-14-

166 22 2
                                    

Por más que pensar en Adora la hubiera hecho feliz y la hubiera dejado dormir tranquila por unas cuantas horas, Catra no pudo evitar que una fuerte migraña la despertara a las 6 de la mañana, no recordaba dónde tenía sus pastillas y no quería despertar a Scorpia tan temprano.

Sabía que su mejor amiga siempre guardaba un pequeño frasco por si ella perdía las suyas, incluso Entrapta cargaba unas en su bolsa para cualquier tipo de emergencia.

Catra decidió que era mejor salir a respirar un poco, la mañana estaba fría, eso ayudaría a calmar el dolor.

Se puso un hoodie negro, acomodó un poco su cabello y se dirigió a la entrada.
Al salir pudo ver el cielo despejado, aún estaba un poco oscuro, el viento frío sopló contra su rostro y por unos minutos se sintió mejor, lo único que realmente podría mejorarlo todo sería ver a la semidiosa, pensó mientras se acomodaba en la orilla del pórtico.

El sonido de una puerta la sacó de sus pensamientos,
-Vaya suerte la mía- dijo en un susurro para si misma al ver como Adora se acomodaba los audífonos y se estiraba torpemente para empezar a trotar.
Catra tenía muy buen oido, y con el silencio de la mañana pudo notar que la música aún no sonaba

-Hey Adora- dijo en un tono lo suficientemente alto para que la rubia la escuchara.

No hubo reacción

-¿Pero qué caraj...?- Catra seguía con la mirada a Adora que ni siquiera había volteado a verla

ADORA! - gritó, ni siquiera se dio cuenta que se había bajado del pórtico y estaba solo a unos pasos de la rubia que terminaba sus estiramientos y se preparaba para correr, estaba a casi nada de tocar el hombro de Adora cuando esta empezó a correr tan rápido cómo pudo.

-¿¡Es en serio!?- gritó una última vez.

Nada.

Podía sentir como su enojo se apoderaba de ella. ¿La estaba evitando? Pero si no había hecho nada malo. El dolor de cabeza se intensificó. Maldición, esto no era como lo había planeado.

Regresó al pórtico, ahora despertar a Scorpia no parecía tan mala idea, entro a la casa cerrando fuertemente la puerta.

Era demasiado temprano, incluso para Scorpia, prefirió bajar a su habitación y tratar de recordar dónde había puesto sus pastillas, ya había pasado media hora buscándolas y no estaban en ningún lado. Sabía que debía dejar de pensar y de esforzarse de más o la migraña se pondría más fuerte, se tiro en su cama aunque sabía muy bien que no iba a poder volver a dormir, este sería un día muy largo y ahora realmente dudaba si quería ver a la rubia.

Llevó sus manos a sus ojos, aún estaba enojada, odiaba que la ignoraran, repasó en su mente una y otra vez todo lo que había dicho el día anterior, se había comportado mejor que en otras ocasiones, incluso habían coqueteado (o eso creía) y hoy la había tratado como un completo fantasma. Debía demostrarle que estaba enojada, ver si la rubia se interesaba o la dejaba a un lado.

Decidió volver a salir, revisó la hora, ya había pasado bastante tiempo y calculó que la rubia aún no había regresado (o por lo menos no la había escuchado, sí, su audición era así de buena)

Al salir pudo notar que el ambiente había cambiado un poco, todo empezaba a sentirse más cálido.

Ya no se sentía enojada, ahora estaba triste, triste de pensar que Adora solo estaba jugando con ella, que quizás solo quería conseguir algo de ella y dejarla tirada como siempre hacían los demás.

Por eso no tenía muchos amigos, nunca se quedaban por mucho tiempo (a excepción de Scorpia y Entrapta por supuesto)

Desde pequeña se sintió dejada a un lado por los demás y no creía (o no quería aceptar) que Adora fuera a ser ese tipo de persona.

El sonido de unos pasos que se acercaban la sacaron de sus pensamientos.
Sus ojos bicolor se clavaron en la rubia que se acercaba, vio como se quitaba los audífonos con una mano mientras pasaba la otra por su frente quitándose el sudor por el ejercicio.

Era su oportunidad, sabía que la escucharía o en el peor de los casos la ignoraría en su cara.

Decidió hablar

-Hey Adora-

La mirada de la rubia fue de terror, ¿no te alegra verme eh? Ese pensamiento la puso aún más triste, notó como la rubia jadeaba por aire mientras trataba de no verla a la cara.

-No podía dormir- bajó la mirada -Salí a respirar un poco de aire fresco y te ví salir, grite tu nombre pero no me escuchaste...-
Sonó más dolida de lo que hubiera deseado pero quería saber si esto despertaba algún sentimiento en la rubia

-Yo emm, lo siento- Adora se miraba desconcertada
-¿Sucede algo?¿Necesitabas hablar?-
Sus miradas finalmente se cruzaron pero Adora la miraba de forma extraña, se miraba tensa y parecía que realmente quería decir algo más

Catra sintió como su migraña regresaba con más intensidad, si seguía con esto terminaría mucho más enojada de lo que ya estaba y al parecer la rubia no tenía la menor idea de lo que había hecho

-¿Sabes? No importa, lo que yo sienta no importa- Catra casi lo grito, su enojo se apoderaba de ella.

Vio que Adora se acercaba, una parte de ella quería entrar a la casa y cerrarle la puerta en la cara, la otra quería ver si por lo menos lograba justificarse.

En ese momento vio que la rubia estaba más pálida de lo normal. Esto no es bueno, Catra trato de acercarse lo más rápido que pudo, pero no logró evitar que Adora se desplomará frente a ella.

Como pudo, volteo su cuerpo para ver que no estuviera lastimada, unos rasguños en su cara nada de que preocuparse. Respiró aliviada, corrió de nuevo hacia la casa para llamar a sus amigas, ellas podrían ayudarla a entrar a la rubia.

Todo lo que eres Donde viven las historias. Descúbrelo ahora