114. Taehyung

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Junio (París - Corea del Sur)

La primera noche que pasé solo en aquel apartamento vacío estuve a punto de abrir la maleta, meter dentro todas mis cosas y coger el siguiente avión que saliera. Seguir a Jungkook. Decirle que me había equivocado, que nada de aquello tenía sentido. Pero no lo hice. Me limité a quedarme toda la noche despierto hasta que terminé metiéndome en su cama casi al amanecer porque las sábanas seguían oliendo a él. Siempre asociaba su aroma al mar y al rastro de sal que dejaba en la piel, al sol y a la luz bonita del verano.

Hice aquello durante una semana: intentar trabajar durante el día, encerrado entre las paredes de ese estudio que a veces parecía que se me caía encima, para luego pasarme las noches pensando en él, en las últimas horas que habíamos estado juntos, queriéndonos, haciendo un esfuerzo por entendernos entre tantas dudas y silencios.

Después de esos primeros días en los que volví a convertirme en el chico emocional y vulnerable que no quería ser, tomé una decisión y, una noche, al bajar del estudio, quité las sábanas de su cama antes de ceder a la tentación de tumbarme sobre ellas. Las metí en la lavadora. Me senté delante del electrodoméstico con las piernas cruzadas, en el suelo, contemplando el último rastro de él dando vueltas y más vueltas, hasta que cesó. Paró. Al abrir la puerta, el olor a suavizante me golpeó en la nariz y fue en parte alivio y en parte ganas de llorar, porque no podía ser sano echarlo tanto de menos…

Poco a poco empecé a centrarme más en el trabajo. Tener a Scarlett detrás, interesándose por cada paso que daba, me sirvió para obligarme a levantarme cada mañana temprano. Hice algunas cosas que me pidió, dos cuadros similares a los anteriores. También acabé algo más, algo mío, pero no se lo enseñé porque me asaltó el presentimiento de que no le gustaría.

Namjoon me llamaba cada tarde.

Solíamos hablar de cosas sin demasiada importancia, de su vida, del trabajo, de las noticias del día o de tonterías nuestras, aunque en el fondo me moría por preguntarle si Jungkook estaba bien.

Cuéntame qué has hecho hoy —me pidió.

Le quité el envoltorio a una piruleta y suspiré.

—He estado comiendo con algunos compañeros de la galería después de pasar la mañana allí para hablar de la exposición que se celebra este fin de semana; ya sabes, organizarlo todo, pulir los últimos detalles.

¿Estás contento, entonces?

Odiaba que me hiciera ese tipo de preguntas; me obligaba a pensar y yo no quería darle vueltas a las cosas, porque cuando lo hacía no encontraba las respuestas que creía estar buscando y eso me frustraba aún más.

—Supongo que sí —contesté.

¿Hay algo más que te preocupe?

Lamí la piruleta distraído.

—Me han comentado que quizá debería apuntarme a clases de francés.

Vaya, eso suena como algo serio. ¿Qué piensas hacer?

—Aún no lo he decidido.

Tampoco te veo saltando de alegría.

—Ya. —Mordí la piruleta hasta romperla.

¿Qué tal lo de cocinar solo? —preguntó, porque cuando vivía en la residencia, comía en el comedor del centro y no tenía que preocuparme por eso.

—Fatal. Moriré de hambre cualquier día de estos.

Bromeas, ¿verdad? —se preocupó.

—¡Pues claro que sí! Estoy bien, tonto.

De acuerdo. Hablamos mañana. Cuídate.

—Tú también, Namjoon.

Colgué y me quedé sentado en el sofá sin moverme hasta que anocheció.

Puede que nunca hubiera sido tan consciente de lo solo que estaba. Miré el teléfono y pensé que casi resultaba irónico que hubiera apartado de mi vida a la única persona con la que tenía la confianza suficiente como para compartir un sentimiento así de íntimo.

Solté el celular en la mesa auxiliar, me dejé caer sobre los cojines y clavé la mirada en el techo antes de cerrar los ojos y respirar hondo.

Solté el celular en la mesa auxiliar, me dejé caer sobre los cojines y clavé la mirada en el techo antes de cerrar los ojos y respirar hondo

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I Want To Hold Your Hand² ✿KookTae✿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora