Sed de Sangre (2)

Capítulo Trece

Jamás me había sentido tan descansada como cuando me desperté a la noche siguiente. Sentía la mente más despejada y enérgica, pero mi cuerpo no parecía dispuesta a acompañarme.

Bajé de la cama sintiendo que los músculos me ardían y las piernas me temblaban. Cogí algunas de mis prendas nuevas, junto con un tallón y me dirigí hacia la puerta, lista para darme un baño.

Deslicé mis pies descalzos por el mármol frío y justo cuando tomé el pomo de la puerta, mi dedo gordo del pie tocó algo. Bajé la vista y encontré una pequeña nota doblada en dos. La recogí y leí, con el ceño fruncido:

" Lamento haber intentado matarte. En verdad necesito ayuda.
Emily"

Interesante... Eso significaba que a pesar de todo, al final había decidido dar el brazo a torcer. Seguramente no estaba en absoluto arrepentida, pero reconocer que me necesitaba para algo ya era un gran paso.

Con una sonrisa más amplia que mi rostro, producto de una mezcla entre diversión y satisfacción, me encaminé hacia el baño. Me duché rápidamente, me lavé los dientes y oí el sonido de mi estómago rugir a causa del hambre y la sed de sangre.

Mi cuerpo cada vez parecía pesar más, pero no había forma de que bebiese siquiera una gota de sangre. Solo de pensarlo me daban arcadas.

Cuando estuve vestida con un jean oscuro, una remera roja de mangas largas y un par de borceguíes, bajé las escaleras y me encaminé hacia la cocina en busca de algo que comer...

Sin embargo, en cuanto entré sí vi algo que realmente me apetecía y eso era la sangre que corría por las venas del cuello de Lucy, que cocinaba vestida solamente por una camisa que le llegaba por debajo de los muslos y que debía pertenecerle a Godric.

– ¿Hola? – la saludé mientras abría la nevera en busca de algo de comida humana pero solo podía mirar las bolsas de sangre.

– ¡Buenas noches! – dijo ella, volviéndose con una sonrisa brillante– ¡Logan me pidió pancakes de chocolate! ¿Quieres? –

– Claro, gracias– asentí, con una sonrisa de lado– te ayudo–

Ella se apartó un poco para dejarme espacio. Armé una pila de pancakes para Logan, una para mí y una para ella aunque no los había pedidos y corté un trozo de manteca para que se derritiera sobre ellos. Con solo olerlos se me hizo agua la boca. El aroma a chocolate era tan sutil que no resultaba invasivo y debía de tener alguna otra especia que lograba abrirme por completo el apetito.

– ¿Realmente Godric no te hipnotizó para que hagas esto? – dije mientras ella apagaba la hornalla y me tendía una cuchara para que la ayudara a bañar los pancakes con miel.

– No necesitan hacer eso. Amo los vampiros, haría lo que fuera por ellos... Y por él–

– ¿Realmente te gusta o solo porque es un vampiro? – pregunté, enarcando una ceja.

– Que sea un vampiro solo es algo extra en él. Es tan divertido, sexy, profundo...–

– ¿Godric divertido? No logro imaginar esa versión de él– respondí esbozando una sonrisa y ella me devolvió el gesto.

– Entre nosotras, lo mejor de todo es como se mueve en la cama... Una locura–

– Bien... Realmente no quiero imaginarlo– dije fingiendo un escalofrío y cogiendo dos platos de pancake– ya le llevo yo esto a Logan–