Sed de Sangre (2)

Capítulo Diecisiete

– ¿Qué tú qué? – Godric parpadeó varias veces, confundido. 

– Que estoy embarazada y es tuyo– repitió Lucy, volviendo a guardar en el bolsillo el test de embarazo. 

– ¿Pero no estabas tomando pastillas? – Godric miraba hacia todos lados como si estuviese volviéndose loco. 

– Sí... Y evidentemente fallaron–  Lucy suspiró y se apartó un poco de él – tal vez si me conviertes a vampiro nuestro hijo podría ser pura sangre–

– Ya estás embarazada, no puede transformarse allí adentro– dijo Godric señalándolo el estómago de ella– ¿Qué se supone que haga? ¿Lo vas a tener? ¿Y si no lo tienes? No... Espera sí quiero pero...– 

– Pero no lo quieres con una humana– Lucy apoyó una mano sobre su vientre y apretó un poco los labios– es tu hijo, claro que voy a tenerlo. Pero si no lo quieres reconocer...– 

– Quiero...– Godric se pasó una mano por el cabello y respiró hondo– es que no lo esperaba pero... Bien... Tenemos dinero y soy bastante adulto...– 

– Tienes cien años Godric, no hay nadie mejor preparado que tú– 

– ¿Y tú? – Godric de pronto se dio cuenta que no estaba solo en todo aquello – ¿Tú estás preparada? – ella como respuesta se encogió de hombros. 

– Tengo diecinueve... No es lo que quería... Pero...– 

– Un segundo...– Godric tragó saliva y de pronto abrió aún más los ojos si era posible– no estoy preparado... Esto... Eso que está ahí...– dijo volviendo a dirigir una mirada hasta el estómago de Lucy – esto es un híbrido... No sé sabe prácticamente nada sobre ellos...– 

– Pero April nació siendo híbrida...– Lucy hizo una mueca– ella debe saber sobre esto...– 

– Es verdad... Ven – Godric tomó a Lucy de la mano y la arrastró fuera de la habitación – ¡April! –gritó lo más fuerte posible para que donde sea que estuviera le respondiera – ¿Dónde estás? – 

– Parece que te están llamando– me dijo Logan mientras se recostaba sobre el techo y entrelazaba las manos detrás de su nuca. 

– Es Godric ¿Crees que deba ir?– suspiré poniendo los ojos en blanco. 

– No, pero irás de todas formas– respondió él con una sonrisa socarrona en el rostro– además está bien, yo tengo que ir a trabajar– 

– ¿Tú trabajas? ¿De qué? –

– Vete, no necesitas saber todo– dijo él, echándome con un gesto de la mano. 

Me encogí de hombros y salté desde el techo. Esa adrenalina que había experimentado la primera vez me había gustado lo suficiente como para tomarle el gusto a la caída y ya no me daba pánico volver a hacerlo. 

Aterricé de pie sobre el césped recién cortado y caminé hasta meterme dentro de la mansión. 

– ¿Qué ocurre? – pregunté al aire esperando que él apareciese en algún lado. 

Godric se plantó junto a Lucy en la cima de la escalera y extendió un brazo hacia el pasillo. 

– Vamos a la habitación de Cedric, necesitamos hablarte– 

– Bien– asentí sin comprender nada. 

¿Desde cuando tanta solemnidad para hablar con alguien? 

Los tres entramos a la habitación de Cedric, estaba vacía y de inmediato comprendí que estábamos allí porque era el único lugar insonorizado de la casa. Evidentemente tenían algún secreto del que no podía enterarse absolutamente nadie.