Capitulo 1

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Lee Donghae se estaba terminando de arreglar cuando su madre entró a su habitación, estaba tarareando una canción pegajosa. Kim Hyang-sook era de las viudas más adineradas y cortejadas de la comunidad, pero después de perder a su esposo y compañero hace una década no quiso volver a tener algo romántico y serio con otra persona.

—¿Estas listo?- Cuestiona ella, tomándolo de los hombros, estaba de pie tras él con una gran sonrisa en los labios, ambos reflejándose en el enorme vidrio del tocador.

—Claro.- Responde el más joven con una gran sonrisa en sus delgados labios. Donghae llevaba una camiseta negra de manga larga y cuello, fajada en un pantalón blanco hasta la cintura, además de unos relucientes zapatos de cuero que eran del mismo color de la camiseta. Su cabello negro estaba peinado hacia atrás, dejando que algunos mechones rebeldes cayeran por su frente.

—Espero que seas encantador, me pediste que te comprometiera con Lee Hyukjae desde que se supo que le pintaron los cuernos, ahora está aquí para pedir tu mano.- Dice la mujer con severidad.

—Lo se, lo se. Pero es quien quiero que sea mi compañero de toda la vida, quiero que él me marque como su omega.- Explica el moreno con un puchero en sus labios.

Donghae y Hyukjae no habían interactuado por más de cinco minutos en toda su vida, además de la diferencia de edad, el moreno tenía veintiuno y el alfa veintiocho. Pero al omega le gustaba lo respetuoso que era el otro, nunca lo vio como un pedazo de carne, era amable y realmente dulce. Tal vez no puedas conocer a una persona en cinco minutos pero cuando la observabas desde lejos, averiguabas bastante.

El timbre de la puerta sonó y ambos saltaron del susto, miraron el reloj y aún faltaban diez minutos para la hora en que lo citaron. Los dos bajaron corriendo, topándose con Donghwa y su esposa que estaban más que listos.

La señora Lee se irguió, alisó su impecable vestimenta y fue a abrir. Al otro lado de la puerta estaba Hyukjae con sus padres u su hermana. Los invito a entrar, les recogieron sus sacos, para llevarlos a la sala de estar.

—Me alegra mucho que esté toda tu familia Hyang-sook.- Dice el padre de Hyukjae con una sonrisa amable.

—A mi también.- Dice a la vez que se hace a un lado para presentarlos. —Mi hijo mayor Donghwa y su esposa Sunsook.- Señala a ambos quienes se inclinan en una respetuosa reverencia hacia los presentes. —Y mi joven hijo, Donghae.- Señala al moreno quien hace exactamente lo mismo con los otros dos.

Todos toman asiento en la sala de estar, comienzan a charlar sobre sus negocios o trabajos, Los padres de Hyukjae eran dueños del hospital privado del pueblo y ayudaban con donaciones al hospital comunitario, mientras que la señora Lee era una viuda adinerada ya que provenía de una buena familia, además de que tenían una repostería y una cafetería aparte.

Mientras hablaban Donghae se perdió en el perfil de Hyukjae, los ojos oscuros, la mandíbula marcada, una estructura ósea bastante inusual, además de los pequeños lunares sobre su blanca piel. El cabello negro como la noche, pero lo que más le encantó eran los gruesos y carnosos labios del alfa, lo hacían relamerse. Quería lamerlos y morderlos.

Por otra parte Hyukjae seguía escuchando la platica sin hacerlo, sentía la mirada del omega sobre él y lo ponía nervioso, no de mala forma sino que no estaba acostumbrado a ser el centro de atención.

Recordó la razón por la que estaba ahí, haciendo que su mente vagara aún más y fuera a esos recuerdos que llevaba seis meses sin poder apartarlos. Cuando Jinsook le pintó el cuerno y lo humilló a lo grande, en lugar de querer borrar el matrimonio de su vida, hizo lo contrario.

Llegó a la conclusión de que casarse por amor no sería posible, la mayoría de sino es que todos los matrimonios eran arreglados, él había tratado de no seguir con esa regla ¿Y como terminó? Siendo engañado.

Sabía que al ser un alfa y el otro un omega, implicaba una union, que lo mordiera y marcara como suyo pero también tenía la obligación de cuidarlo. Hyukjae no renunciaría a ello, buscaba a una persona que le diera cariño, compañía y más que nada le fuese fiel, lo respetara y un chico menor que él lo haría. Mientras el alfa respetaría, cuidaría y querría al otro tanto como pudiera, serían un equipo, además por lo que tenía entendido Lee Donghae realmente quería casarse con el, así que era perfecto. Sabía que el matrimonio implicaba muchas cosas más y estaba dispuesto a cumplir con todas.

—Bien, entonces...Hyukjae.- La voz de su madre sacó al mayor de sus pensamientos, la volteó a ver y parpadeó confuso antes de darse cuenta a lo que se refería. Asintió en entendimiento y volteó a ver a Donghae quien lo miraba con un brillo en los ojos castaños.

El alfa se puso de pie, se acercó hasta donde estaba el moreno y se hincó colocando solo una de sus rodillas en el suelo, escuchó los chillidos de su hermana tras él. Sacó la pequeña caja negra del bolsillo de su chaqueta y la abrió frente al más joven.

—Lee Donghae ¿Me concederías el honor de ser mi esposo, mi compañero y mi amante por el resto de nuestras vidas?- Pregunta con la voz en un tono suave.

—¡Sí!- Grita el omega extendiendo la mano. Hyukjae la toma y saca el anillo de oro blanco, con un hermoso zafiro en el, una gema como esa no era lo común para un anillo de compromiso pero el dueño tampoco lo era. Se lo pone con cuidado a su ahora prometido sorprendiendo de que encajara tan bien. Era de la medida exacta.

El alfa se pone de pie y todos los felicitan como sino hubieran sabido ya de la pedida de mano. La madre del omega estuvo casi acosándolo para arreglar el matrimonio y no se arrepentía de haber cedido, no sabía cómo pero estaba seguro de que Lee Donghae sería el indicado para el.

—¿Quiere pasear en el jardín en lo que la cena está lista?- Pregunta la suave voz del omega.

—Por supuesto.- Responde Hyukjae ofreciéndole el brazo.

Salen de la casa, hacia él porche. Todos los demás están en el interior, exactamente en la cocina poniendo los platos y hablando sobre los recién prometidos y un poco sobre los negocios.

El aire en el exterior era fresco, el olor a plantas y humedad resultaba reconfortante, caminaron en un silencio que se volvía más incómodo con cada paso que daban. Cuando llegaron a donde había una silla de madera que daba hacia la alberca, el alfa insistió en que fuera Donghae quien se sentara pero éste se negó.

Tomando por sorpresa al mayor, el más joven lo empujó del pecho haciéndolo caer sentado y antes de que éste reaccionara el omega ya estaba sobre las piernas del otro.

Hyukjae no estaba sonrosado, sino de un rojo profundo, que iba desde sus mejillas hasta sus orejas, sintió el nerviosismo y pánico atacarlo. Tenía a un omega sentado en sus piernas, el dulce aroma de éste lo inundó dejándolo completamente hipnotizado.

Donghae solo sonrió con inocencia mientras se movía con descaro sobre el regazo del alfa, se recargó en el fuerte pecho de éste y levantó el rostro viendo lo avergonzado que estaba. Era un alfa inusual, eso solo hacía que quisiera más de él, mucho más. El más joven se acurrucó mientras Hyukjae lo abrazaba con torpeza, él omega quería "intimidar" y el mayor rogaba por no tener una erección ante el dulce aroma y los movimientos del otro sobre su masculinidad.

Dulce y Descarado [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora