Capítulo 6

307 28 29
                                    


Otro cap, dos en un día milagro.

Este cap es un poco subido de tono, es +18. Sigo leyendo los comentarios así que comenten, si quieren nos los obligo.



Narra Daniel


Ni bien entramos en su casa Valentín me acorraló contra la puerta besándome, sus manos se aferraban a mi cintura como si dependiera de eso su vida, en cambio las mías viajaban hasta su nuca y comenzaban a dejar caricias por esta desviando su camina cada tanto hasta su pelo. Sin cortar el beso y la distancia, caminamos a pasos torpes hasta su habitación, no podíamos separarnos eran adictivos los labios del otro. Cerró con llave la puerta de su cuarto y nos guió hasta la cama mientras nos deshacíamos de nuestros abrigos, cada minuto que pasaba el aire se volvía más pesado.

-Dani- su voz estaba ronca.

Concentré mi mirada en él, pude sentir su mano en mi mejilla acariciándola, esto era mucho mejor que cualquier cosa que me hubiera imaginado antes. Lo empujé sobre la cama y me volví a sentar sobre sus piernas, pasé mis manos alrededor de su cuello quedándome a unos centímetros de su rostro disfrutando de las cosquillas que me provocaba su respiración chocando contra mis labios. Las manos de Valentín se metieron debajo de mi remera para acariciar mi piel desnuda, no pude evitar suspirar, su mano estaba fría. él no esperó ni un solo segundo, llevó sus labios a mi cuello comenzando a saborearlo, mi piel se erizaba a cada mordida y lamida que dejaba desde el borde de mi mandíbula hasta mi clavícula, sabía que iba a tener marcas al otro día. Estaba disfrutando lo que me estaba haciendo, pero quería verlo, quería ver su rostro. Llevé mis manos hasta su pecho y lo separé de mí, su mirada se había envuelto en lujuria y cada vez era más oscura. No me esperé su siguiente reacción, pensaba que iríamos más lento, pero el momento nos hizo dejarnos llevar por nuestro instinto. Levanté mis brazos cuando sus manos comenzaron a sacar mi remera, me encargué de hacer lo mismo después de que él la tiró al piso. Después de ver su torso desnudo, y morderme el labio para evitar que se me escapara un suspiro, me acerqué a él juntando nuevamente nuestros labios.

-Sos hermoso- dijo entre besos.

-Vos más- susurré.

Sus manos sujetaron mis caderas y me alentaron a moverme encima suyo, cerré los ojos sintiendo los labios de Valentín sobre mi piel lastimada por sus mordidas, tiré mi cabeza hacia atrás dándole más acceso y disfrutando de la sensación que me provocaba, no podía contener mis gemidos. Uno de sus brazos rodeó mi cintura para levantarnos de la cama para luego acostarme en ella, se puso entre mis piernas y me miró fijo a los ojos por unos segundos, ambos estábamos agitados. Comenzó a dejar un camino de besos desde mi mejilla hasta el borde de mi pantalón, lo desabrochó y retiró para después tirarlos junto a nuestras remeras.

-V-valen- sus ojos se clavaron en los míos y me sonrió.

-¿Querés hacerlo vos?- levantó su ceja animándome a que lo hiciera. Sin dejar de mirarlo desabroché su pantalón y bajé el cierre dejando que él se encargara del resto-. ¿Sabés?- posó su mano en mi mejilla-. Esto es nuevo para mí.

-Para mí también- le recordé en un tono suave y relajado. Asintió y se volvió a acercar a mí-. Sos el primero- le susurré.

-Y espero ser el único- su voz sonaba sincera y yo también quería que lo fuera.

Nos encontrábamos en un momento tierno, donde ambos nos besábamos con suavidad y delicadeza, quería atesorar este en un futuro como la primera vez que pasaba la noche con Valentín como algo más que amigos. Su mano derecha descendió por el costado de mi cuerpo hasta llegar al borde de mi bóxer para deshacerse de estos y seguido de los suyos. Podía sentir como saltaba mi corazón en mi pecho. ¿El suyo estaría igual que el mío? Pasé mis manos por su espalda dejando que mis uñas se arrastraran por esta sin lastimarlo, su piel se erizó por esta acción haciendo que se separara de mí. Pude ver que en sus ojos que comenzaba a ver la realidad, estaba cayendo en la cuenta de lo que estábamos por hacer, me senté junto a él cuando lo hizo.

Nuestra historia, solo nosotros la sabemos - WosaniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora