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Un día, dos días, cinco días... una semana... dos semanas.

Cuando entraba a G.U.N. iba directamente a la cocina y no salía de ahí hasta que el último de los cadetes terminara de comer. Limpiaba todo el lugar hasta que estuviera deslumbrante, cerraba la cafetería y se despedía de todos con amabilidad.

Las noches que compartían pronto pasaron de ser cálidas y animadas, sobre todo por la charla que Amy siempre hacia aun sin recibir una respuesta, a ser de lo más tranquilas y silenciosas de lo que hubiera recordado.

En la tercera noche en la que Rose se había reunido con él le pregunto la causa de su hermetismo pero la única respuesta que recibió de ella fue:

"...Estoy siendo egoísta..."

Y volvía a sumirse en silencio hasta que Omega llegaba y la escoltaba a su casa.

Por Rouge fue que se enteró que Amy ahora trabajaba en G.U.N. como asistente de uno de los generales, más específicamente su jefe directo. Pero no la veía en todo el día sino hasta la cena que era donde le entregaba su comida y en las reuniones silenciosas que ahora tenían. Ya ni siquiera llevaba dulces o alguna de las cosas que solía llevarle para que charlaran.

Una de las obligaciones de Rose como asistente era notificarle sus misiones pero parecía que ella lo evitaba y era Omega quien le decía de que trataría su trabajo.

Si antes Shadow era conocido por su eficacia y rapidez, ahora el mejor de todos pues los trabajos que tardarían dos o más días, eran realizados en cuestión de horas, máximo un día. Todo para tratar de hablar directamente con la fémina pero esta nunca lo recibía.

.

— ¿Qué es lo que quieres, Rouge? —Disparó tres veces seguidas a uno de los blancos colocados al final de la habitación.

—Más vale que me digas que sucedió con pinky. Y no me iré hasta obtener una respuesta, Shadow.

—Eso no es asunto tuyo. —Apuntó a otro blanco— No te metas.

—Y yo que creí que estabas madurando. —Suspiró decepcionada— Me has desilusionado.

—No es tu problema, Rouge. —Disparó una vez más, vaciando el cartucho de su arma.

—Ella se ve diferente y no en un buen sentido. —Se cruzó de brazos mientras se recargaba en la pared— Hace unos días estaba resplandeciente y ahora parece desolada.

—No sé de qué hables. —Retiro el cartucho vacío para colocar uno nuevo— Ella está bien.

—Si ibas a romperle el corazón... —Entrecerró los ojos—...al menos pudiste ser amable.

— ¿Te ha dicho algo? —Colocó el seguro del arma antes de voltear a ver a la albina.

—No suelo meterme en asuntos que no sean de mi interés, mucho menos si estas tu involucrado. —Lo señalo con el dedo— Pero ella está así desde su cita contigo.

Once Upon a TimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora