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•ALEXBY•

paso una semana desde que fargan se mudó conmigo, por suerte ambos nos la pasamos bastante bien juntos, además de que con el tiempo ambos nos empezamos a acostumbrar por lo que la casa había pasado a ser de los dos. Fargan había traído una pequeña maleta con alguna de sus pertenenciaa, oficialmente ya vivíamos juntos. Cada uno llegaba a la hora que quería y hacia su vida como quisiese, lo que me parece estupendo porque ya me cansaba que fargan me preguntase por todo lo que quisiera hacer.

- buenos días - salude mientras me tomaba un vaso de agua, el estaba con un café y unas tostadas - yo no entiendo como haces para tomar solo agua ¿no tienes hambre? - es increíble como todo el mundo me pregunta siempre lo mismo, ya se que hay que comer, pero si no tengo hambre, no tengo porque hacerlo.

Estuvimos hablando un largo rato hasta que nos cambiamos para poder ir al trabajo y salimos juntos como todos los días. Nunca más habíamos hablado sobre lo de la primera noche o sobre el beso, ya había quedado en el pasado, aunque yo no puedo olvidarlo y tengo miedo de que el no se lo haya tomado en serio. Tampoco supimos mucho de dulce, es decir, siempre que me la eh cruzado en el pueblo me a mirado con mala cara e incluso alguna que otra vez insultado, pero ya me había acostumbrado a ella.

El día fue bastante normal, solo charlamos y vimos algunas demandas, además de que habíamos arrestado a willy por explotar el cultivo de auron y también volvió vegetta exigiendo que encontremos al culpable de los destrozos de su puerta ¿cuando se acostumbrará de que su puerta jamás estará arreglada? No importa si lo encontramos, porque todos sabemos que al menos una vez, todos la hemos explotado alguna vez, incluyéndome.

- ¿nos vamos? - fargan se levantó agarrando su chaqueta que estaba en la silla - hoy te dejo solo, iré a ver a luzu - dije yendo juntos a la salida. Allí lo saludé, yo solo le abracé, pero el acercó su rostro y me dio un pequeño beso en la mejilla - vale alesby, nos vemos en la noche, supongo - se fue con una gran sonrisa hacia la montaña mientras yo me quedé algo sorprendido.

Me le quede viendo con una mano en mi mejilla anteriormente besada y con una pequeña sonrisa en el rostro, además de que creo estar algo ruborizado. Luego de unos largos segundos me encamine hacia la casa de luzu. Yendo me encontré con dulce, como casi todos los días, sin embargo no le presté mucha atención y segui con mi camino sin siquiera saludarle, no es mi amiga, solo una conocida a la que le caigo mal al igual que ella a mi.

Sin embargo sentí como unas uñas se clavaban en mi brazo haciendo que me estremeciera por el dolor - joder - grité guiándome para ver quien era el subnormal que me había agarrado.

Era la chica que me miraba con furia y celos que se le notaban a kilómetros - ¿qué quieres? - dije fríamente mientras apartaba mi brazo de su agarre - ¿quién te crees que eres? ¿No te das cuenta de que te usa para satisfacer sus necesidades? - dijo soltando una risa bastante falsa y aún con odio. Ya estaba bastante acostumbrado a sus idioteces, aunque eh de decir que más de una noche me eh desvelado pensando en todas esas cosas que me decía.

- ¿en serio? Uff que pena - dije en tono burlón fingiendo tristeza - eres un puto imbecil - ¿qué intenta esta niñata? Más le vale que sepa que sus comentarios me los paso ya sabrán por donde.

- ¿ah sí? Pues dicelo a tu ex, que vive conmigo - dije con una sonrisa triunfante, ella solo me miró con mucha más furia y sentí como mi mejilla me ardía como si no hubiese un mañana, la hija de la gran puta me abofeteó. Genial, ahora andaré por el pueblo con una mano marcada en la cara.

HILO ROJO  《FARGEXBY》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora