Donghae despertó con el sonido de la puerta, escuchó algunos pasos de pies descalzos demasiado cerca de su cabeza para después alejarse pero aún los podía oír, parpadeo, se removió entre las almohadas y la sabana, se estiró como un gato perezoso sintiendo los músculos desenredarse y una incomodidad entre sus glúteos punzar. Un quejido salió de sus labios mientras hundía la cabeza en la almohada.
Escuchó el sonido de los platos y el de cajas ser abiertas, el olor a comida llegó hasta sus fosas nasales y lo envolvió, inmediatamente su estómago empezó a gruñir por él hambre. Pero Donghae se negó a moverse del cómodo y calientito lugar donde se encontraba, entre abrió los ojos y vio la chimenea casi apagada por completo.
Suspiro derrotado y vencido por el hambre, se apoyó en las palmas de sus manos para ponerse de pie, tomó su camiseta la cual estaba pulcramente doblada en el sofá, se la puso sintiéndola suavecita, le llegaba hasta los muslos, se colocó la ropa interior ignorando la incomodidad en su trasero y avanzó con paso lento hasta la cocina, masajeo su cuello donde la mordida le picaba, lo cual era normal los primeros días.
Al asomarse por la cabeza puerta vio a Hyukjae sirviendo la comida y dos copas de vino tinto, traía un pantalón de mezclilla color negro y un suéter de cuello alto color café, su cabello castaño lucía algo despeinado pero le sentaba bien, los ojos oscuros de su alfa se desviaron hasta él en cuestión de segundos una enorme sonrisa apareció en los carnosos labios, dejó todo lo que estaba haciendo y camino hasta donde estaba Donghae, lo envolvió en un abrazo recibiéndolo con un beso inocente.
—Buenos días.- Saluda el más alto, acariciando la mejilla de su prometido.
—Buenos días.- Responde de igual manera él omega, se pone de puntillas y con los dedos acomoda algunos mechones rebeldes de la melena castaña, desliza el índice por la prominente nariz hasta llegar a los gruesos labios de Hyukjae.
—Creí poder volver a tu lado antes de que despertaras.- Dice el alfa, con una sonrisa de disculpa en su rostro, el más joven niega restándole importancia.
—Tendremos muchos días para despertarnos juntos.- Dice el pelinegro enredando sus brazos en el cuello ajeno.
—Lo se, será maravilloso verte siempre que habrá los ojos.- Hyukjae vuelve a besarlo y ambos se pierden en ese toque, son solo besos suaves y dulces, casi inocentes. Como si se estuvieran conociendo apenas, llevaban unas horas de haberse unido y el sentimiento hacia el otro solo crecía y crecía.
Después de unos momentos se separaron, con las mejillasy orejas rosas, los labios ligeramente carmesí e hinchados. Se vieron a los ojos y se rieron apenados como niños pequeños, la sensación cálida de ambos se multiplicaba por lo que compartían. Estaban abrazados, en contacto, compartiendo tanto y nada con solo una mirada hasta que el sonido del estómago hambriento de Donghae los separó entre risas y pena.
—Porque no desayunamos primero.- Ofrece el alfa, besando la frente del más joven, se aparta y va de nuevo hacia los platos colocando uno frente al otro sobre la barra de madera.
—Me parece una buena idea.- Dice Donghae encogiéndose de hombros algo apenado por su insistente estómago. Toma unos cubiertos y se lleva el primer bocado a la boca, la carne caliente sabe tan bien que empieza a salibar. Saborea, mastica y disfruta, toma la copa y bebe un poco, el sabor es dulce y agradable pero siente demasiado el alcohol.
—Hay limonada sino quieres vino. Tú madre me dijo que no eres muy aficionado al alcohol.- Explica Hyukjae empezando a comer.
—Es que hace efecto pronto pero éste sabe bien, pero ¿No es muy pronto para la hora feliz?- Cuestiona Donghae bebiendo un poco más, el sabor dulce era agradable para su paladar y después de un rato comenzó a acostumbrarse.
—Claro que no.- Ríe el mayor saboreando un pico del vino. —Es solo una copa, no nos vamos acabar la botella. Hace bien para la salud.- Explica el alfa algo divertido por cómo los ojitos castaños empezaban a lucir adormilados.
—Hyukkie, mi cumpleaños será pronto ¿Que me regalaras?- Pregunta Donghae de la nada con un puchero en sus labios y los ojos aprecian no enfocarlo.
—No creas que no lo recuerdo dulzura, pero lamento decirte que es una sorpresa.- Explica el alfa tocando la punta de la nariz recta del otro con su dedo índice de forma juguetona. Los ojos del pelinegro se dirigen a ese punto, haciendo viscos y luciendo tremendamente adorable, sin poder detenerse Hyukjae saca su teléfono celular y toma una fotografía de su omega, era tan bonito, la coloca como fondo de pantalla.
—¡Hyukkie!- Llama de nuevo el más joven sirviéndose vino, se llena la copa hasta el tope, la lleva a sus labios y antes de que el mayor reaccione se la termina toda con un pequeño hipido, sonríe victorioso y sigue comiendo como si nada.
—Debí comprar jugo de uva.- Piiensa en voz alta el castaño viendo como el rostro y cuello de su pareja se vuelven rosados, empieza a tambalearse mientras mastica la carne y se mete una cucharada de arroz a la boca, gime por la deliciosa comida y asiente satisfecho.
Disimuladamente Hyukjae guarda la botella bajo la barra, termina su comida y espera pacientemente al otro, están ahí los dos solos, no le preocupa que Donghae esté algo alegre, parece de los que se duermen fácilmente además solo fue un poco de vino, era más uva que alcohol. El alfa tomó una servilleta y limpió la comisura de los labios del otro cuando terminó, le dio un poco de agua que el otro aceptó a regañadientes y se lo llevó a la sala.
Apago y cerró la chimenea, se sentó con el borracho castaño recostado contra su cuerpo y empezó a acariciar sus cabellos con calma. Tal vez si se dormía podría llevarlo más tarde al río, sentarse en la orilla mientras hablan de cosas triviales, solo había estado en esa cabaña dos veces cuando Sora le pedía que le llevara comida porque a su hermana se le olvidaba y no le gustaba andar a vueltas.
Ahora se alegraba de poder estar ahí, aunque fuera con Donghae más dormido que nada balbuceando palabras incoherentes. No sabe cuando fue o como, pero de pronto se dio cuenta que se había enamorado del chico con el que se iba a casar, aquel cuya madre lo persiguió por meses hasta que aceptó el compromiso.
No tiene idea que fue lo que lo cautivó pero no se arrepiente, está agradecido que le rompieran el corazón y lo traicionaran o no hubiera conocido a Lee Donghae, su omega, prometido, pareja y el amor de su vida. Ambos se amaban y lo sabían sin necesidad de decirlo porque lo sentían.
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Dulce y Descarado [Omegaverse]
Hayran KurguLee Hyukjae es un hombre tímido y vergonzoso respecto a la intimidad, a sus veintiocho años termino una relación de un lustro, pero después de diversos imprevistos termina casado con Lee Donghae un joven de veintiún años que al contrario del otro, e...