Sed de Sangre (2)

Capítulo Veintisiete

Salimos del bosque con la luna aún alta en el cielo. Las calles adoquinadas del pueblo estaban desiertas. 

- Perdimos tus alas- me dijo Logan señalándome la espalda. 

- Pues, no les tenía particular aprecio- respondí encogiéndome de hombros. 

Logan se detuvo un momento en medio a la calle y se quitó su bata de boxeador, dejando al descubierto su pecho suave pero firme, tan marcado como una tableta de chocolate y me miró. 

- ¿Piensas desnudarte en medio de la calle? - inquirí, arrugando la frente. 

- Ten- hizo una bola con su bata y me la lanzó directa al rostro. 

La atrapé, aunque una oleada de su perfume me inundó la nariz y los pulmones. Logan perfumaba a menta, a la dulzura de la sangre y jabón de ropa. 

- No necesito esto...- dije mirándolo, y él se adelantó con desinterés.

- Hace frío, no quiero que la novia de mi hermano llegue a casa resfriada- 

- Los vampiros no se resfrían...- le recordé mientras apuraba el paso para alcanzarlo. 

- Me da igual, póntela, hace frío- 

Obedecí mientras abría la boca para decir algo más, pero entonces el ruido de un coche doblando en nuestra calle, a toda velocidad, nos interrumpió a ambos. 

El coche aceleró cuando nos vio y saltamos hacia un costado para que no nos llevase puestos. Entonces frenó con un chirrido, resbalando un poco sobre los adoquines y las puertas se abrieron. 

- Parece que dimos con lo que estábamos buscando...- exclamó una voz femenina. 

Delante de nosotros había cinco mujeres que debían rondar los treinta años. Miré a Logan con el rabillo del ojo y no parecía nada tranquilo. 

- Son brujas, ¡Vete!- dijo estirando un brazo por delante de mi, pero me quedé en mi sitio. 

- No iré a ninguna parte- 

- ¿Quieren seguir discutiendo y regresamos en un rato? - inquirió la primera mujer que había hablado, con sarcasmo- ¡Atrápenlo! - 

- ¡Alto! - aquellas palabras salieron de mi boca sin que me diese cuenta- nadie atrapará a nadie- 

Las cinco brujas se detuvieron en seco, y Logan giró la cabeza en mi dirección con la misma rigidez de una estatua. 

- Hay un acuerdo de paz entre nuestras especies y yo soy testigo de lo que están intentando hacer. Si lo asesinan, yo misma me encargaré de comunicárselo al concejo- 

- Hay una enorme recompensa por su cabeza...- respondió una de las mujeres, sonriendo con cierta diversión- creo que me arriesgaré- 

Antes de que pudiese decir una palabra más, Logan me aferró por la muñeca y tiró de mi con fuerza, para huír a toda velocidad.  Corrimos dando enormes zancadas y doblamos en el primer callejón que encontramos. Logan saltó sobre un tejado y se volvió para esperar que lo imitara, asentí, doblé las rodillas y justo entonces unas palabras ininteligibles se metieron en mi cabeza. Fue extraño, jamás había escuchado ese idioma pero tuvo un efecto devastador. Mi cuerpo voló igual que una muñeca de trapo, se estampó contra la pared opuesta del callejón y deje de sentir las piernas. 

- ¡Hada! - oí el grito de Logan, pero una vez más, una frase comenzó a inundar mi cerebro, a rodearlo con insistencia y entonces sentí como mi corazón se estrujaba dentro de mi pecho. 

Parecía ser apretado por un puño invisible, con tanta fuerza que parecía a punto de estallar. Apoyé una mano en mi pecho, y aullé de dolor, aún en el suelo.