Capitulo 14

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Donghae estaba sentado frente a la chimenea en una cabaña a las afueras del pueblo bastante cerca del río, incluso se escuchaba el agua correr desde donde se encontraba. Antes de ir había tomado tres baños y duro una hora sumergido en sales de baño, pero estaba nervioso e incluso había tomado una pastilla para no olvidarla después.

Cuando le dijo a su madre, está solo suspiro y negó con resignación diciéndole "Haz lo que quieras, siempre lo haces" Le apretó la mejilla le dio un beso en la frente y el pelinegro saltó de gusto. Esa era la razón por la cual estaban ahí, era de la hermana de Hyuk, quien se las prestó, ella la compro para ir a despejarse o desestresarse y ellos iban a algo parecido.

Llevaba puesto un enorme suéter azul con los hombros descubiertos y un pescador negro, estaba descalzo y recostado contra el sofá. El fuego de la chimenea se movía con lentitud calentando el lugar, estaba nervioso. Él había sido el descarado quien provocó a Hyukjae, siempre lo quiso pero eso no quitaba que el otro tuviera experiencia, se mordió los labios mientras se preguntaba cómo sería.

—Donghae.- Llamó el más alto haciéndolo saltar en su lugar, se giró y vio a Hyukjae acercarse hasta tomar asiento a su lado. Le acaricia la mejilla, el omega no lo resiste y se lanza a los brazos del otro, cae de espalda con el más joven encima de él, besándose como si no lo hubiera visto en años. Él omega rápidamente se posiciona sobre el alfa y le sonríe con las mejillas ardiendo.

—No quiero esperar más.- Dice el joven mientras el otro acaricia su cuello.

—Lo se.- Responde mientras Donghae se agacha hasta que ambos unen sus labios, el beso comienza a se suave y dulce pero poco a poco se va volviendo más intenso, las caderas del omega se comienzan a mover, éste empieza sentir la virilidad del alfa crecer contra sus glúteos. El olor varonil de Hyukjae mezclado con el de la madera en la chimenea hacía que se grabara en su mente a fuego.

—Hyukjae, arriba es incómodo.- Dice Donghae algo agitado.

El castaño solo asiente y se incorpora, el más joven baja del regazo del otro y se sienta en el suelo cubierto por un tapete suave color turquesa. El mayor con cuidado extiende una sábana y acomoda algunas almohadas para que el otro se recueste.

—Gracias.- dice él omega dejándose caer contra los suaves cojines separando las piernas para que el otro se cuele entre ellas, Hyukjae se inclina sobre el, lo recorre con la mirada de arriba a abajo como si fuera una pintura hermosa que admirar, sonríe mientras le acaricia el labio inferior con el pulgar, los ojos oscuros lo ven brillantes llenos de deseo y algo más, algo que hace que al pelinegro se le llene el pecho de una sensación cálida.

El alfa desliza las manos por el delgado abdomen del omega, hasta que llegan a la cinturilla de sus pantalones cortos, lo voltea a ver y cuando éste asiente cuela los dedos dentro bajándoselos junto a la ropa interior, dejándolo desnudó y expuesto de la cintura para abajo, le saca la ropa tirándola lejos, desliza sus manos desde los tobillos, acariciando toda la piel hasta los muslos, separándolos y acomodándose entre ellos.

Hyukjae regresa por los labios del dulce omega, los toma con necesidad y posición, besa, lame y succiona hasta dejarlos hinchados mientras sus manos vagan por el cuerpo del más joven acariciando la piel tibia, sintiendo las manos de Donghae recorrer la piel ajena, acariciarse y amarse mutuamente con tanto cuidado y atención como si ambos temieran que ese íntimo momento se pudiera romper.

Hyukjae dejó que el otro le quitara la camiseta y llevara sus manos hasta el pantalón, el cual desabrochó, colando una mano dentro que hizo gruñir al alfa, el pelinegro tomó la virilidad del otro y lo empezó a masturbar. Donghae debía admitir que disfrutaba tocar al otro, sentir el miembro ir poniéndose duro contra la palma de su mano, saber que él es quien está haciendo eso.

Hyukjae se aparta de repente logrando que una queja saliera de los labios rosados del más joven. Se termina de desnudar bajo la atenta mirada de los ojos castaños. El alfa lleva dos de sus dedos a la entrada del omega la cual está húmeda por la auto lubricación. Los hunde dentro disfrutando de ver como éste se retuerce entre, como se muerde los labios y como pequeños jadeos escapan de los tentadores labios. Un ligero movimiento hace que Donghae suelte un grito de placer al haber tocado su punto dulce.

—Hyuk, por favor.- Suplica el pelinegro, mueve las caderas tratando de tener más de esa exquisita sensación.

—Lo que desees, Hae.- Responde el mayor. Saca los dedos y alinea su miembro en la entrada, puede sentir los colmillos cosquillear en las encías, listos para marcar al joven omega bajo su cuerpo, quien ofrece una vista tan seductora y obscena.

Embestí a Donghae en un solo movimiento, entrando completamente en el interior del otro, Hyukjae se siente mareado por la sensación cálida del otro, era tan apretado que solo lo excitaba más. Se inclinó y reparto besos por todo el rostro del omega, por su cuello y pecho. Cuando noto que éste ya se había relajado, lo miro, viendo como asentía a la vez que enredaba las piernas en su delgada cintura.

El alfa se movió con cuidado, los gemidos que salían de Donghae solo lo hicieron tomar más confianza sobre éste, en cuestión de segundos estaba hundiéndose en lo profundo del omega, escuchándolo gemir tan alto y escandaloso. Lo amaba.

—Hyuk...Ahhh...sí, sí, sí...- Era lo que salía del omega, vergonzosos gemidos agudos. Cada vez que el alfa se hundía dentro de él, sentía que rozaba las estrellas con los dedos.

Entonces ambos lo sintieron, como el extasis les recorría el cuerpo, el placer los envolvía cegándolos, hasta que explotaron en el orgasmo juntos. Donghae gimió tan alto que le dolió la garganta, apenas estaba procesando lo que sucedió cuando el pinchazo de los colmillos en su cuello lo hicieron gritar nuevamente.

Le dolía y quemaba pero no de una mala manera, podía sentir como su interior se estiraba aún más mientras se anudaban, como los colmillos se hundían en su piel, estaba unido a Hyukjae, sus vidas acababan de entrelazarse, sentía que le pertenecía al otro y que el sentimiento era mutuo.

A los dos los envolvió una calidez y sensación de paz, se quedaron ahí, juntos a lado de la chimenea, desnudos sobre la sabana y las almohadas, sintiéndose el uno al otro y uniéndose en cuerpo y alma, volviéndose uno solo, complementándose. Se besaron sellando su primera vez juntos, un dulce beso para dos amantes que acababan de prometerse amor eterno en un acto.

Dulce y Descarado [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora