Harry Styles
-Nada de esto a nadie, Taylor.- le reprimo, vistiéndome de nuevo. Fajo la camisa mientras subo el cierre del pantalón, acomodo cada arruga que haya en la camisa. Ella aun sigue vistiéndose:- Si quieres que siga teniendo sexo contigo, aquí en la oficina, debes guardar el más mínimo silencio.
-Claro, Harry, no perderé la oportunidad.- sonríe la chica, ajustando su camiseta a su cuerpo delgado. Acomoda su corto cabello castaño, se gira para decirme:- Bueno, ahora sí, es todo. Fue un sexo bueno.- toma la carpeta, donde trajo papeles para firmar:- Tu padre me matara si no me mira en mi lugar. ¿Me llamas?- pregunta indiferente, asiento para confirmarle, cosa que tal vez no haga por ahora.
Sale de mi oficina sin decir más. Regreso al sofá de nuevo, recordando lo que paso hace unos minutos, antes de que Louis interrumpiera con sus estupideces, como siempre. Que día tan estresante. Mi padre viniendo a revisar que todo esté en orden y que las ventas suban al porcentaje que quiere. Los últimos meses, todo ha subido. En Estados Unidos, la compra del dólar ha aumentado el 9% y las ventas disminuyen, así que, las compañías han tenido que exportar mercancía de otros lugares. Que ridículos, solo para decir que son importadas.
La puerta se abre y Louis entra sin pedir permiso, frunzo mi ceño al mirar que lleva la corbata suelta en su cuello. ¿Ahora qué ha pasado? Me mira como siempre, sin ganas de saber lo que hago.
-¿Qué quieres?- la pregunta sale sin previo aviso, dando uso a buena razón. Me levanto para acercarme para con él.
-Mira lo que encontré en una sala de juntas, Harry.- sonríe con malicia, sacando de su bolsillo una prenda interior.
Maldición.
Suspiro bajando la cabeza, ¿Cómo se le ocurrió a la estúpida de Taylor, dejar las malditas bragas? Se las arrebato de inmediato:- No tenías porque traerlas, Louis, con decirme que las habías encontrado, era más que suficiente.
-Quería ver la cara de idiota maricon, esa la que siempre haces.- se ríe, dando un golpe a mi espalda. Pasa a sentarse frente a mi ordenador, cruza las manos para llevarlas atrás de su cabeza y recargarse:- Así que... ¿Taylor y tú...?- insinúa sin pudor alguna en su tono de voz. Gruño como respuesta, que no me venga a joder ahorita.
-Retírate de mi silla, Louis.- demando molesto. Hoy no quiero recordar lo que ha pasado en la sala de juntas. Solo era porque necesitaba despejarme y liberar la tensión, ¿Qué tiene eso de malo? Solo fue sexo, nada más.
-Vale, no diré mas.- se levanta sin humor de la silla. Rodea el escritorio para sentarse frente a mí:- No pensé que en verdad tuvieras sexo con ella. Taylor tendrá cuerpo delgado, pero tan buena, pues... no está la mujer.- su disgusto en su voz me hace reír ahora. Aplaudo solo unos segundos, para juntar mis manos y recargar mi barbilla.
-¿Crees que estoy con ella, porque tiene buen cuerpo?- vuelvo a reír. No pensé que su idiotez fuera a causar grandes cortos:- En verdad, Louis, no estoy con ella porque me atraiga. Tira buen polvo la puta, solo es eso.
-Eres un demente.- me sonríe, dando por hecho mi argumento. Se recarga en la silla para decirme:- Aunque, sigo insistiendo, ¿Por qué ella?
-¿Y por qué no? Es la única que acepto tener sexo conmigo, sabe cómo esta esto.- me encojo de hombros, no le doy importancia al mismo asunto. Fue una apuesta y la cumplí, ahora tengo que seguir o buscarme a otra. No están difícil seducir a una mujer, son unas putas.
Aunque no todas...
-Oye, ¿quieres ir a un club?- la pregunta de Louis, hace que le ponga más atención. Bajo mis brazos y me inclino más:- Esta noche dicen que se va a poner bueno el asunto.