41. Taehyung

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Me despedí de Jungkook cuando cerró la galería al mediodía y fui hasta la casa de los Jeon dando un paseo. Cuando sentí el impulso de buscar en mi mochila los auriculares, me paré para poner música.

En medio de la acera, me salté varias canciones hasta llegar a ese grupo que había escuchado menos durante los últimos años.

Le di al botón y empezaron a sonar los primeros acordes de Hey Jude.

Y retomé el paso al ritmo de la canción.

Hye me recibió dándome un abrazo de esos que casi te dejan sin respiración y Taeyang se limitó a darme unas palmaditas en la espalda mientras me acompañaba hasta el salón. La mesa ya estaba puesta y llena de comida.

-Te has pasado, esto es demasiado.

-Sé que te encanta el asado. Siéntate, cielo, antes de que se enfríe - me animó al tiempo que ellos se acomodaban también-. Y de postre he preparado tarta de queso.

-Gracias. -Intenté no emocionarme.

-Estás precioso, ¡qué largo tienes el pelo! -Hye me sirvió un poco de agua antes de coger los cubiertos para empezar a cortar la carne-. Vamos, nos lo tienes que contar todo sobre esa exposición, ¿verdad, Taeyang?

-Claro -él sonrió afable-. Sabíamos que lo lograrías.

-Bueno, lo cierto es que es gracias a Jungkook.

No sé por qué necesité aclararlo; quizá no fue lo más adecuado, porque advertí que Hye tuvo que beber un sorbo de agua para tragar el bocado que acababa de llevarse a la boca.

Pero, al fin y al cabo, era cierto. Pese a todo, aquello era obra de Jungkook, como tantas otras cosas. Y todos sus errores no suprimían lo demás.

Hye me miró un poco nerviosa. En cambio, su marido sonrió con orgullo.

-Mi hijo es muy intuitivo, se mueve bien en el negocio.

-Ya me lo imagino. Parece que le gusta.

-Esperemos que dure. -Hye soltó un suspiro y vi que retorcía entre los dedos la servilleta de papel-. En cuanto a lo que ocurrió con él, nosotros...

-Lo que mi mujer pretende decir es que no es asunto nuestro -intentó interrumpirla Taeyang, pero ella le dirigió una mirada airada antes de seguir.

-En realidad, sí que nos interesa. Quiero decir, sé que Jungkook puede ser complicado, y lo que hizo estuvo mal. Pero no es un mal chico, tú lo sabes. No nos gustaría que te alejaras de nuevo, Taehyung, estos años han sido difíciles para todos.

-¿Lo que hizo? -pregunté con un nudo en la garganta.

-Ya sabes. Eras un niño.

-Pero él no hizo nada malo.

-Acababas de pasar por mucho.

Parpadeé dolido. Fue raro. Sentí una ligera opresión en el pecho. Para mí, lo único que Jungkook había hecho mal fue ser un cobarde, no enfrentarse a los demás ni tampoco a sí mismo, fallarse a sí mismo y fallarme a mí. Y eso era lo que no le perdonaba. Sin embargo, ante ese comentario de su madre entendí un poco su carga. No es que lo justificara, tan solo comprendí que pudiera tener miedo, lo difícil que fue todo...

Y quise liberarlo de eso, al menos con su familia. Dejé los cubiertos a un lado y suspiré hondo.

-Ya sé que no hemos hablado de esto antes, supongo que porque fue más fácil ignorarlo y seguir adelante como si nada -dije mientras Hye me miraba con atención, un poco cohibida y expectante-. Pero lo cierto es que no me enamoré de Jungkook durante esos meses que vivimos juntos, sino mucho antes. Yo siempre lo quise. Y deseaba estar con él. Lo que ocurrió entre nosotros no fue nada malo, al contrario.

-Taehyung, no es necesario que sigas -Taeyang extendió una mano por encima de la mesa para apretar la mía.

Pero yo quería continuar, porque necesitaba aclarar las cosas y porque el silencio de Hye me estaba matando.

Parpadeé para contener las lágrimas.

-Si hoy estoy aquí es gracias a él. Porque yo no quería pintar. No quería hablar. No quería vivir. Y Jungkook... me despertó. Y de algún modo, pese a todo lo malo, me regaló el futuro que tengo ahora.

Hye se levantó con los ojos brillantes y salió del comedor. El silencio se apoderó de todo durante un minuto largo que se me antojó eterno, antes de que los brazos de Taeyang me rodearan con cariño en un abrazo paternal.

-No se lo tengas en cuenta, ella pensaba que debía protegerte. Quizá porque por aquel entonces tú parecías muy niño y muy frágil, mientras que él...

-A veces los fuertes se escudan en esa apariencia para no mostrar todos sus miedos y debilidades.

Él asintió, entendiendo lo que quería decir.

Porque Jungkook no era tan fuerte como todos pensaban, ni yo tan delicado. Pero las primeras capas engañan.

-Iré a hablar con ella.

-No, yo lo haré.

-¿Estás seguro?

Asentí y le sonreí antes de ir a la cocina.

Hye estaba cortando el pastel de queso que acababa de sacar de la nevera en porciones pequeñas y triangulares. Me enternecí al recordar que, siempre que se ponía nerviosa, necesitaba mantener las manos ocupadas.

Me acerqué a ella por detrás sin hacer ruido y la abracé. Hye se quedó quieta, pero noté con cada movimiento los sollozos que se le escapaban. Cuando se dio la vuelta y me miró con los ojos aún húmedos, olvidé por qué me había molestado tanto con ella, porque eso es lo que ocurre con la familia, que cuando quieres recordar qué te había hecho enojar, pierde importancia.

-Perdóname -susurró-. Es que sentía que era mi obligación protegerte, que era lo que Hana me hubiera pedido y, cuando todo eso pasó..., fue como si le hubiera fallado. Ya me dolió no poder hacerme cargo de ti cuando Namjoon tuvo que irse a ese trabajo, no tener espacio en casa, y todo se complicó...

Sonreí y negué con la cabeza.

-Te preocupas demasiado.

-Demasiado poco -bromeó.

-Ya no soy un niño, Hye.

-Supongo que no. -Suspiró hondo y me miró-. De modo que siempre te gustó Jungkook. ¿Cómo es posible que no me diera cuenta de algo así?

Me sonrojé y me encogí de hombros.

-Mamá sí lo sabía.

-¿Hana? ¿Y nunca te dijo nada en contra?

-No creo que le preocupara... -Clavé la vista en los azulejos de la cocina mientras Hye me frotaba los hombros con cariño-. Además, ya pasó, ya no importa.

 Además, ya pasó, ya no importa

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I Want To Hold Your Hand² ✿KookTae✿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora