18.

1.6K 93 12
                                    

Tomás.

Las chicas bailaban frente a nosotros pero yo no le prestaba atención a ninguna, no es porque no fueran hermosas, porque lo eran y el Tomás inmaduro de años atrás quizás se les haya abalanzado encima. Simplemente estaba tomando algo y fumando un porro porque la única mujer que estaba en mi cabeza era Dania.

Ya ni nos entendíamos. Un día nos amábamos, al otro día no.

Supongo que es complicado tratar con una adolescente, más cuando uno es artista. No quería compararla con Julieta tampoco, pero por lo menos ella si se bancaba esas cosas.

—¿Todo bien?— me preguntó Franco, uno de mis amigos que me invitó a Brasil

—Si, si— respondí asintiendo —Solo estoy cansando, me voy yendo.

—Dale, cuidate.

Después de hacer un choque de puños con casi todos, salí de aquella casa que explotaba de gente. Busqué mi auto con la mirada y al encontrarlo, subí. Manejé hasta la casa que compartía con la rubia y al llegar entré.

Era tarde, de seguro estaba dormida así que no dudé en caminar hacia la habitación donde la encontré acostada boca abajo en una ropa interior negra.

Suspiré con pesadez al verla así, ya observar un poco su cuerpo me podía demasiado. —Dania...— susurré.
—Ya estoy acá, amor. Estoy con vos.

Sabia que le dolia que yo saliera por las noches y dejemos de pasar tiempo juntos, pero aunque yo le de la típica explicación de es solo por trabajo no servía.

—Tomi...— murmuró sin abrir sus ojos y abrazándose a mi pecho, yo acaricié su pelo y cerré mis ojos. —Estás acá.

—Si, reina.

De ahora en adelante, iba a tratar de cambiar un poco mi vida. Por ella.

_________________________


—Reina, quedate quieta.— le dije a Dania quien se removía sobre mi entre pierna y no sabia si lo hacia a propósito o que.

El productor del videoclip que estaba por sacar me hablaba pero yo no lo escuchaba y solo asentía ya que tenia otro problema más grande que era el culo de mi novia rozando con mi miembro.

Dania estaba sobre mis piernas y lo único que nos separaba con el productor era una mesa, entonces él no podía ver todo lo que pasaba por debajo.

La mano de la rubia tocó mi entrepierna y con mi mano cubrí mi boca para reprimir un jadeo.

—¿A vos que te parece?— preguntó él.

—Si, Benja. Me gusta.— contesté sin saber lo que me dijo.

—Bueno, entonces, tenemos un trato.— se rió levemente.

Yo me reí también y continuó hablando con los otros presentes. Apreté la cadera de Dania apoyándola más contra mi. Ella soltó un pequeño gemido que nadie notó por suerte.

Aunque sentía una mirada penetrante sobre mi e inspeccioné toda la habitación, Romina estaba viéndonos sería. Seguro ya habia notado lo que pasaba.

—Vamos al baño.— le susurré, Dania asintió y primero fue ella, diez minutos después, fui yo. La encontré en el baño despojada de su ropa y solo con una tanga y corpiño de encaje transparente.
—No me hagas esto, nena. Tengo gente afuera y quiero tenerte para mi hasta el amanecer.— le dije contra sus labios.

—Deciles que se vayan, papi.

—No puedo.— besé sus labios y nuestras lenguas se juntaron causando más tensión, toqué su zona notando lo mojada que estaba. —Un rapidito, amor.

______________________
05:35.

—Tomás.— me llamó Romina, desvíe la mirada hasta ella. —¿No es muy chiquita ella para vos? No creo que te atienda muy bien.— con el sorbete de su trago, bebió un poco.

—¿Y a vos que te interesa, Romi? No seas densa.

Suspiró. —Estoy harta de que me esquives por una pibita de quince años, ¿O no te acordas de como éramos antes nosotros? A mi me dabas hasta para llevar.— quiso colgarse de mi cuello pero la alejé.

—No pienso faltarle el respeto a mi mujer en su propia casa.

Rodó los ojos. —Esa de mujer no tiene nada.

—Tiene más de mujer que vos.

Bufó y se alejó de mi. Ni siquiera sabia como gastaba su dignidad volviendo a mis jodas cuando miles de veces le aclaré que no la queria cerca de mi. Lo nuestro fue algo de unas noches varios años atrás, en la época donde me había separado de Julieta y Dania todavía estaba en España.

Yo no iba a fallarle a mi novia.

nuestro secreto | c.r.oDonde viven las historias. Descúbrelo ahora