Capitulo 4

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Antes de que Donghae pudiera hacer algo, Hyukjae lo tomó de la muñeca y se lo llevó fuera, serpentearon entre las mesas hasta los balcones que daban a los jardines, una vez ahí cerró la puerta y la atranco. Se recargó en ella, llevo una de sus manos al pecho mientras respiraba con dificultad y tenía los ojos firmemente cerrados. Un escalofrío le recorrió por el aire helado.

—¿Está bien?- Cuestiona el pelinegro acercándose poco a poco a Hyukjae.

—Si, solo que no quería hablar con ella, ni con su...- Deja las palabras a medias.

—¿Novio?- Indaga el más joven. Trata de imaginar lo doloroso que debe ser para el ver a aquella persona con la que compartió tanto, le destrozo el corazón y lo engañó, en compañía de aquel por el que lo cambió.

—Si, eso.- Dice el mayor, irguiéndose y tratando de recobrar la postura.

Donghae se acerca con calma hacia el más alto, le sonríe con amabilidad. Estira una de sus manos para tomar la del alfa, entrelazan sus dedos y aprieta, dándole apoyo.

—Perdón, no debí huir de esa forma. Solo que no...- Comienza a explicarse, con una disculpa en su mirada.

—Entiendo lo que debe ser para usted, más si aún siente algo por ella.- El moreno le sonríe con cierta resignación. Donghae entiende que una relación de cinco años no desaparece de la nada, sabe que los sentimientos no se esfuman y sabe que se casará con un hombre que amo a alguien más.

—No estaba listo para verla, para lidiar con todo aquello nuevamente. Se sentía como ver a un fantasma.- Dice el más alto, se aparta de las puertas y camina hacia la baranda de piedra recargándose en ella.

—Hyukjae...- Pregunta él omega sin saber muy bien que hacer. La sensación de incomodidad empezaba a rodearlos, después de todo la situación en si lo era.

—Lo siento, no quise arruinar la velada.- Explica el alfa girándose hacia el más joven ofreciéndole una sonrisa de disculpa.

—Mamá y Donghwa se quedarán a dormir con la familia de Sunsook y no quiero pasar la noche solo.- La voz del moreno es baja y suave, como una melodía susurrante que a Hyukjae le gusta.

—¿Quieres que terminemos la cena en mi casa?- Cuestiona Hyukjae algo indeciso, no estaba seguro de que llevarse a su prometido a su casa sola fuese la mejor idea. Pero otra parte de él le decía que se lo debía, además probablemente iba a llover, puede irse la luz o cosas así era peligroso para un omega solo.

—Si a usted le parece ¿Podríamos ver una película?- Dice Donghae encogiéndose de hombros.

En ese momento Hyukjae se da cuenta de que el más joven tiene la piel erizada por el frío. Se quita la chaqueta y se la pone con cuidado, le queda algo grande pero le cubre el frío, el pelinegro disfruta del olor que desprende la prenda.

—De acuerdo.- Sede el alfa ante la petición de su prometido.

Salen del balcón, pagan la cuenta y salen de ahí tratando de no ver a las mesas y sus ocupantes. Pero un par de ojos color miel los siguen a ambos hasta que desaparecen por la puerta.

Entran al auto y se van del restaurante, hicieron una pequeña parada en la casa de Donghae ya que éste insisto en ir por su pijama además de verificar que todo esté bien cerrado. En cuestión de minutos vuelven al camino, al llegar a la casa del mayor él omega se queda perplejo.

Pasan en el auto por caminos angostos de piedra hasta llegar a una propiedad rodeada de una alta barda de concreto, la puerta color negro se ve como una mancha en la oscuridad, se abre con lentitud y entran en el auto, dejándolo en la cochera.

Se dirigen a la puerta que se conecta a la sala de estar, al encender las luces se ve el piso de madera pulida color miel, las paredes blancas y los sofás del mismo color, una mesilla de centro con un adorno raro y pequeño, frente a estos estaba la enorme televisión sobre un mueble de madera, las dos ventanas a lado de esta estaban cerradas.

Donghae se quitó los zapatos, dejándolos al lado del sofá, camino casi con miedo de ensuciar el suelo, todo estaba tan pulcro, se veía como una casa de revista, cada superficie brillaba y relucía de limpia.

—Puedes buscar algo para ver, preparare chocolate caliente. Es instantáneo ¿No importa?- Pregunta Hyukjae.

—Está bien, responde el pelinegro aún embobado por la casa.

La suya era grande pero más colorida, también de dos plantas pero está se veía tan...perfecta. Colores monótonos, suaves, bonitos y elegantes, no había nada extravagante más que el arreglo en la mesa pero aún así era muy hermosa. Camino con cuidado hasta el sofá blanco, se sentó, tomó el control remoto y encendió la televisión.

Paso los canales, en busca de una película sin tener éxito, abrió una de las aplicaciones y recorrió el catálogo hasta toparse con una que parecía interesante, le puso play y espero con paciencia a que iniciara.

Estaba empezando y se sumergió en ella, había una niña que se perdía en la playa, entraba a una especie de carpa de circo, caminaba sola explorando el lugar, la música se volvía tensa, te avisaba que algo estaba próximo a suceder.

—¿Cuál escogiste?- La voz de Hyukjae coincidió con el momento exacto en que la película te hace saltar, Donghae soltó un gritito a la vez que sentía que su corazón se salía de su pecho.

—Ninguna.- El pelinegro toma el control, apunta a la televisión y se sale dejando un canal al azar.

—Perdón, no quise asustarte.- Le dice Hyukjae sentándose a su lado, le ofrece la taza de chocolate que el más joven toma entre sus dedos.

—No importa.- Dice el más joven, toma un sorbo de su taza con calma mientras su mirada va a la pantalla qué pasa de comercial en comercial.

El alfa apaga la luz, ambos esperan para ver qué tan entretenida es la película qué hay, charlan un poco. Ambos ignoran el momento en el restaurante, retoman su platica sobre cosas al azar, conociéndose poco a poco, cuando su segunda opción de película comienza el omega se termina acurrucado sobre el pecho de su prometido empezando a sentirse somnolientos. Las dos tazas de chocolate vacías sobre la mesilla y una película de tornados en la televisión.

El rubio se siente cómodo en los brazos del mayor pero él quería más, no había insistido en ir a la casa de Hyukjae solo porque si. Donghae se incorporó con cuidado viendo al alfa como dormía plácidamente después de una hora de película. El pelinegro se quitó la chamarra, la dejó sobre el respaldo del sofá y se subió a horcajadas sobre el cuerpo del mayor, se sentó sobre las piernas de éste y lo empezó a besar.

Mientras los besos avanzaban Hyukjae despertó, los gruesos labios le respondieron con anhelo y deseo mientras murmuraba "Donghae" entre suspiros, las manos grandes tomaban la delgada cintura del omega con fuerza y recelo. Entonces el fuerte olor del alfa le inundó las fosas nasales, el aroma a masculinidad y testosterona pura lo marearon, los besos del alfa se volvieron más agresivos y necesitados, las manos apretaron sus glúteos con fuerza haciéndolo gemir.

Fue cuando Donghae se dio cuenta, cuando el gruñido grave le erizó la piel, lo hizo sentir tan pequeño e indefenso, cuando los colmillos mordieron sus labios delgados y cuando las uñas rasgaron su piel. Hacer que un alfa entrara en celo antes de tiempo era muy poco probable pero podía pasar, y él omega acababa de hacerlo.

Dulce y Descarado [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora