Capitulo 3

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Donghae había vaciado la mitad de su armario para seleccionar que ponerse, reviso cada una de las prendas, las paso de un lado a otro sin decidirse. Después de dos horas decidió que quería seguir provocando a su prometido, le gustaba que se controlase de esa manera pero el pelinegro era quien quería hacerle perder los estribos, de una buena manera.

Fue al cuarto de baño, se metió a la gran tina que llenó de agua tibia, con miles de jabones y sales que le hacían cosquillas en lugares interesantes mientras se desbarataban. Se duchó y seco con toda la calma del mundo, salió completamente desnudo a su habitación y comenzó a vestirse. Su madre y hermano fueron con su cuñada a una comida familiar, él se deshizo del compromiso cuando les dijo que cenaría con Hyukjae.

Se puso unos bóxers blancos, un pantalón de mezclilla deslavado, unas calcetas grises, unos tenis blancos y una camiseta del mismo color, esta última era de tirantez que dejaba ver sus brazos y parte del pecho. Colocó un colgante de oro blanco con una pequeña piedra brillante colgando.

Bajo las escaleras corriendo, el cabello oscuro le caía libremente por el rostro, aún seguía algo húmedo pero no le importó. Iba en dirección a la cocina por un refrigerio cuando el timbre de la puerta sonó, se preguntó si acaso había tardado demasiado. Sintió que el tiempo pasó rápido. Fue hacia la puerta con toda la tranquilidad del mundo, llevó una de sus manos a sus oscuros cabellos, la pasó entre ellos para alborotarlos un poco y abrió.

Del otro lado un visiblemente nervioso Hyukjae estaba de pie, también vestía de forma casual, pantalón de vestir, zapatos de cuero, camiseta azul y una chaqueta del mismo color un poco más oscura. Pero lo que hizo que el pelinegro sonriera de par en par fue el ramo de flores que llevaba, eran rosas blancas envueltas en papel del mismo color y con un listón azul.

—Buenas noches, me demore un poco en el...- Cualquier cosa que Hyukjae fuera a decir fueron acalladas por los delgados y hambrientos labios de Donghae, quien estaba de puntillas abrazando por el cuello al alfa, los labios unidos en un beso largo y dulce. Cuando se separaron el más alto se dio cuenta que tenía las manos alrededor de la cintura del omega. Con cuidado se apartó y le sonrió algo sonrosado por el repentino beso.

—Buenas noches, me da mucho gusto verlo.- Saluda Donghae con una sonrisa coqueta en los labios y una mirada brillante en los ojos castaños.

—A mi también, te traje flores. No se si te gusten...- Dice Hyukjae dándole el enorme ramo, el rubio le toma con efusividad y se inclina para aspirar el exquisito olor.

—Son hermosas, me encantan.- El omega entra corriendo a su casa, invita a su prometido a que entre en lo que pone las rosas en agua, hace circo maroma y teatro para no tener que quitar el delicado papel que las envuelve, ni el moño, lucían bellísimas.

Donghae estaba a punto de regresar a la sala de estar con las rosas en el florero cuando noto una pequeña tarjetilla, la tomó entre sus dedos, por un momento creyó que estaría en blanco pero no. Tenía una inscripción.

"Unas rosas bellas para un joven hermoso, cualquier flor se marchita al lado de tu incandescente perfección. LH"

Toma el recipiente y sale de la cocina, con paso rápido lo deja en la mesa de centro y se gira hacia el alfa de pie a escasos metros de la salida. Donghae siente su corazón latir con fuerza y el calor inundarle el cuerpo, pero se arma de valor antes de preguntarle.

—Usted escribiste la nota.- Dice el omega en lugar de preguntar. Las mejillas de Hyukjae se vuelven rojas nuevamente, para una piel tan blanca son difíciles de disimular. Carraspea un poco antes de aclararse la garganta y responder.

—Si, me dijo la florista que si quería ponerles algo. No creí que lo leyeras.- Los ojos oscuros del mayor viajan por todas las partes de la casa evitando a Donghae.

—¿Es verdad lo que escribió? ¿Lo cree?- Pregunta el pelinegro con ansias de saber la respuesta.

—Es algo cursi ¿No?- Indaga el alfa encogiéndose de hombros pero los enormes ojos castaños le indican que debe dar una respuesta más concreta y lo hace. —Si, es verdad. Creo que eres hermoso y las rosas no pueden acerté competencia.- Dice viendo al más joven.

—Gracias.- Susurra con la voz delgada, aprieta la tarjetera entre sus manos y da algunos saltitos en su lugar. El anillo de compromiso parece brillar de un azul más fuerte.

—Se que nuestro matrimonio no será por amor, pero realmente quiero intentarlo. Quiero que lleguemos a tenernos cariño y si se puede, que nos amemos.- Dice el alfa con una sonrisa tímida, se frota con los dedos la parte trasera de la nuca en espera de una respuesta.

—Yo también quiero que lleguemos a enamorarnos, y créame cuando le digo que haré todo, pero escúcheme bien, TODO lo que esté en mis manos para que así sea.- El omega termina de hablar con una enorme sonrisa. Se acerca a Hyukjae, se pone de puntillas y le murmura al oído. —Incluso dejare que me meta en cintura con una varita de mimbre. Pero solo eso.- Recalca lo último en lo que regresa a su posición original y esa sonrisa descarada llena de segundas intenciones que hace sentir al alfa como un colegial virgen.

—¿Nos vamos?- Pregunta la voz del hombre, algo aguda. Trata de ignorar las palabras de su prometido.

Gracias al cielo éste se apiada de él y salen de ahí en silencio. El camino en el auto es tranquilo, hay comentarios, pláticas cortas y frases sencillas pero todas sin insinuaciones o dobles sentido. Cuando llegan al restaurante caminan hacia el hombre en la entrada, quien los lleva a su mesa. Es en un balcón, donde se ve el hermoso cielo azulado y las estrellas brillantes,

Donghae se quedó maravillado por la vista. Ambos tomaron aciento y les llevaron la carta, en un silencio cómodo los dos revisaron el menú y pidieron su cena. El más joven empezó a sentir el aire fresco contra la piel desnuda de sus brazos que se colaba por la delgada tela de su camiseta, pero aún así decidió aguantarse.

Cuando trajeron los platillos se les hizo agua la boca, olían exquisito y se veían de maravilla. Comenzaron a comer con calma, la conversación fue iniciando nuevamente poco a poco, primero preguntas al azar y después cosas del otro. Donghae descubrió que a Hyukjae le encantaban las fresas y el otro que el pelinegro amaba los aguacates.

—¿Podemos tener un árbol de aguacates en casa? Se lo había pedido a mamá pero dijo que no era necesario y que jamás riego las plantas, mucho menos una en especial.- Dijo el omega con un adorable puchero en los labios.

—No lo se, no me gustan, además puedes comprar en la tienda o el mercado.- Sugiere Hyukjae con simpleza, se encoge de hombros y le sonríe.

—Pero lo cuidaré, pondré un recordatorio en mi teléfono para saber cuando regarlo o podarlo y esas cosas.- Resuelve el pelinegro con rapidez, le sonríe al hombre frente a él en espera de una respuesta afirmativa que aún no llega.

—Estarás en la pastelería o en clases ¿Como se supone que irás hasta la casa, lo regarás y regresarás a donde sea que estes?- Cuestiona Hyukjae a la vez que se lleva un bocado de patatas fritas a la boca.

—Podemos contratar a alguien que lo riegue, porque habrá alguien que se encargue de la casa ¿O lo haré yo?- Pregunta el más joven.

—Claro que habrá alguien, si ambos estamos trabajando no creo que la comida se haga sola, la casa se limpie y la ropa se lleve a la tintorería ¿Cierto? Sería demasiado pesado para ambos aún con las tareas divididas.- Puntualiza el más alto bebiendo de su copa de vino.

Donghae está a punto de contraatacar cuando nota que Hyukjae se quedó quieto, la copa vacía en la mano, la boca ligeramente abierta y la mirada perdida en un punto tras el. Así que se gira para mirar lo mismo que su prometido. Kim Jinsook está caminando hacia ellos con un hombre a su lado, a quien lleva tomado de la mano.

¿Acaso iba a saludarlos? Después de que le puso el cuerno a él alfa y lo dejó, aunque estuvieran prometidos. El pelinegro se puso de pie, esa mujer iba a saber quien era Lee Donghae y que nadie lastimaba a su alfa.

Dulce y Descarado [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora