113. Jungkook

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Alejarlo de mí años atrás fue doloroso.

Alejarme de él ahora era una tortura.

No podía dejar de pensar que la situación guardaba ciertas similitudes, que quizá no estaba luchando lo suficiente, esforzándome lo necesario.

Pero entonces recordaba la desesperación de su voz, que me lo había rogado; por una vez, quería dejarlo elegir, confiar en él, darle espacio para que, si terminaba por caerse al suelo, aprendiera a levantarse solo, sin ayuda.

Aunque solo pensarlo me mataba por dentro.

Mantuve la vista fija en la ventanilla ovalada del avión durante horas, incapaz de dormir un poco o de dejar de pensar en él. Tan solo había llamado a Namjoon antes de salir de ese apartamento de París en el que habíamos vivido tantas cosas, porque necesitaba saber que él estaba de acuerdo con mi decisión y que no me había vuelto loco, pero, sobre todo, para que se encargara de cuidarlo a distancia y de llamarlo todos los días.

Cuando aterrizamos, me moví como un autómata por el aeropuerto de Gangwon hasta la cinta de equipajes. Esperé, ausente, tan centrado en el lío que tenía en la cabeza que no me hubiera importado que las maletas tardaran horas en salir.

Y entonces noté la palmada familiar en mi espalda.

Me volví. Mi padre estaba allí mirándome con su sonrisa eterna y complaciente. Algo se encogió en mi pecho al oír la voz de Hoseok a su lado, pero estaba tan sorprendido que apenas fui consciente de lo que decían, tan solo me dejé envolver por los brazos de mi padre y cerré los ojos respirando hondo, muy hondo…

Un pensamiento tonto me azotó. El recuerdo de cuando eres pequeño y cualquier cosa puede arreglarse con un abrazo de tu padre, cuando aún no has crecido lo suficiente y sigues viéndolo como a un héroe capaz de solucionar todo lo que se le ponga por delante casi sin pestañear. Qué fácil era la vida entonces. Tan sencilla…

Me separé de él. Miré a mi hermano mayor.

—¿Qué rayos están haciendo aquí?

—Vaya, yo que te había visto blandito al llegar.

—Vete a la mierda, Hoseok —dije, pero lo atraje hacia mí y le revolví el pelo—. Espera, creo que estoy viendo mis maletas. —Me acerqué a la cinta.

Tras salir del aeropuerto, me ayudaron a subir el equipaje al coche y les pedí si podían esperar un momento porque necesitaba fumarme un cigarrillo.

Así que allí estábamos los tres, bajo un cielo despejado que hacía tiempo que no veía.

—Entonces, Namjoon les avisó… —comenté.

—Tienes suerte, ese chico parece dispuesto a perdonarte y preocuparse por ti hagas lo que hagas. Si buscabas un amigo para siempre, lo encontraste en él —dijo mi padre.

—Aunque no olvides que nosotros también somos tus amigos —me recordó Hoseok y, por primera vez en semanas, no pude evitar sonreír.

Una sonrisa de verdad. Le pasé una mano por el hombro para atraerlo hacia mí mientras le daba la última calada al cigarrillo.

—Vámonos ya —dije abriendo la puerta del coche.

Hoseok pasó por mi lado.

—Oye, Jungkook, y si necesitas llorar…

—Una palabra más y estás muerto.

Subí en el asiento de atrás y vi cómo mi padre reprimía una sonrisa antes de colocarse bien las gafas sobre el puente de la nariz. Al principio intentaron sacar temas de conversación, hasta que se dieron cuenta de que tenía que hacer un esfuerzo cada vez que me preguntaban algo y me dejaron tranquilo, quizá porque me conocían demasiado bien como para saber que necesitaba mi tiempo para masticar lo ocurrido.

Contemplé el paisaje conforme nos alejábamos de la ciudad y la vegetación lo cubría todo. Pensé que por fin volvía a casa.

Solo que ya no estaba muy seguro de poder llamarla así si Taehyung no estaba allí.

Solo que ya no estaba muy seguro de poder llamarla así si Taehyung no estaba allí

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I Want To Hold Your Hand² ✿KookTae✿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora