Todo lo que eres

-11-

Casi nunca dormía bien pero ya estaba acostumbrada, su madre le dijo que era parte de las secuelas que dejó el golpe en su cabeza (es cierto, ya no dolía. Pero si se golpeaba las migrañas eran insoportables) pero hoy estaba cansada, su cuerpo dolía y cuando su cara tocó la almohada se quedó dormida al instante...

Vio sus manos, eran mucho más pequeñas, vio hacía arriba parecía que se había encogido, estaba en casa lo sabía por lo muebles, alguien la llamaba.

-¿Catra?-

¿Así es cómo suenan los ángeles? Era una voz tan dulce la que la llamaba, su corazón se había encendido al escuchar esa hermosa voz llamándola.

Al voltearse pudo ver el cabello dorado que se movía suavemente frente a ella, una mano tan pequeña como la de ella buscaba la suya aún sin voltear. ¿Por qué la pequeña frente a ella no volteaba a verla? ¿Se conocían?

Catra tomo la mano, la sensación era tan cálida que sintió mariposas en su estómago, esta pequeña frente a ella la dirigió suavemente ¿cómo sabía a donde ir? Catra se dio cuenta de que iban hacía arriba, a su habitación.

Todo estaba oscuro mientras cruzaban la puerta pudo notar que se veían las estrellas ¿era una de esas lámparas que tienen las estrellas y dan vueltas? No. Estas se veían mucho más reales, cómo estar flotando en el espacio, la pequeña frente a ella había dejado de caminar y había soltado su mano.

Catra sintió una opresión en su pecho ¿tristeza? El perder de vista a la pequeña la llenaba de miedo y tristeza, empezó a correr, pero no sabía hacía dónde se dirigía.
No podía gritar su nombre, no sabía quién era pero ¿por qué dolía tanto el que se hubiera alejado de ella?

Sintió que la arrastraban, ya no estaba flotando en el universo, algo la jalaba de los pies hacía lo profundo ¿qué era? Pudo escucharlo... era el mar. Algo la arrastraba para hundirla en el mar profundo y negro, intentó gritar pero sus gritos se sofocaban al hundirse más y más. No sabía nadar pero sentía que lo que sea que la jalaba no se iba a detener hasta llevarla a lo más profundo, el negro fondo desconocido...

Abrió los ojos, eran las 3:30 de la mañana. Podía sentir el sudor frío correr por su espalda y su frente. Sacudió su cabeza y respiró profundo, no quería tener un ataque de ansiedad, debía controlarse.

Decidió que era buena idea escribir el sueño, llevaba mucho tiempo sin soñar. Tomó una de sus libretas y escribió todo lo que recordaba.

Su cabeza dolía un poco, recordó que uno de tantos psicólogos con los que sus padres la habían mandado tenía un buen consejo para dormir: Pensar en algo que la había hecho feliz durante el día. Eso haría que la pesadilla se fuera de su mente y pudiera dormir o por lo menos sentirse más tranquila.

¿Algo feliz? Había pasado todo el día con sus padres, no era algo que consideraba feliz hizo una mueca de asco al pensar en las mismas historias de siempre de su padre.

Debía pensar en algo, lo que sea... El pensamiento llegó como un golpe "Adora"

La semidiosa que había empezado a hablarle.

La semidiosa de cabellos dorados

La semidiosa de ojos tan azules como el cielo,

Dios podía verlos por horas.

Catra no sabía realmente si lo merecía pero, algo debió haber hecho bien para que el destinó la cruzara con Adora ¿no?

Había disfrutado verla comer, su cara al sonrojarse, el verla sentada en la entrada de su casa esperándola, o incluso verla cansada por el ejercicio en la mañana.

Su piel tan suave y blanca, olía a vainilla, eso era un poco gracioso estaba segura de que también había sentido el olor a desodorante como de Old Spice ¿Qué esa no era una marca para hombres? No pudo evitar sonreír ante ese pensamiento, tal vez algún día podría preguntarle... tal vez algún día podría comprobarlo...

Se quedó dormida de nuevo con una sonrisa boba en su rostro.