70. Jungkook

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Quería preguntarle por qué no se lo había pedido a Namjoon. O a Bogum. O a cualquier otra persona. Se habría ahorrado casi tres horas de autobús, y supongo que el mal trago de verme, porque a pesar de esa «amistad» nuestra, a ratos no estaba muy seguro de que pudiera soportar mirarme. Al menos, a esa conclusión había llegado después de entender que uno de los problemas para no ir a París era que yo lo acompañaría.

Pero estaba tan feliz de verlo que una parte de mí sabía que haría cualquier cosa que él quisiera. Porque el corazón se me aceleraba cada vez que lo tenía cerca. Porque me ponía duro mirarlo.

Porque tenía el rostro más bonito del mundo y quería besarlo por todas partes.

Porque estaba loco por él.

-¿Estás preparado? Ven aquí, Taehyung.

Habíamos rodeado la propiedad y teníamos las linternas apagadas, así que tan solo veíamos lo que la luna alcanzaba a iluminar.

Él pisó unos matorrales, lo cogí por la cintura y lo alcé con suavidad hasta que alcanzó el extremo del muro. Saltó y yo fui detrás. Extendí el brazo hacia él.

-Dame la mano -le pedí.

Sus dedos encontraron los míos en medio de la oscuridad e ignoré el escalofrío que me recorrió mientras tiraba de él avanzando hacia la casa entre los hierbajos que habían crecido demasiado.

Subimos al porche trasero y lo solté al llegar delante de la puerta. Cogí aire y crucé los dedos para que la puerta se pudiera abrir fácilmente.

-Te alumbro -dijo encendiendo la linterna.

Golpeé la madera con el hombro y el crujido rompió el silencio de la noche.

Cerré los ojos y golpeé más fuerte, esta vez se abrió con un chasquido.

-¿Estás listo? -pregunté, y él asintió.

Esa vez su mano me buscó por voluntad propia y, cuando traspasamos el umbral del que había sido su hogar durante tantos años, me apretó con fuerza.

Yo tragué saliva, porque los recuerdos se arremolinaban en cada rincón y en cada uno de los muebles que alguien había cubierto con sábanas.

-Cariño, si necesitas salir, solo dímelo.

-Estoy bien. -Sorbió por la nariz-. De verdad que estoy bien - repitió como si intentara convencerse-. Hay muchas cosas aquí, muchas...

El haz de su linterna iluminó el salón moviéndose conforme lo dejábamos atrás y nos acercábamos a las escaleras.

Los escalones crujieron bajo el peso de nuestros pasos, pero solo podía oír cómo me latía el corazón.

Dejé que Taehyung le echara un vistazo a su propia habitación y esperé paciente en el umbral.

Después nos dirigimos al estudio de Yong.

Yo no estaba preparado para todo lo que sentí al entrar allí. Para ver sus cuadros apoyados en las paredes, pinturas y un par de caballetes. Tragué saliva y me obligué a mantenerme sereno cuando oí el primer sollozo de Taehyung.

-No pasa nada -susurró en medio de la oscuridad-. Es solo... un momento de debilidad. Pero puedo hacer esto, Jungkook. Quiero hacerlo.

Comenzó a mover los cuadros y yo lo ayudé apartando algunos. Cuando me vi frente a uno de ellos, me quedé sin aire.

-Espera. -Lo cogí.

-¿Qué pasa?

Taehyung se acercó. Intenté quitar el polvo que cubría el lienzo y lo dejé encima de uno de los caballetes que seguían abiertos.

I Want To Hold Your Hand² ✿KookTae✿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora