39. Taehyung

332 38 5
                                    

Saqué algunas prendas de ropa de la maleta y las colgué en el armario para que no se arrugaran. Luego recordé que estaba de nuevo en Yangyang y que allí no importaba mucho eso de llevar la ropa planchada o no.

No había dormido muy bien esa semana, así que estaba cansado, pero ignoré esa sensación cuando salí del hostal.

Mientras caminaba por esas calles que conocía tan bien, llamé a Bogum para avisarle que ya había llegado.

Después me dediqué a pasear sin rumbo.

Había pasado mucho tiempo desde la última vez que me había tomado un momento para mí, para andar sin tener que llegar a ningún lugar concreto, tan solo disfrutando del camino, de los escaparates de las tiendas, del cielo azul de aquel día de verano o del aroma suave y agradable que escapaba de las cafeterías que dejaba atrás. Fue como si mi vida se pusiera en pausa. Y aunque pensé que no ocurriría, me sentí en casa de nuevo.

Porque había crecido en aquel lugar y, paseando por sus calles, no podía dejar de recordar que allí fue donde empecé a pintar, donde pasé tantas tardes junto a Jimin y los compañeros del instituto, donde tuve una infancia feliz con mis padres, donde me despedí entre lágrimas de Namjoon cuando él se marchó a la universidad y por fin me dio permiso para usar su habitación mientras no estuviera en casa, donde me enamoré, donde me rompí, donde llegué a ser la persona que era en ese mismo momento.

Cuando llegué hasta el paseo de la playa, me quedé un rato contemplando el mar y a los surfistas que se alzaban entre las olas. Se me encogió el estómago al recordar que hacía tres años que no me ponía en pie encima de una tabla. Lo había echado de menos durante meses, al levantarme al amanecer y pensar que Jungkook estaría acompañando la salida del sol en nuestro trozo de mar. Y ahora la sensación parecía tan lejana que ni siquiera estaba seguro de querer volver a surfear.

Terminé sentándome en la terraza de una cafetería y pedí un café con leche y caramelo mientras disfrutaba de la brisa del paseo. Y no sé por qué pero cuando llevaba allí un rato y el café ya estaba casi frío, cogí el teléfono y busqué el número de Namjoon.

-¿Cómo va eso, TaeTae? ¿Ya has llegado a Yangyang?

-Sí, estoy aquí...

-¿Te encuentras bien, Taehyung?

-Es solo que he salido a dar un paseo y... no paro de recordar cosas...-parpadeé al notar las lágrimas que parecían retarme para salir. No sé por qué estaba derrumbándome así, sin ninguna razón, pero sentía una mezcla de nostalgia, tristeza y alegría a la vez, todo revuelto de forma caótica-. Me siento raro, pero también en casa.

-Taehyung, mierda, lamento no poder estar ahí...

-No dejo de pensar en nuestros padres. En la suerte que tuvimos, ¿sabes? - Me limpié una lágrima con el dorso de la mano y crucé las piernas bajo la mesa de la cafetería-. Porque fueron los mejores del mundo y te juro que sigo echándolos de menos cada minuto de cada día. Ni siquiera estoy seguro de que esa sensación vaya a desaparecer jamás y, ahora, al venir aquí, mientras daba un paseo..., era como si una parte ridícula de mí creyera que, al girar cualquier esquina, me los encontraría haciendo la compra o riendo mientras papá le susurraba alguna broma al oído a mamá, ¿recuerdas eso?, ¿que solían decirse cosas a escondidas?

- -Namjoon tardó unos segundos en responder.

-Yo siempre quería saber qué se decían.

-Seguro que eran cosas no aptas para ti. -Se echó a reír y luego dejó escapar un suspiro que sonó casi como un quejido ahogado-. Yo también los echo de menos, TaeTae. Y siento no haber podido estar ahí contigo estos días, he intentado agarrar vacaciones, pero...

I Want To Hold Your Hand² ✿KookTae✿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora