Capítulo Veintinueve

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Cuando Logan y yo regresamos de cazar, Cedric estaba tendido en el sillón de la entrada, acariciando su gato negro, que por una vez no estaba siendo maltratado por Gary.

- April, ¿Podemos hablar? - me dijo incorporándose, mientras Logan cerraba la puerta a mis espaldas.

- Si hablarán aquí tanto vale que me quede, escucharé de todas formas- sonrió Logan con sorna, pero su hermano le dedicó una mirada tan gélida que le hizo comprender que no era el momento de bromear- suerte Hada- dijo encogiéndose de hombros y comenzando a subir las escaleras.

- ¿Qué sucede? - le pregunté yo, mientras me quitaba el abrigo y me sentaba a su lado.

- No sé que hacer- soltó sin más, pasándose una mano por el cabello negro y húmedo.

Su piel desprendía un suave aroma a jabón, por lo que debía acabar de ducharse, respiré hondo, esperando que no lo notara.

- ¿Con qué? - le pregunté, mirándolo con cierta confusión.

- El evento. No sé sobre qué puedo hacerlo, no sé como deslumbrar a los del concejo... La fiesta de disfraces de Logan será mejor que lo que sea que haga, llegados a este punto- masculló, apretando los puños enojado.

- No es cierto, cualquier cosa va a ser mejor que una fiesta de disfraces- le dije apoyando una mano en su rodilla y mirándolo a los ojos.

Me sonrió de lado y el corazón se me estrujó. Esos ojos violáceos eran igual de profundos, igual de brillantes que siempre...Pero de pronto, ya no me decían nada.

- ¿Puedes ayudarme?- inquirió él, mordiéndose el labio.

Tragué saliva con dificultad, intentando quitarme la horrible sensación de vacío que acababa de sentir y asentí.

- Puedo ayudarte a pensar en un evento, pero tú tienes que saber qué es lo que quieres demostrarle a los del concejo- dije forzando una sonrisa.

- Quiero que vean que soy el más organizado, que sé lo que la sociedad vampírica quiere, lo que les gusta. Quiero que sepan soy perfecto para gestionar lo que sea, sin ningún imprevisto-

- Cedric, no puedes impedir cada imprevisto... No es humano-

- Pues soy un vampiro. Tuve cien años para aprender a controlar cada imprevisto-

- Si me sigues recordando que tienes cien años creo que no podré seguir con esto- le dije señalándonos a ambos con un gesto de la mano y él sonrió- quieres abarcar tanto que no logras centrarte en algo bello, solo piensas que debe ser grande-

- Es que debe serlo- se encogió de hombros él, echándose un poco hacia atrás.

- No todo lo majestuoso debe ser grande Ced- le recordé- Dijiste que sabes lo que la sociedad vampírica quiere, lo que le gusta...-

- El lujo, la grandeza, lo clásico...-

- Sentirse vivos- una voz nos interrumpió a ambos y nos volvimos para mirar en esa dirección.

Logan había vuelto a aparecer, con el cabello castaño mojado y algo revuelto, la piel suave no del todo seca y una toalla blanca anudada a su cintura.

- No vas a merodear por la casa vestido con una toalla- le informó Cedric, entrecerrando los ojos para mirarlo de pies a cabeza.

- Espera- lo interrumpí- dijiste algo muy bueno: sentirse vivos...-

- Somos no muertos, la mayoría está en ese estado desde hace más de cien años, es lógico que queramos sentir adrenalina o probar algo nuevo que nos haga sentir diferentes- explicó Logan, que por primera vez desde que lo conocía parecía decir algo lógico.

Sed de Sangre (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora