111. Taehyung

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Llevaba puesta la camiseta suelta del pijama y la ropa interior cuando Jungkook entró sin llamar. Casi me resultó raro verlo allí, porque desde aquella primera noche que me escapé en medio de la madrugada para dormir con él no había vuelto a hacerlo en esa habitación.

—¿Qué quieres ahora? —logré decir.

—No hemos terminado, Taehyung.

—He dicho todo lo que tenía que decir…

—Y una mierda. No lo has dicho. No lo has hecho. —Dio un paso hacia mí, me cogió de las mejillas y me besó.

Yo cerré los ojos, envuelto en el torbellino de su olor y del sabor adictivo de sus labios.

Tiró de mi ropa interior con brusquedad y me la bajó por los muslos con rudeza antes de subirme a la cama.

—¿Por qué no lo haces?

—¿El qué? —lo miré y percibí su ceño fruncido, la rigidez de sus dedos cada vez que me acariciaba, la frustración que se leía en su rostro—. Jungkook…

—Dilo. Di que no me vas a perdonar nunca.

Lo sentí hundirse dentro de mí, nuestras caderas acoplándose, y parpadeé al notar las pestañas húmedas. Me embistió con fuerza.

—Lo entiendo, ¿de acuerdo? Ya te entiendo. Querías vengarte. Querías hacerme lo mismo que te hice a ti, porque te alejé de mí cuando todo parecía estar bien, porque quise que te marcharas…

Ningún dolor se acercaba al que sentí en ese momento. Ninguno. Porque nada se parecía a que Jungkook me follara con rabia, con decepción, con la amargura que dejan los besos que saben a despedidas y los errores que arrastrábamos.

Lo abracé mientras seguía empujando dentro de mí. Lo abracé muy fuerte, como si mis brazos rodeándolo pudieran hacerle entender lo equivocado que estaba.

—Jamás me vengaría de ti —le susurré—. Nunca, Jungkook.

Paró aún jadeante. Tenía los ojos vidriosos.

Lo sujeté de la nuca y le di un beso dulce mientras oía su corazón latir agitado contra la otra mano que apoyaba en su pecho desnudo.

—Mierda, cariño, mierda…

—Esto se trata de mí, Jungkook. Te perdoné hace mucho tiempo, porque por más que me dijera a mí mismo que pretender separar partes de ti, aceptar unas y seguir enojado con otras, no era cierto —sonreí entre lágrimas, sintiéndome tan transparente de nuevo delante de él—. Podría decirte que volví a enamorarme de ti, pero creo que estaría mintiéndome a mí mismo y que solo es lo que me gustaría creer, pero si me paro a pensarlo…, no estoy seguro de que alguna vez dejara de estarlo, Jungkook. Siento como si esos tres años hubieran sido tan solo un paréntesis. Porque seguías estando en la siguiente línea y en la siguiente y en la siguiente…, siempre. No sé lo que es estar solo, ¿puedes entenderlo? No sé lo que es, ni estoy seguro de conseguirlo, pero me da miedo ser incapaz de comprobarlo porque entonces viviré eternamente con esa duda. No quiero vengarme de ti. No quiero hacerte daño. No quiero nada de todo eso.

Nunca lo había visto tan niño y tan indefenso como cuando comprendió al fin que no podía darme lo que quería.

Rodamos en la cama y entonces fui yo el que estuvo encima, buscándolo, encontrándolo. Jungkook me contemplaba con tanta intensidad mientras me movía sobre él que el aire se me atascaba en la garganta y las manos que tenía apoyadas sobre su pecho me temblaban.

Hicimos el amor mirándonos fijamente y diciéndonos tanto entre cada roce y cada respiración que los besos que nos robamos después fueron alivio, cuando no quedó nada más que añadir y el vacío resultó casi liberador.

Lo abracé al terminar. Me quedé tumbado sobre él oyendo el latir atropellado de su corazón y conteniendo las lágrimas. Su voz ronca me acarició.

—Te quiero más que a nada.

—Yo también a ti —susurré.

—Mil submarinos amarillos.

—Millones de submarinos.

—Millones de submarinos

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I Want To Hold Your Hand² ✿KookTae✿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora