102. Taehyung

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Scarlett sacó un traje del armario y me lo tendió.

—Este te servirá, aunque hubiera sido mucho más fácil haber ido de compras. Eres demasiado testarudo; como dirían los franceses, têtu. Ahora ya sabes lo que significa si alguien te lo comenta —dijo resuelta—. ¿Tienes zapatos?

Asentí con la cabeza y Scarlett dejó escapar un suspiro cansado. Nos había invitado el fin de semana siguiente a una fiesta que se celebraría en el mismo hotel en el que se hospedaba, pero mi primer impulso había sido rechazar la oferta porque, en primer lugar, sabía que Jungkook lo odiaría y, en segundo lugar, no tenía nada que ponerme.

Cuando ella me preguntó qué razones tenía para excusarme, lo único que se me ocurrió fue eso último.

Había insistido para que fuéramos de compras juntos, pero me había negado.

Escabullirme de su firme voluntad para dejarme un traje de su esposo fue misión imposible.

Scarlett era tan convincente y persuasiva cuando se proponía algo que no tenía ni idea de cómo su marido conseguía mantener algún tipo de independencia a su lado.

Contemplé la inmensa suite en la que nos encontrábamos. Tenía su propio salón, dos aseos y un vestidor. Más que una habitación de hotel era un pequeño apartamento. Ella me señaló el sofá con la cabeza para que me sentara.

—Pediré café —dijo antes de llamar al servicio de habitaciones. Cuando volvió a sentarse, fijó sus ojos en mí—. ¿Has estado pensando en mi propuesta?

—Sí, sigo en ello —contesté nervioso.

—Si lo que te preocupa es ese representante tuyo, Jungkook, recuerda que tan solo es un mero intermediario y que, en realidad, firmaste un contrato con Yeong y no con él. A menudo pueden confundirse los papeles, pero lo único que importa es el trabajo que realizas para tu galería y tienes la suerte de que Yeong no posea solo una.

—Él no es el problema —repliqué.

No me gustó que lo implicara en mi decisión. No quería que nada de eso salpicara a Jungkook.

Scarlett se levantó para atender al camarero y abrir la puerta cuando llamaron del servicio de habitaciones y trajeron el café, que sirvieron en sendas tazas. Una vez se marcharon, retomó la conversación.

—No creas que meto en mi habitación a cualquier chico joven que empieza a despuntar. Si estás aquí es porque de verdad veo algo más en ti, algo grande. Pero antes de encauzarse en ciertos caminos, uno debe estar dispuesto a cumplir algunas normas.

—¿Y qué es exactamente lo que debería hacer?

—Espera aquí. —Fue hasta el escritorio y sacó de un cajón una carpeta gruesa y oscura que dejó sobre la mesa. Le dio un sorbo a su café, tranquila y serena como siempre, y luego la abrió—. Esto es lo que ahora mismo pide el mercado.

Eran fotografías de cuadros. Casi todos de trazos gruesos, sin muchos contrastes ni detalles. Me recordaron a aquel que Scarlett me había enseñado orgullosa cuando la conocí en la inauguración. Por suerte ese día no le dije lo que realmente pensaba del cuadro: que le faltaba alma y emoción.

Aparté ese recuerdo cuando caí en la cuenta de que alguna vez había hecho algo parecido, sobre todo cuando solo me dejaba llevar por colores y buscaba un desahogo rápido. Pensé que no podría ser tan difícil repetir algo que ya conocía.

—Quizá…, quizá podría hacerlo.

—Quizá, no. Estoy segura de que puedes. Si pensara lo contrario, Taehyung, tengo a muchos otros artistas esperando una oportunidad así. Pero quiero que seas tú.

I Want To Hold Your Hand² ✿KookTae✿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora