sos chiquita todavía y hay miles de cosas que todavía no entendes.- acarició mi mejilla. -Todos te queremos y si tus papás hicieron lo que hicieron, fue porque saben que es lo mejor.
Suspiré. -Gracias, tía.
Sonrió a boca cerrada. -Te esperamos abajo, entonces.
Toda la familia estaba reaunida. Algunos shockeados, otros incrédulos. Hasta algunos tampoco querían hablarme por vergüenza, porque pensaban que Tomás me violaba, o que quizá, me secuestró para quien sabe hacer en sus pensamientos morbosos.
Me coloqué algo casual y bajé hasta el patio, donde todos estaban. Al llegar, un silencio se presentó, me miraban pero yo no podia hacer lo mismo. Me acerqué a Amadeo, quien me extendió una botella de Dr. Lemon a la cual le di un trago.
-Espero que este martirio termine pronto.- dije, refiriéndome a los cuchicheos y miradas acusadoras.
Me faltaba él. Si, lo hacia. Me faltaba su risa, su mirada, sus manos, su cuerpo, sus caricias, sus besos... Me faltaba todo de él y cada dia me odiaba más, me sentía culpable porque esté atrás de las rejas en ese momento y más, cuando tuve que acusarlo a causa de mi papá.
Él me pidió declarar en su contra y si tenia suerte, dentro de diez años podría salir o si algún alma bondadosa le pagaba la fianza. Pero nadie estaba dispuesto a hacer eso. Nadie quería defender a un "manipulador"...
Julieta simplemente estaba ahí. Mirándome sin emociones, no me dirigió la palabra en ningún momento y lo agradecí. ¿Qué iba a decirle? ¿Pedirle disculpas por haberla llamado tía tanto tiempo y en realidad, acostarme con su novio? No, no tenía sentido.
-Hija, comé.- me pidió mi mamá apuntando el plato de asado con ensalada que tenía frente a mi.
Sin ganas, ni emoción agarré el tenedor para comenzar a alimentarme, algunos me miraban pero nadie agregaba nada. Capaz, me querían allí por compromiso.
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-Gracias por venir- se despidió mi vieja de sus amigos, Mauro mientras tanto, se colocaba su campera cerca de mi, hasta que se paró a mi lado.
-Eh.- llamó mi atención -Ya sé que te hace daño no estar con él pero, es lo mejor.- murmuró -Toma.- sacó de su bolsillo una carta y me la entregó.
-Que tus viejos no sepan que la tenés.Le regalé una pequeña sonrisa y caminé escaleras arriba para abrir la carta. La ansiedad se había hecho notar.
"Dania, amor: Perdón por haberte dejado, simplemente perdón. Dije que nada, ni nadie nos iba a separar y así va a ser. Nadie nos va a separar. Me defendí, hice todo, pero nadie me creyó. Nadie entendió todo lo que yo te amo. Hermosa, solo pido que me esperes. Que me esperes el tiempo que sea necesario para que vuelva a estar a tu lado... Por favor.
Tomás."
Y ahí, me quedó todo claro.
Yo tendría que cambiar, por mi misma... Tendría que empezar a quererme y dejar de quererlo. Nunca lo olvidaría. Jamás. Siempre sería ni gran amor. Pero también, mi peor secreto.
FIN.