#26: Propuesta

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Cassie Walker

No estoy muy convencida por el vestido que está usando mi cuerpo. Aunque debo admitir, que mis pocas caderas resaltan y mi cintura se marque un poco. Si, definitivamente es un vestido casual para visitar Londo Eye. Roció un poco de perfume en mi cuello y un poco más en mi cabello, el labial rojo le da un toque a mis labios, haciéndolos lucir gruesos. Sonrío ante la imagen que hay frente a mí. Ahora si estoy lista.

Cojo mi bolso y la cuelgo en mi hombro para salir de la habitación. Un aroma muy familiar inunda la estancia, indicando que mi madre pasó por el pasillo. Llego a la sala, encontrando vacío el lugar y no se escucha la voz de mi padre por ninguna parte. Aún no termina su reunión con el dueño del hotel, eso quiero pensar. Dejo mi bolso en el sillón que está pegado a la pared y sin más, me dejo caer sobre él, dándole a mi cuerpo un descanso digno. Cierro los ojos por un momentos y quisiera pensar que Austin está aquí conmigo, al menos es lo único que me queda por hacer.

Unos tacones suena por el lugar, indicando que mi madre ha terminado con su trabajo. Ella si se esmera por verse muy hermosa para mi padre y para las reuniones que tiene, pero más para Paul.

-Claro que si, Jasper, no tienes por qué preocuparte.- escucho decir a mi madre, creo que está hablando por celular, ya que Jasper no se encuentra con nosotras:- ¿En serio? Debió estar muy caro, como para que el presupuesto fuera muy alto.... Aun así, es muy caro, Jasper.- se queja mi madre, la escucho que se detiene no se en dónde:- ¿Me avisas? Digo, por si se requiere una ayuda en eso.... De acuerdo. Adiós.

Estoy muy cómoda en la posición en la que me encuentro, no quiero girarme y mirar a mi madre. Sigo con los ojos cerrados, el sueño está llegando a mi sistema y eso no es bueno. Tengo que salir en el primer día de vacaciones a donde sea, visitar de nuevo Londo Eye, aunque ya haya ido no sé cuántas veces, pero es muy reconfortante estar dentro de la rueda grande.

-Cassie, ya levanta.- dice alguien, pero gruño en respuesta. Ya se había tardado mi madre en terminar su proceso de belleza.

-Mañana, vamos.- digo, aunque suene en forma de broma, pero la pesadez me está consumiendo. Me acomodo más en mi lugar.

Siento un manotazo en mis piernas:- Cassie, no seas perezosa y levántate. Tu padre nos ha de estar esperando abajo.- explica mi madre, con algo de impaciencia. Vuelve a azotar su mano, pero ahora en mi trasero, cosa que a mi madre le da gracia azotarlo y me dice:- Hija, tienes el trasero pequeño. Has sentadillas, si funcionan.- dice burlona.

-No te aproveches, madre.- me levanto de mi lugar, frunzo el ceño al mirarla. No me gusta que haga eso, me hace sentir como una pequeña niña y lo sabe.

Cojo de nuevo mi bolso y lo cuelgo en mi hombro. Mi madre no espera a que la persiga, llega hasta la puerta y sale sin quedarse por un momento a que este a su lado. Cierro la puerta despacio una vez que estoy afuera y me aseguro a que todo esté cerrado con llave, por suerte la tarjeta la tengo yo en mi poder. Corro antes de que mi madre me deje muy atrás y que las puertas del ascensor se cierren en mi cara. Entro de inmediato a dónde está mi madre, la miro mal.

-No hagas esa carita. Pareces perrito regañado.- se ríe mi madre, pero su atención regresa de nuevo a su pequeño espejo de mano.

No digo nada, solo espero a que estas puertas metálicas se abran y salir de aquí. Hoy no estoy de humor para tolerar que mi madre se burle de mí, solo falta que mi padre me mire y comience hacer frases burlescas hacia mí. Pasan unos 10 minutos o creo que una hora entera, porque en realidad el tiempo se me fue muy lento y más si estoy encerrada. Mi madre sigue observando que todo su maquillaje este dando un toque muy sensual a su rostro. No espero a que ella me invite a salir, solita lo hago para correr hacia dónde está mi padre de pie, hablando animadamente con una persona de traje. Escucho que mencionan mi nombre, pero no presto atención, más bien, estoy ocupada observado al hombre que esta junto con mi padre, un joven muy apuesto y no creo que su edad arrebase los 25 años de edad.

Casada por su obsesión || Libro #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora