Capitulo Veintiséis

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Emily recorrió el salón de la fiesta con su disfraz, esperando trasmitir el mensaje que había pensado, al momento de elegirlo. Se trataba de un vestido rojo sangre, con encaje en el escote de color negro y una corona con gemas en forma de corazón. 

- ¿La reina de corazones? Qué original- le dijo Cédric, pasando por su lado, con tono frío. 

- No estoy para bromas y a juzgar por tu expresión, tú tampoco lo estás, así que sigue de largo- respondió ella forzando una sonrisa falsa. 

- No sé que quieres demostrar, pero no lo harás poniéndote un disfraz, porque no eres un personaje, sigues siendo tú, solo que en un majestuoso vestido- refutó él, encogiéndose de hombros. 

- Y tú vas de príncipe... Pero al parecer tu princesa se escapó... ¿Y Logan? ¿Está por aquí? - inquirió ella arrugando la frente y sonriendo con sorna- seré patética, pero deberías verte, lo eres mucho más que yo- 

- Cierra la boca Emily- Cedric la fulminó con la mirada y se apartó de su lado para seguir rondando por toda la sala. 

Ella, por su parte, extendió la mano y cogió de la chaqueta al chico más cercano que encontró. Sin dudarlo le plantó un eso en los labios y en cuanto sintió que el corazón del humano comenzaba a acelerarse por la excitación, dejo pasear los labios por su cuelo y lo mordió con fuerza. Bebió su sangre con ansiedad, como si no lo hubiese hecho en meses, cuando la realidad era que había comido hacia pocas horas. Luego se apartó un poco, se secó los labios con el dorso de la mano y mirándolo a los ojos le ordenó que olvidara todo. 

- Excelente muestra de tu salvajismo- dijo una voz masculina a sus espaldas. 

Emily se volvió y vio al concejal Benedict Erasmus, justo detrás de ella, mirándola con cara de póquer. 

- No fue ninguna muestra. Soy un vampiro y esto es lo que hago para comer- respondió ella, encogiéndose de hombros. 

- Un vampiro muy poco precavido- refutó él. 

- ¿Puedo hacer algo por usted? - preguntó ella, arrugando la frente. 

- No, en realidad. Con que mantengas a los vampiros ocultos y no hagas espectáculos como el de recién, estaré bien- 

- Todos los vampiros de la fiesta hicieron exactamente lo mismo- 

- Pero tú no fuiste tan sutil como ellos- le remarcó, mirándolo con sus penetrantes ojos gélidos- porque no eres como ellos, y sería bueno que lo recordaras... Mestiza- aquella última palabra la dijo con asco, casi como escupiéndola. 

- El evento de la semana que viene será el mío- respondió ella, justo cuando él pasaba a su lado- le mandaré una invitación, espero que esté libre ese día- 

- Espero enfermarme, pero de lo contrario, asistiré, porque mi posición me obliga- 


El sacerdote estaba tumbado en el suelo. Logan bebía sangre de su brazo mientras que yo me encargaba del cuello. De pronto, aquella sensación de asco, las náuseas y repulsión parecían haber desaparecido. Aquel liquido rojo y tibio, entraba a mis labios e invadía mi boca por completo. Era la cosa más deliciosa que había bebido nunca. Dulce, suave y casi orgásmica. 

- Muy bien señorita, creo que lo estás dejando más seco que una pasa- oí la voz de Logan a mi lado y solté el cuello del hombre, haciendo que su cabeza golpeara levemente contra el suelo. 

El sacerdote estaba pálido, demasiado, e inconsciente. Levanté la vista hacia Logan, que tenía los ojos rojos y una sonrisa jocosa en los labios. 

Sed de Sangre (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora