Capítulo 68: Pervertido

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- Yo también te amo - suspiró. Fue más como una exhalación de alivio en realidad. Apoyó su frente en la mía y solo disfrutamos de la sensación. Habíamos estado más cerca, pero en este momento, esto era todo lo que queríamos.
Esa energía duró hasta que recibí un mensaje de mi padre.

Papá:

Oye Tae, espero que estés bien.
Voy a permanecer afuera esta noche...
Te quiero hijo.
Y dile a Jungkook que se comporte.
xoxo.

Yo no podía dejar de reír y le mostré el teléfono a Jungkook, lo cual en respuesta hizo una mueca cuando terminó de leer - él claramente no sabe que su hijo es el pervertido en esta relación... - bromeó  y recibió un puñetazo juguetón en el hombro.

- Ya, ¿a quién estas llamando pervertido? - fruncí el seño.

- Al que está jugando con el cinto de mi pantalón - sonrió. Mis ojos se dispararon y me di cuenta de que tenia razón, y ni siquiera sabía que lo estaba haciendo. Era como una personalidad para mí, me ruboricé y bajé la cabeza - hey, no te preocupes. Me gusta - sonrío nuevamente. Levanté la cabeza y sus ojos con nítidas pinturas blancas que reflejaban la luz en sus pupilas estaban en llamas. ¿DejaVu?. Mantuve mi mirada fija en la de él y sus ojos eran cada ves más oscuros. Eran como un charco de arenas movedizas, haciéndome hundir en sus profundidades con cada pequeño movimiento que hacían. Diablos. Sentía como empezaba a sudar y la necesidad de dejar sus abdominales al descubierto crecían dentro de mi, yo no sabia si podía contenerme de lo que quería hacer. Lo tomé de su cuello y estrelle mis labios con los suyos. Esto no era como los dulces besos que solíamos darnos, o los besos contra la nevera. Esto me hizo temblar de puro éxtasis mientras su lengua reclamaba su lugar en mi boca. Yo le pertenecía y él lo sabía. Él gimió en mi boca mientras luchabamos por la dominación. Nuestras lenguas se deslizaban y se empujaban entre ellas, sentí cuando sus manos se fueron a mis caderas y las hizo subir y bajar. Cerré los ojos con fuerza cuando mudó una de sus manos que descansar en mi trasero, antes de darle un pellizco descarado. Lloriquee y eso sólo hizo crecer su deseo. No me sorprendió cuando él comenzó a tirar de mi cuello, así que me puse de pie y levanté mis piernas para envolverlas alrededor de su cintura. Jungkook era sólo un poco más alto que yo y era tan fuerte, que me levantó y me sostuvo allí con facilidad, mientras caminábamos hacia las escaleras. Sabía  que sería más difícil para él subir de esta manera y entre besos así que corté el beso.

- Mejor vayamos al sofá - habíamos adquirido uno nuevo, era mucho más grande y más amplio. Perfecto para este momento.

- Si bebé - escuché en murmuro su respuesta. Se giró hacia el sofá y caímos en el. Nuestros labios entre abiertos se separaron por una fracción de segundo hasta encontrarse de nuevo, se sentía tan natural, tan
jodidamente perfecto. Apretó sus muslos alrededor de los míos y tomó uno de mis brazos para fijarlo por encima de mi cabeza. Entrelazo nuestros dedos, eché un vistazo a ellos y tuve que sonreír. Mi mano libre hizo un camino por sus hombros y sus curvas tonificadas. Empecé
a acariciar, y esta vez usé mis uñas en
lugar de mi palma. Me acordé de que era
algo que le encantaba, he hice cosquillas
de arriba a abajo de su cintura por un
tiempo hasta que gimió y su semblante cambió. Acto seguido sentí sus manos tratando de tirar de mi camiseta, que con mucho gusto me deshice de ella, y una vez que mi espalda estuvo desnuda, me apoyé en el sofá. Su lengua dejó mi boca e hizo un camino húmedo de mi mandíbula a mi pecho, hasta llegar a mi abdomen. Me torturaba dejando besos sensuales alrededor de toda mi cintura hasta llegar a mi pelvis, deteniéndose en ese lugar, y era ahí donde más pedía atención. Solté un gemido y arqueé la espalda, empujando en un intento de acercar nuevamente su boca, pero él solamente sonreía y seguía en su juego. Luché contra él, pero se mantuvo firme, algo que me gustaba porque me recordó que estaba bajo su dominio. Una vez que decidió que me había torturado lo suficiente, se acercó a la liga de mi bóxer, a la vista mi notable erección. Bajó mis pantalones y con su mano frotaba mi miembro por sobre la tela, enloqueciendome la lentitud y con la precisión en que sus manos se deslizaban al compás de mi caderas, hasta que sacó su lengua y comenzó a lamerlo, humedecen la tela y cortando la poca cordura que me quedaba - eres muy lindo - murmuró. Llevé mis manos y acaricié su cabeza mientras él seguía torturandome con esa imagen. Me gustó su juego y pero más me gustaba hacérselo a él. Mientras más duro era su agarre y más rápido eran sus movimientos, más sentía que iba a correrme, su otra mano estaba masajeando mis caderas, dejando huellas rojas que dudo que desaparezcan en cuestión de segundos.

Mi QUERIDO Profeѕor [jjk & kth]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora