#63: Exasperación

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Cassie Walker

Me hinco en el césped para regar las flores que están en su respectiva maseta. La señora Roció me ha solicitado a que sí le puedo ayudar con su jardín, claro que no me negué hacerlo. Harry tiene más de 2 horas que se fue al centro, según él para conseguir otra oportunidad de trabajo. Pero no se para que insiste tanto, si al final nos iremos de nuevo de aquí. Aún tenemos dinero, no mucho, pero el necesario para sobrevivir los 3 meses y medio que nos falta. Pero mientras tanto, aquí me encuentro ayudándole a mi vecina a cuidar de sus plantas y los cachorritos que tiene de mascota. Me pongo de pie, una vez que hube terminado de regar la última hilera de rosas. Llevo mi mano a mi frente para limpiar el poco sudor y soltar un suspiro cansado.

Me acerco a la mesa que tiene afuera de su casa, debajo de una enramada, para dejar la jarra que utilice para regar las plantas. Miro como la señora Roció sale de su casa, con dos vasos en sus manos y un sombrero color rosa con un moño azul en su cabeza:- Toma, hija, para que te refresques.- sonríe de lado, entregándome el vaso con té, lo más probable que lo sea.

-Gracias.- le regreso el gesto a la señora:- Sí que está bien cuidado su jardín, señora.- le halago sincera.

Nos sentamos en las sillas, para descansar de nuestro trabajo:- Mi hija insistió en ponerme un jardín, solo para distraerme en los tiempos libres.- argumenta, bebiendo un poco de su vaso y hago lo mismo que ella:- Llevo muchos años viviendo en Holmes Chapel, que nunca me di a la tarea de reservar un jardín como este.- mira lo que hay en el espacio:- Ser maestra nunca me dio el tiempo necesario para cuidar de mi casa. Siempre tenía que salir a otras escuelas por que el gobierno me lo pedía.

-¿Era maestra?- pregunto interesada. Dejo el vaso en la mesa para escucharla atenta.

-De hecho era pediatra.- me corrige:- Pero quise hacer una maestría para dedicarme por completo a la educación de los niños.

-¿Le gustaba enseñarles a ellos?

-Bastante.- afirma, frunciendo los labios:- Aparte de mi hija, enseñar era mi vocación más preciada. Por eso espere a que Mina terminara su carrera para seguir yo con mi vocación de maestra.- coge su vaso para beber del té:- No cabe duda que los tiempos pasan rápido.

Bajo mi vista al suelo, entrelazando mis dedos mientras un suspiro sale de mis labios:- Como pasa rápido.- repito la frase de la señora.

-¿Y tú que estas estudiando, hija?- me pregunta interesada.

Bebo un poco del vaso y saboreo el sabor del líquido:- Psicología.- respondo emocionada:- Pero tuve que salirme de la universidad por unos meses. No estaremos aquí por mucho tiempo.

-¿Y retomaras tu carrera cuando regreses?

-Si.- asiento:- Solo que ahorita, tenemos problemas algo complicados y hemos venido aquí para solucionar nuestras diferencias.- informo.

-Me alegro que lo hayan hecho así, aunque es algo extraño, pero es mejor así.- sonríe cuando termina de decir:- Lo que son las cosas, hija.- suspira la señora:- Ahora los matrimonios jóvenes ya no son como antes. Ahora son más expresivos, más rebeldes... más...- hace una mueva pensativa:- Reservados.

-No todos.

-Claro que no todos, hija. Pero hay cosas que los jóvenes dejan pasar sin atreverse a pensar un poco de lo que han disfrutado hasta ahora.- toma un trago de su vaso, terminándose todo el contenido.

Hay muchas cosas que se han pasado muy rápido y no me he dado cuenta de ello. Hace 5 meses que me case con Harry, casi 3 meses viviendo en este lindo lugar y apenas 2 semanas que nos liamos como pareja. No me voy a quejar, pero tampoco puedo decir que mi matrimonio con Styles va mejor que nunca, estamos intentado hacer al menos que llevemos una vida más activa, según él. El muy desgraciado lo que quiere es sexo todas las noches. Pero lo que más me emociona del chico, es que a veces que no podemos dormir, estamos en la sala a pasar una velada. A veces hago café o chocolate caliente, con pan tostado untado con mermelada o chocolate derrito en ellas. Nos sentamos en el suelo y Harry aprovecha para utilizar la guitarra que le regale, para cantar alguna canción que se le venga a la mente. De que pasamos tiempos lindos y cómodos, lo hacemos.

Casada por su obsesión || Libro #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora