27. Jungkook

369 42 2
                                    

Me senté en el taburete y le pasé una mano por el hombro a mi hermano, zarandeándolo un poco hasta que él empezó a protestar. Me reí mientras el mesero se acercaba.

-¿Dos de ron? -miré a Hoseok.

-Bueno, pero no muy fuerte.

-Solo tenemos una marca -respondió el chico.

-Pues entonces... -Hoseok frunció el ceño.

-Entonces, dos de esa -lo corté.

El mesero se marchó y Hoseok me dio un codazo.

-¡No decidas por mí! -se quejó enfurruñado.

-Son las consecuencias de llamarme para salir.

-Solo quería saber cómo estabas. -Cogió la bebida que acababan de servirnos, dio un trago e hizo una mueca-. ¡Es como beber fuego!

-Va, demuestra que eres hermano mío.

Hoseok sonrió antes de negar con la cabeza y chocar su vaso con el mío en un brindis improvisado. Después nos terminamos la copa mientras él me contaba las últimas fechorías de los gemelos o asuntos de dudoso interés, como el pestillo que había colocado en la puerta de su dormitorio para poder tener algún tipo de intimidad con Yuri sin interrupciones. Lo frené cuando empezó a relatarme su último encuentro.

-En serio, Hoseok, no es necesario dar detalles.

Durante los últimos años, mi hermano y yo habíamos limado asperezas y, casi sin darnos cuenta, nos habíamos convertido en dos amigos que podían quedar de vez en cuando a tomar algo o a pasar el rato.

Él seguía siendo demasiado correcto para mi gusto, un tanto impertinente y poco dado a hacer ninguna de las cosas que a mí me divertían, pero, en su defensa, aguantarme después de lo que ocurrió con Taehyung no había sido una tarea sencilla y fue el único que estuvo disponible de forma incondicional, incluso cuando mis padres me pegaron la bronca más grande de mi vida a la preocupante edad de treinta años.

Con mi padre había sido más fácil, pero en cuanto a mi madre..., bueno, no estaba seguro de que no siguiera guardándome aún un poco de rencor. Se pasó meses farfullando que «no se lo podía creer», llorando al cerciorarse de que, tras la muerte de Yong y Hana, nuestra familia se había quebrado todavía más, porque ya no habría más comidas familiares los domingos ni nada parecido. Irónicamente, la situación fue el detonante que provocó que mis padres hicieran las maletas unos meses más tarde y emprendieran su primer viaje.

Ese había sido el más corto, casi como algo experimental. Y lo siguieron muchos más, cada vez más largos. Se habían convertido en dos viajeros por el mundo.

-Sírvenos otra ronda -le dije al mesero alzando la copa.

-¿No podemos compartir una? -Hoseok me miró, y creo que mi expresión fue suficiente para que suspirara resignado.

-¿Tú sabes dónde están ahora nuestros padres? -pregunté.

-Creo que en Panamá. ¿No te han llamado?

-No. -Di un trago largo.

-Eso es porque mamá se queja de que, cuando lo hace, siempre tienes el teléfono apagado. ¿Tanto te cuesta mantenerlo cargado?

-En mi idioma, que te pongas en modo «hermano mayor» significa que aún no has bebido lo suficiente. Y para tu información, hace días que lo tengo encendido -añadí mientras me sacaba el teléfono celular del bolsillo del pantalón-. ¿Lo ves? ¡Magia!

-Vaya, todo un logro para ti. ¿A qué se debe?

-Quiero estar comunicado -me encogí de hombros.

No aclaré que, desde el día que le había escrito a Taehyung mi número en esa servilleta de la cafetería, me había convertido en una de esas personas que no se separan de su teléfono. ¿Y para qué? Para nada, porque él no había llamado. Tampoco me había contestado al correo electrónico que le había mandado con el nuevo contrato.

I Want To Hold Your Hand² ✿KookTae✿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora