"Maldita sea". Se apoya contra un poste para tomar un poco de aire y calmar su respiración. Frota sus ojos con mucha fuerza, haciéndose daño. "Maldita sea". Las lágrimas aún amenazan con caer y cada vez se siente menos dueño de sí mismo. Muerde su labio inferior hasta sentir el sabor metálico en su paladar. No le puede importar menos. Solo quiere desahogarse y hacer que todo vuelva a su lugar. Exhala un suspiro prolongado y su pecho se tranquiliza a medias, el dolor mengua, pero no del todo.
"¿Por qué?", la pregunta hace eco en su mente, lacerando su consciencia sin piedad. No tendría que ser así, no es parte del plan sentir que todo su cuerpo es un completo caos. Cierra los ojos y se concentra lo suficiente para diferenciar el aroma a lavanda que se sobrepone a la brisa marina del entorno. Sus músculos se relajan, sus pensamientos se diluyen en una visión borrosa.
- ¿Te encuentras bien? - abre los ojos y se encuentra con Toono, quien está de cuclillas frente a él.
- El calor me hizo sentir mareado.
- ¿Quieres que regresemos a la casa?
- No es necesario, idiota. Ya estoy mejor - se pone de pie y se despereza, tratando de despejarse. De cierta manera, es bueno que el castaño esté ahí, ya que su presencia le obliga a fingir.
- Entonces vamos con los demás, ya todos ingresaron al acuario - intenta tomarlo de la mano, pero el cobrizo se aleja al instante, dejándolo con una expresión desconcertada.
- No está bien - comenta, aunque no está muy seguro de lo que acaba de decir.
- ¿Por qué? ¿Hice algo malo?
- Se podría malinterpretar.
- Pero ya lo hemos hecho antes - parece muy confundido por el extraño comportamiento de su amigo.
- Sí, pero ahora es diferente - sus mejillas adquieren un tono rosa y agacha la mirada avergonzado - deja de hacer preguntas estúpidas y vamos de una vez - toma la delantera para ponerle fin a esa conversación.
¿Qué es diferente? No sabría decirlo. Solo está seguro de que algo acaba de cambiar y no quiere que Tamura vuelva a verlo con Toono. Esa misma revelación agita la ira de hace un momento, la intensidad con que se sacude en su pecho le infunde el valor para tomar cartas en el asunto. Necesita más que simples respuestas, quiere hechos concretos, no sabe cuáles, pero los quiere con excesiva desesperación. Ya está cansado de ir a la deriva, a punto de naufragar al más mínimo descuido.
No les toma mucho tiempo ubicar a su grupo, es casi imposible perder de vista a unos chicos tan escandalosos como ellos, sobre todo porque Yuri parece estar empeñado en tocar a los peces y Tamura ha optado por hacerle una llave con su brazo, bloqueando momentáneamente su respiración. Cuando su rostro adquiere un tono tan rosa como su cabello, decide dejarlo ir. Serán necesarios unos cuantos minutos hasta que su cerebro vuelva a oxigenarse, por lo que eso les asegura un breve lapso de tranquilidad.
Yaguchi se para al lado del ojiazul, se cruza de brazos y mantiene una expresión molesta, imposible de ignorar. Al principio, el mayor solo le lanza un par de miradas disimuladas, tratando de evaluar la situación. El aura del cobrizo se hace cada vez más densa y asfixiante, por lo que, poco a poco, se va sintiendo acorralado.
- ¿Te gusta? - pregunta amablemente, señalando a los peces que nadan bajo la luz azul que se proyecta sobre el agua.
- No.
- Entonces podemos ir a ver a los delfines, leí que harán una presentación de acrobacias.
- No quiero.
- ¿Las mantarrayas?
- No.
- ¿Tienes hambre otra vez?
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HERMOSA PESADILLA [YACCHAN ♡ TAMURA]
Fanfic- ¿Qué mierda quieres de mí? - el cobrizo lo mira, destilando el odio más profundo que hay en su ser. - Todo - su respuesta es simple y, sin embargo, está llena de muchas cosas que no es capaz de decir con palabras. Quiere acercarse, pero sabe que...