Capitulo 2

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A Hyukjae le gustaba su consultorio, era un lugar amplio, tenía su escritorio, dos sillas frente a éste, a su derecha había una cortina blanca que daba un poco más de privacidad para revisar o dejar que los pacientes se cambien. Su padre en numerosas ocasiones le había ofrecido una oficina para que se hiciera cargo de otras gestiones del hospital pero el alfa decidió quedarse ahí, ya se había acostumbrado, además de que le gustaba.

En ese momento estaba sentado en su oficina, todas sus citas médicas habían sido atendidas, ahora solo revisaba algunas carpetas de los pacientes, estaba totalmente concentrado cuando su asistente entró y le dijo que lo buscaban, el moreno solo asintió sin mucha atención. Sora, su madre o su padre solían ir a verlo ocasionalmente así que concluyó que era uno de ellos. Escuchó los pasos ligeros entrar a su consultorio y la puerta ser atorada.

—¿Qué sucede?- Pregunta sin levantar la vista de las hojas, estaba organizándolas para cuando tuviera que buscarlas en los archivos no fuese un lío.

—Mamá dijo que quería verme.- Respondió una voz suave y llena de inocencia, por una milésima de segundo no la reconoció. Levantó la vista y lo primero que vio fueron dos largas y torneadas piernas, un pescador de mezclilla a la mitad de los gruesos muslos, una cintura angosta donde la camiseta de manga larga y cuello de color negro se fajaban. Al terminar su recorrido el rostro brillante y sonriente de su prometido lo veía desde la puerta.

—¡Donghae!- Dice algo sorprendido, tratando de recordar que le había dicho cuando entró.

—¡Hyukjae!- Llamó él omega en un tono juguetón que hizo sentir acalorado al más alto.

El recuerdo de lo que sucedió en la cena hace tres días, cuando pidió la mano del chico y su caminata del jardín que terminó en ellos dos en una posición comprometedora, lo invadieron haciéndolo sentir nervioso. ¿Y si lo volvía a intentar? No estaba mal, iban a casarse pero apenas y lo conocía.

—Ahh.- Salió de su boca sin saber que más decir. Una risita se escapo de los labios de Donghae, quien caminó hasta el escritorio, lo rodeó sin titubeos y se inclinó sobre el alfa besándolo.

Por primera vez, ambos se besaban y fue como un sueño. Los labios gruesos del alfa eran tan suaves, que el omega quería perderse en esa sensación, mientras Hyukjae disfrutaba del beso, era agradable, dulce, exquisito, por un segundo algo entre los dos hizo click.

Cuando Donghae se apartó, le sonrió aún más y se giró a la mesa, movió unos papeles a un lado y se sentó sobre esta, dejando las piernas frente a Hyukjae, haciendo que el alfa tratara de que sus ojos no se perdieran por la blanca y pulcra piel de su prometido. Aún seguía algo atontado por el beso.

—Mi madre dijo que usted quería verme, para revisar algunas cosas de la boda.- Explicó Donghae dejando caer ambas manos sobre sus piernas, el anillo con el zafiro azul resplandecía en los delgados dedos.

—Si, si. Yo quería saber...¿Donde quieres que sea la boda?- Pregunta un poco nervioso, se apoya en la silla tenso como un alambre levantando la vista hacia los ojos castaños.

—Mmm...en la playa.- Responde Donghae con una sonrisa mientras se muerde los labios.

Los ojos castaños se pierden en el cuerpo de Hyukjae, quien tenía una constitución delgada pero de hombros anchos, era fuerte y masculino, él omega estaba ansioso por llegar a la noche de bodas. Además de ese traje y la bata blanca que llevaba puesto lo hacían desear estar enfermo y que el doctor lo curase, con una graaaan inyección.

—¿Alguna en especial?- Preguntó el alfa poniéndose de pie, sacando al más joven de sus alocados pensamientos, así que el pelinegro aprovecha y separa las piernas se inclina un poco al frente tomando de los hombros al más alto y acercándolo a él hasta que estaba entre sus piernas.

—Nop, solo que la arena sea blanca y el agua de un hermoso azul turquesa.- Dice el joven sonriendo ampliamente, enreda sus brazos en el cuello del alfa y aprieta sus piernas en las caderas ajenas. Puede ver los ojos negros, volverse más oscuros, un brillo ámbar aparece en ellos. Sus instintos están muy presentes.

—Quizá deberías dejarme unas notas sobre lo que quieres y después lo discutimos.- Ofrece Hyukjae con la voz algo ronca perdido en la hermosura del omega. El olor dulce, apenas perceptible lo inundan, si no tomara las pastillas y lo suprimiera, estaría vuelto loco.

—Claro.- Dice Donghae mientras envuelve sus piernas alrededor del cuerpo del alfa, bajo la bata blanca que lleva, un color que realmente le sienta muy bien. —Imagino que sabe mucho de anatomía ¿No?- Inquiere el más joven, inclinándose un poco hacia atrás, el mayor lo sigue sin apartar la vista de él, sus rostro impasible y sus ojos centelleantes lo intimidan pero trata de ignorarlo.

—Si...- Responde el otro con simpleza.

—Jamás he estado con una persona de forma íntima, sea honesto ¿Me dolerá cuando me tome?- Susurra Donghae acercándose y cerrando los ojos, una de sus manos se desliza por el pecho del alfa hasta su abdomen, y sus labios van directo al cuello del contrario. La lengua húmeda del omega se desliza por la piel blanca, los dientes mordisquean y sus labios succionan.

Donghae logra sacarle un gruñido a Hyukjae y se siente victorioso, pero su sentimiento no dura demasiado. El teléfono de la mesilla comienza a sonar haciéndonos saltar a ambos de susto. El más alto parpadea confuso, las mejillas de Hyukjae están coloreadas de rojo, eso incluía sus orejas.

Toma el teléfono con las manos temblando y responde entre balbuceos. Cuando cuelga se da cuenta que sigue entre las piernas del moreno, lleva sus manos sin pensarlo a los muslos para apartarlos pero ahí las deja. Hyukjae siente la suave piel bajo sus dedos, mira esos ojos cafés y el hermoso rostro.

—Tengo un paciente en urgencias. Es urgente.- Dice algo distraído.

—Puedo esperarlo aquí, podríamos ir a cenar tal vez ¿Tardará mucho?- Pregunta Donghae ladeando la cabeza, los dedos de este van a las grandes manos del alfa, las toman y las mueve un poco más arriba, debajo del diablillo de sus pantalones cortos.

—No lo se, podría pasar por ti a tu casa.- Sugiere Hyukjae viendo esos hermosos ojos color chocolate. Ese brillo travieso y lleno de segundas intenciones lo pone demasiado inquieto y nervioso, pero no de una mala manera.

—Lo esperare ansioso, pero por favor. No se olvide.- Pide Donghae con un puchero en los labios rosados. Se baja del escritorio, haciendo que Hyukjae aleje las manos de la piel de sus muslos.

El pelinegro se pone de puntillas para estar a la misma altura de su prometido, lo toma de las mejillas y le planta un beso, profundo, apasionado y nada inocente. Le da otros en ambas mejillas y uno en la nariz, esa sonrisa traviesa lo acompaña hasta que sale de la puerta y se despide con un "Adiós doctor Lee"

El doctor Lee se queda en su sitio sin moverse, sintiendo el corazón latir con fuerza. Aún con las sensaciones a flor de piel, probablemente no se hubiese movido si su asistente no hubiese abierto la puerta para recordarle del paciente en urgencias. Haciendo que el alfa saliera corriendo, tratando de que el chico de la dulce sonrisa y mirada descarada no lo distrajeran.

Y lo logró, la mayoría del tiempo.

Dulce y Descarado [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora