105. Jungkook

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La verdad es que estaba precioso con ese traje que se ajustaba a su cuerpo, aunque mi único pensamiento se resumía en arrancárselo, algo complicado teniendo en cuenta que estábamos entre docenas de personas que charlaban y reían a nuestro alrededor. Me dediqué a comer y a beber para intentar que la fiesta fuera más soportable, pero resultaba complicado. En primer lugar, porque no dejaba de pensar en lo genial que sería que Taehyung y yo estuviéramos en casa, en nuestra casa de verdad, tumbados en la terraza y mirando las estrellas; pensando quizá en asistir a alguna feria sencilla de arte el siguiente fin de semana o preparando algo para la galería de la ciudad. Y en segundo lugar, porque me di cuenta de que quizá el que había estado equivocado todo aquel tiempo era yo. Quizá Taehyung quería eso. Quizá deseaba noches así, entre desconocidos de sonrisas falsas.

Lo miré. Parecía cómodo en su propia piel. O eso habría dicho si no lo conociera del todo y no pudiera percibir la rigidez de su espalda, la tensión que parecía cargar sobre los hombros y ese nerviosismo que se apoderaba de él en cuanto saludaba a Scarlett, como si su apabullante presencia lo hiciera sentir inferior o lo deslumbrara.

Me quedé algo rezagado mientras ellos charlaban.

Di una vuelta sobre mí mismo contemplando a todo el mundo envuelto en sus mejores galas, como si fueran regalos de Navidad.

Era humo, todo dentro de aquella fiesta daba la sensación de estar hecho de cartón piedra y la autenticidad brillaba por su ausencia. Ni siquiera me parecía real, porque cada vez que miraba a aquellas personas tan solo veía cáscaras vacías. Y no quería que Taehyung estuviera entre ellas. Había excepciones, sí, como en cualquier sitio, pero el ambiente enrarecido me ahogaba, las apariencias, las conversaciones triviales.

Me había pasado media hora escuchando a un grupo de invitados hablando sobre si el color malva volvía a estar de moda y sentía que la cabeza terminaría por estallarme.

Cogí una copa y salí de la sala. Los murmullos quedaron atrás cuando me alejé y empecé a subir las escaleras del hotel hasta llegar a la última planta.

Llegué a la azotea.

Corría un viento fresco, pero agradable.

Respiré hondo. Me encendí un cigarrillo sin prisas, contemplando la vida que vibraba allí abajo mientras estaba en una fiesta en la que no conseguía encontrarme. Me asustó pensar que el problema fuera ese, que buscáramos cosas distintas, después de lo mucho que nos había costado volver a caminar juntos…

Lo sentí a mi espalda. Giré la cabeza.

—¿Qué haces aquí? —Di una calada.

—He visto cómo te marchabas.

—Así que no podías apartar los ojos de mí —bromeé alzando una ceja mientras él apoyaba los brazos en el pretil—. La próxima vez dímelo y no me separaré de ti.

Sonrió tímidamente, pero ni mi intento por romper el hielo pudo enmascarar la neblina que flotaba sobre aquella noche.

Teníamos París a nuestros pies y yo me sentía justo al revés, como si estuviéramos a los pies de esa ciudad, recorriendo callejones sin salida.

—Odio verte así. Ojalá todo fuera más fácil.

—Es fácil. Y estoy bien —mentí—. Ven aquí.

Lo abracé por detrás y apoyé la barbilla en su cuello mientras él suspiraba.

—Me siento más perdido que nunca justo en el momento en el que debería haberme encontrado. A veces desearía no haber venido nunca a París.

—No digas eso. ¿Y qué pasa con todo lo bueno? —Subí la mano por su cintura—. Entre mis prioridades cuando cojamos un avión y regresemos a casa está la de encerrarnos en la habitación durante varios días. Podremos salir un par de veces si hay buenas olas o nos quedamos sin comida, pero nada más. El resto del tiempo solo seremos tú, yo y mi cama. Nuestra cama —añadí, porque me sonaba mejor.

Lo vi sonreír y le mordí la mejilla con suavidad mientras bajaba más la mano hasta colarla entre su pantalón. Pensé que protestaría, pero tan solo se arqueó contra mí y yo le susurré que se relajara y me dejara jugar un poco, porque me parecía el mejor plan del mundo para ignorar que, apenas a unos pisos de distancia, se celebraba una fiesta en la que no quería estar. Y deseé que él pudiera sentir exactamente lo mismo.

 Y deseé que él pudiera sentir exactamente lo mismo

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I Want To Hold Your Hand² ✿KookTae✿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora