27|Nuestro Secreto

202 23 4
                                        

Narra Leo

El día por fin llegaba a su fin algo bastante alentador dado a la situación. Tauro nos había hablado sobre el raro sueño que había tenido y por un momento llegué a pensar que nos estábamos presionando mucho con el asunto de un misterio que ni sabemos si en realidad existía, sin embargo su insistencia en encontrar respuesta sobre quien era Darian era igual que la mía por descubrir lo que ocultaban las flores. Por otro lado estaba el hecho de que ahora era nuestro turno de vengarnos de los tarados pero con tantas cosas en la cabeza como los exámenes que se aproximaban era un tanto difícil.

Suspiré saliendo de la sala de castigo junto con Tauro y Virgo, la primera ya nos había hablado sobre el articulo que la llevó a recibirlo y aún sin conocerla esa ya me caía mal.

Caminábamos tranquilamente hacia el área de habitaciones cuando algo o mejor dicho alguien llamó mi atención, lo reconocí rápidamente lo que no entendía era la situación, sin poder evitarlo me entró la curiosidad y sin decirle nada al par que caminaba tan distraído aproveché y me alejé siguiendo con cuidado al chico hasta el ala beta.

He de decir que me encontraba sorprendida, no era la clase de persona a la que me imaginaba aquí, sin embargo con su gusto por las bromas este lugar encajaría bien y siendo el hijo del director no es como si fuera a tener problemas por estar aquí ¿cierto?

Observé curiosa como empezaba a subir las escaleras con un objetivo y destino claro que no comprendí hasta llegar a él. Subió al segundo piso y caminó hasta el final del pasillo sacando la llave para abrir la puerta del salón más cercano, no tardé en recordar que había ahí pues yo misma revisé este piso la primera noche que vinimos, mi confusión era notable hasta que la escuché, mientras caminaba sin hacer ruido una hermosa melodía llegó a mis oídos, cada nota donde debía estar, sin embargo por más que creía conocer la canción no tenía ni idea de dónde la había escuchado.

Me vi atraída hacia la puerta, sin ánimos de interrumpir simplemente me recosté a un lado de la pared para seguir escuchando lo que Géminis tocaba, era tranquilizador y me sorprendí de que alguien como la persona irritante que veía a diario poseyera un talento así, la melodía producía sentimiento y estaba al tanto de primera mano que él lo expresaba todo con cada nota que hábilmente tocaba, sin embargo cada pieza termina y por su puesto que esta terminó en cuanto dejé caer el teléfono de mi bolsillo.

Mierda

Me dije a mi misma pensando en una buena excusa o calculando si tal vez me daba chance de escapar.

—¿Quién anda ahí?— su voz se escuchaba tensa y enojada sin embargo yo seguía un tanto atontada por la melodía escuchada, sin saber bien que hacer y claro, sin pensar en el después, me acerqué y abrí un poco más dejando ver mi rostro, parecía realmente sorprendido —¿oh la nena me acosa?—

—No estoy de humor ahora Géminis— solté directa, era enserio, no quería ponerle su cara de idiota al artista que me acababa de deleitar con su música, suspiré pesadamente.

Papá también tocaba, claro que solo en sus ratos libres, me encantaba escucharlo pero cada vez se iban haciendo menos frecuentes sus melodías, el trabajo de alcalde consumía bastante de su tiempo, pronto el hermoso piano en el que pasaba mis tardes terminó en una esquina de la casa acumulando polvo, nunca más lo oí tocar de nuevo. Sacudí mi cabeza volviendo a la situación en la que me encontraba, con un Géminis aparentemente sorprendido ante mi tono, solo se encogió de hombros esperando a que diga algo más.

—Así que el piano es tuyo...— no sabía bien que decir, el momento era bastante incomodo, Géminis intento reírse sin embargo algo en mi mirada lo detuvo, se alborotó el cabello antes de decidirse a hablar.

—No, no es mío— su mirada dejó atrás cualquier rastro de diversión tras un suspiro —era de mi madre— lo miré en silencio impresionada por la primera vez que muestra seriedad y extraña sinceridad ante mi —es lo que me queda de ella, ahora yo lo cuido, amaba tocarlo y ahora yo aprendo— sonreí era una cara de Géminis que realmente me gustaba, tal vez la única, una idea cruzó mi mente en este momento y antes de que pudiera pensarlo seriamente salió por mi boca.

—¿Puedo oírte tocar?—

—Me parece que ya lo has hecho a escondidas— se burló recuperando su usual sonrisa, me acerqué y puse mi mano en su muñeca todavía apoyada sobre el piano, no me alejó solo observó el contacto por unos instantes antes de mirarme a los ojos, por lo visto se puso nervioso lo que me hizo sonreír en mis adentros.

—Quiero escucharte tocar— dije segura completamente decidida, parecía pensárselo ante mi mirada expectante, terminó por suspirar aparentemente en rendición.

—Vengo los martes y jueves a esta hora, los sábados y domingos antes de las siete— soltó por fin volviendo a sentarse en el piano, solo pude sonreír satisfecha —nadie se debe de enterar de esto, ni siquiera mis hermanos están al tanto ¿entendiste niña?— fruncí el ceño observándolo detenidamente antes de asentir, si era tan importante para él...

—Tu secreto está a salvo conmigo— asintió antes de posar su vista en el teclado, sonreí —no pensaba usarlo para la venganza por la broma que nos hicieron...— me miró fijamente tratando de descubrir si iba o no enserio, sonreí inocente mientras tomaba asiento en uno de los tantos pupitres acumulados lista para escucharlo tocar con algo de preocupación...

I.M -ZODIACO-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora